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La plantilla albiazul fue jaleada nada más aterrizar en Foronda. Jesús Andrade

Ascenso del Alavés

Eufórica juerga albiazul: de la discoteca a la Virgen Blanca

En la gloria ·

El Alavés retoma en la Virgen Blanca la fiesta por el ascenso cuyo primer capítulo acabó en una discoteca al amanecer

Domingo, 18 de junio 2023

Las calles de Vitoria atesoran durante las últimas horas la explicación de por qué el fútbol es algo más que un deporte. Un fenómeno social ... que, desde que Asier Villalibre ascendiera al lugar más granado de la historia del Alavés en la frontera entre el sábado y el domingo, llena de sonrisas, griterío y algarabía cada rincón de la capital alavesa. Los teléfonos móviles guardan mensajes de emoción, felicitaciones y recuerdos que nadie olvidará hasta que muera. La juerga de sus vidas.

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La euforia empezó en el Ciutat de Valencia. En el césped y en el vestuario, la plantilla se bañaba en champán mientras la Virgen Blanca y la Kutxi reventaban de orgullo. Lo sabían los jugadores, que al poco de subir al autobús que les llevaría al aeropuerto de Manises pusieron un CD de la banda sonora de Mendizorroza. Luego ellos añadieron alguna. ¿Dónde está la trompeta?, le cantaban a Villalibre. El Búfalo de Gernika actuará esta tarde, a partir de las 19:45 horas, ante los más de 20.000 espectadores que se esperan en la celebración tradicional en la Plaza de la Virgen Blanca. El último episodio de una juerga que dio mucho de sí anteayer.

Laguardia apostaba por Jason como el premio Jack Grealish (Manchester City) al jugador que más entonado de la noche. Ya saben. Lo mínimo que se puede esperar de una velada –y madrugada– en la que se cena pizzas y cervezas en un autobús tras lograr un ascenso épico a Primera. Eran algo más de las cuatro y cuarto de la madrugada cuando Foronda estalló de júbilo. El Alavés pisaba tierras alavesas entre la algarabía y la hilera de móviles de los centenares de aficionados que les esperaban para recibirles en el aeropuerto. Primero con una lógica cautela ante el cordón de seguridad para luego fundirse todos juntos en un momento único.

Luis García optó por quedarse el último y en segundo plano. «Estoy agotado mentalmente», reconocía. Los jugadores y los aficionados lo disfrutaron por él. El vuelo llegó con el retraso pertinente de la prórroga y el sosiego propio de unos protagonistas que hubieran deseado detener el tiempo, borrachos de felicidad para disfrutar de las que eran unas de las horas más felices de la vida de mucha gente.

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«Bu bu Búfalo, Bu bu Búfalo»

Laguardia, ataviado con la camiseta roja de Sivera, era de los más entusiasmados. Miguel, Balboa, Jason... Siempre con la sonrisa en la cara. Le costaba más a Villalibre, el más aclamado. «Bu bu Búfalo, bu bu Búfalo», le cantaba la afición. Él de Gernika solo quería quitarse importancia. «Todos. Todos hemos hecho historia».

Los jugadores, todavía con la equipación y varias banderas nacionales y regionales, simulaban no tener claro dónde continuar la noche. «Se ha hecho largo el viaje», decía Sivera con pinta de decir la verdad. Pero el autobús que les esperaba en Foronda tenía un destino oculto, la Sala Mitika. El último en subir fue Luis García. «Míster quédate», le pidió la afición mientras el técnico alzaba el puño. Los dueños de su futuro –tiene contrato tras ascender–, la directiva, se quedó en Valencia disfrutando de un pote en el hotel de concentración. Era el momento del equipo y la afición.

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La salida de Foronda aún se alargó un poco más. El conductor respetó los cánticos de los aficionados a los héroes del ascenso. Por una vez, eran los jugadores los que aporreaban el autobús y no los seguidores. Con Laguardia y Jason a la cabeza desde la parte trasera. La fiesta continuó en la discoteca hasta bien entrada la mañana. Unos dicen que a las 7:00. Otros que casi las 8:00. Esta tarde más y mejor. El capítulo final.

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