Locura en Foronda para recibir a un Alavés de Primera

Los cientos de aficionados que empezaron a llegar a la terminal a partir de la una y media de la noche se concentraron en el área de llegadas y cantaron durante los últimos minutos para sobrellevar la emoción del recibimiento. «¡Vamos vamos Glorioso, es una fuerte pasión, esta hinchada esta locaaaa, loca por verte ganar!...»; el himno, «Bravo equipo albiazul…» y el «Alavés, Alavés, Alavés te quiero!» fueron el sonido ambiente principal.

El vuelo llegó con el retraso pertinente de la prórroga y los festejos en el Ciutat de Valencia. Y con el sosiego propio de los que no miran el tiempo, borrachos de felicidad para disfrutar de las que eran unas de las horas más felices de la vida de mucha gente. Laguardia, ataviado con la camiseta roja de Sivera, era de los más entusiasmados. Miguel, Balboa, Sivera, Jason... se sacaban fotos a diestro y siniestro mientras Duarte se abrazaba con sus allegados. Siempre con la sonrisa en la cara. Le costaba más a Villalibre, el más aclamado. «Bu bu Búfalo, bu bu Búfalo», le cantaba la afición al subirse al autobús. Él de Gernika solo quería quitarse importnacia. «Todos. Todos hemos hecho historia».

Los jugadores, todavía con la equipación de juego y aspecto de solo haberse duchado en champan, portaban banderas de sus destinos de procedencia. Javi López de Canarias, Abde de Argelia, Abqar de Marruecos, Tenaglia de Argentina... a Miguel de la Fuente se le notaba el cansancio en los ojos. Llevaba gafas como de irse a dormir y la camiseta de Javi López. No estaba muy claro hacia dónde enfocar la fiesta hasta el amanecer. «Se ha hecho largo el viaje», decía Sivera con pinta de decir la verdad.

El último en subir al autocar fue Luis García. «Míster quédate», le pidió la afición mientras el técnico alzaba el puño. Los dueños de su futuro (tiene contrato tras ascender), la directiva, Josean Querejeta, Alfonso Fernández de Trocóniz y Sergio Fernández se quedaron en Valencia disfrutando de un pote en el hotel en el que se alojó el equipo. Era el momento del equipo y la afición.

La salida de Foronda aún se alargó un poco más. El conductor respetó los cánticos de los aficionados a los héroes del ascenso. Por una vez, eran los jugadores los que aporreaban el autobús y no los seguidores. Con Laguardia y Jason a la cabeza desde la parte trasera. Hubo caravana al salir. El aparcamiento del aeropuerto se llenó por completo y una fina niebla cayó sobre los coches. Había prisa por salir. La fiesta continuó y será eterna. Mañana llegará el recibimiento en la Virgen Blanca, a partir de las 19:45 horas.