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César Caneda, en el gimnasio que regenta en la capital alavesa. Igor Aizpuru

César Caneda, 75.000 minutos de pasión sin freno

El futbolista vitoriano César Caneda supera ya una cifra histórica a sus 44 años, con una carrera profesional que dura 28 campañas

Sábado, 18 de marzo 2023, 00:40

César Fernández de las Heras Caneda (Vitoria, 44 años) disputó el pasado domingo los noventa minutos del empate de su equipo, la SD Logroñés, ante ... el Bilbao Athletic. Mediado ese encuentro alcanzó un hito histórico. Entonces acababa de superar los 75.000 minutos en las categorías profesionales: Primera, Segunda, Segunda B y las actuales Primera RFEF y Segunda RFEF. Es decir, lo que podrían ser 52 días ininterrumpidos de fútbol. Aventaja por mucho al segundo en esa estadística, Paco Buyo (61.677) y el tercero, Diego Rodríguez (60.998). Como muestra, el albiazul Salva Sevilla lleva 'apenas' 32.503.

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Pero no es la única estadística que lidera. 28 temporadas dan para mucho. Según datos del portal estadístico especializado BDFutbol, como profesional en España nadie le supera en partidos jugados (869), partidos disputados como titular (835), encuentros completos (805) o duelos totales convocado (922). También posee récords curiosos, como el de más empates (257), el tercero con más derrotas (259) o, solo por detrás de Messi, el segundo que más ha ganado (353). Ya solo le falta ser el más veterano en marcar. Lo hizo con 42 años y apunta al récord de Óscar Quesada, que lo hizo el pasado enero con 45 recién cumplidos. A partir del 10 de mayo, Caneda podrá apuntar al récord. Mientras, el vitoriano hace un ejercicio de memoria y recuerda para EL CORREO algunos momentos icónicos de su trayectoria. Desde goles a rivales duros pasando por campos memorables. Con glamour, pero también mucho barro.

  1. «Uno de los peores días», el descenso con el Alavés

La trayectoria profesional de Caneda arrancó hace casi 28 años en el estadio vitoriano de Olaranbe. Un 3 de septiembre de 1995 medio millar de personas vieron saltar al campo a un jugador de 17 años entonces conocido, a secas, como César. Ahora reconoce, con franqueza, que ese momento se ha perdido en su memoria. En tantos partidos hay muchos momentos, aunque algunos sobresalen. Por ejemplo, recuerda con viveza su estreno en Primera, con el Athletic, casi tres años después. «Fue en Riazor. Perdimos 3-0 con Luis Fernández en el banquillo. En un equipo con ídolos de aquella época me tocó sustituir a Rafa Alkorta», dice de carrerilla. «Son momentos que se te quedan grabados», justifica.

El jugador vitoriano vivió un duro descenso de categoría con el Alavés en el curso 2008-09 y disputó con el Athletic su primer partido en Primera. En la foto vertical, junto a su hijo Aritz, con el que se midió en un amistoso estival. Iosu Onandia y El CORREO

Otros tampoco se olvidan, pero por razones muy diferentes. Su único episodio con la camiseta del Deportivo Alavés, la temporada 2008-2009, fue amargo. De sufrimiento y pelea sin tregua por una permanencia que no llegó. «Recuerdo un Celta-Alavés jugándonos el descenso a Segunda B. Fue un día donde la responsabilidad por lo que te estás jugando supera a todo lo demás. De los peores de mi carrera», evoca con pesar.

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  1. Gol mítico con el Mirandés y «te cagabas» ante Ronaldo

Con el Mirandés marcó el 24 de enero de 2012 su gol icónico, el que nunca olvidará. Lo hizo en Copa, fuera de estos 75.000 minutos. «Tampoco tengo muchos. Los otros han sido circunstanciales, de cabeza y de córner, sobre todo», se justifica. Bien vale salirse del guion. Porque su tanto, en el minuto 88, sirvió para remontar la vuelta de los cuartos de final contra el Espanyol, de Primera, y meterse en semifinales. «Fue un año donde salió todo redondo», recuerda. Ese equipo también ascendió. «Éramos un grupo de amigos. Fueron años maravillosos allí. Seguramente, ni en nuestros mejores sueños íbamos a hablar de aquellos logros», asume.

Pero también ha tenido días malos, de agachar la cabeza y desear que el partido acabe lo antes posible. En un Valencia-Athletic jugado en octubre de 2002 salió «todo mal». A él y al equipo. «Nos metieron cuatro en el primer tiempo (el partido acabó 5-1). La bronca que nos echó Heynckes al descanso fue monumental», explica. Su posición en el campo es especialmente delicada. Los que más salen en algunas fotos comprometidas. Varios rivales le hicieron aparecer en alguna. Menciona rápido el nombre que más le hizo sufrir de los 5.000 futbolistas a lo que se ha medido. «Enfrentarte a Ronaldo Nazario en el Bernabéu. Aquella época, con los Galácticos en frente… imagínate», introduce. «Recibía el balón, te encaraba con espacio y te cagabas. Solo pensabas en recular y que te llegasen las ayudas por todos lados», añade.

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  1. «Sabías que algo iba a pasar» con Yeste y Lucas Lobos

Compañeros ha tenido menos, algunas decenas. Lo que da también para mucho. Desde veteranos a los que admirar cuando él era un prometedor futbolista a la otra cara de la moneda, jóvenes que aparecen mientras él ya llevaba años como profesional. Entre todas esas promesas juveniles que un día se dejan ver en un entrenamiento del primer equipo recuerda a uno: Fernando Llorente. «Era muy tímido, jovencito y poco hablador. Pero con esas condiciones… a nada que le dieran la oportunidad iba a tener buena carrera», explica. Y respondió con creces.

También había casos de otros cuyo talento sobresalía de forma natural en el día a día. Como Fran Yeste, jugador con «una calidad 'top'». Aunque hubo otros portentos que, por circunstancias, no llegaron tan arriba. «Quizá no es tan conocido Lucas Lobos, compañero mío en el Cádiz de 2006 a 2008», expone. Lo cierto es que el argentino con pasaporte mexicano apenas disputó tres temporadas en España con escasa continuidad. Pero calidad la tenía toda. «De esos jugadores a los que les dabas el balón y sabías que algo iba a pasar», asegura Caneda. Otros sí que desarrollaron una extensa carrera en el fútbol profesional gracias a su tesón. Puede ser el caso del propio César, curtido entre Segunda y Segunda B. Pero también lo es, argumenta, el de Carlos Gurpegui. «No era muy alto, ni muy rápido, ni técnicamente muy bueno. Bueno, no era ni guapo», dice entre risas. «Le tengo un aprecio enorme y estoy súper orgulloso de lo que logró y demostró con todas las adversidades del mundo. A base de su constancia lo consiguió», apunta.

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  1. 175 rivales y algún campo «donde no hay ni inodoros»

En casi tres décadas le ha dado para pisar todo tipo de campos. Hasta 175 rivales, entre clubes y selecciones -pasó por España sub-18, sub-21 y sub-20, con la que disputó el Mundial del 1997 junto a promesas como Albelda, Angulo o Gerard López-. Campos míticos y alguno extranjero donde la experiencia fue de todo menos placentera. «Estuve en Grecia, con el Athletic», introduce. Campos, ya se sabe, siempre calientes en los que puede pasar cualquier cosa. «No me tocó jugar, pero ves esos hinchas locos y dices, 'que pase lo que Dios quiera pero que nos protejan'. Era de infarto», cuenta.

«En Lemona sabías que te iban a dar unas hostias de espanto, pero es un campo con encanto»

Pero a su memoria viene, sobre todo, otro campo de aroma popular. De los muy modestos: Arlonagusia, terreno de juego del Lemona. Seis veces le tocó pasar por allí entre Athletic B, Guijuelo y Mirandés. Recuerda sobre todo las primeras veces, a finales de los noventa. Un estadio con cara y cruz. «De esos feos, sin apenas grada, donde todo el pueblo va a ver los partidos. Con un vestuario donde no hay ni inodoros. Pero con encanto. Se te quedan grabados», explica. Aunque los partidos eran más que duros. «Sabías que te iban a dar unas hostias de espanto. Ibas con el Bilbao Athletic, que entre la tirria que nos tenían y que ellos eran un equipo veterano…», recuerda. 75.041 minutos dan para una vida de película que aún se rueda sobre el césped.

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