«Bordalás cambia tu mentalidad y te lleva al límite»
Reencuentro ·
Manu García, Sergio Mora y Toquero desgranan el curso 2015-16 del técnico del Getafe en Vitoria, en el que ascendió a PrimeraLa última visita de José Bordalás (Alicante, 1965) a Mendizorroza fue intensa. Su Getafe (1-0) perdió ante el Deportivo Alavés en un choque ... bronco, con entradas duras que terminó con el entrenador encarándose con un miembro del cuerpo técnico de Luis García en el túnel de vestuarios. Bordalás no acabó «contento» con la actuación de Figueroa Vázquez. «El árbitro ha dado un portazo y ha dicho que está hasta los huevos de aguantar a este equipo», confesó sobre su discusión con el colegiado sevillano. Hoy, el técnico alicantino volverá a reencontrarse dirigiendo al Getafe con un Alavés en el que dejó huella en apenas una temporada en el Paseo de Cervantes.
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«Vengo a dar la vida por este equipo», avisó en su presentación en junio de 2015. Toda una declaración de intenciones. Bordalás agarró un conjunto albiazul que estaba asentándose en Segunda División y que vivió toda una revolución en su plantilla. El club firmó a jugadores de su cuerda y que ya conocía bien como Pelegrín, Sergio Mora, Kiko Femenía, Facundo Guichón... Una mezcla de éxito que terminó con un inesperado pero merecido ascenso a Primera División en la temporada 2015-16 como campeones de la división de plata.
Construyó una máquina futbolística que sometió a sus rivales con regularidad y solidez. Un éxito que no le sirvió para continuar una temporada más –como tenía firmado tras subir– en Mendizorroza. Fue destituido por falta de 'feeling' después de ser encumbrado por una afición que le agradeció en la Virgen Blanca haberle devuelto a la élite una década después. «Había dudas y en el club pensaron que lo mejor era que no continuase. Me quedo con que hemos hecho feliz a mucha gente. A partir de ahora soy un exentrenador del Alavés y un hincha más», afirmó en su adiós.
«Bordalás te hace crecer de una manera increíble y llegar a sitios donde pensabas que no podrías»
Sergio Mora
Una salida abrupta que no dejó «una herida abierta» como se encargó de explicar años después. «Pasé una temporada muy buena y magnífica. Me trataron muy bien y siempre los llevo en el recuerdo. Volver allí es especial», destacó un Bordalás que marcó a los jugadores que dirigió en su año en Vitoria. «Era muy fácil entrenar con él. Daba pautas muy claras de cómo quería que jugara el equipo. Con Pepe, la intensidad y el trabajo son innegociables, desde el portero hasta el delantero», detalla Gaizka Toquero. El vitoriano fue el máximo realizador (nueve goles) de un conjunto en el que Manu García fue el capitán.
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El medio destaca el carácter meticuloso del preparador en las sesiones en Ibaia. «Estaba muy encima del entrenamiento, que casi siempre dirigía él y que eran bastante largos. Siempre con una actitud positiva, animando mucho para tenerte metido y motivado. Le gustaba mucho hablar y preparar los partidos. Nos ponía en contexto del rival y, a lo largo de la semana, te llevaba muy concienciado al partido», desmenuza García: «Era muy exigente en la profesionalidad del jugador fuera del entrenamiento con temas de nutrición, peso... Y eso también nos cambió a todos».
El 'modus operandi' de Bordalás no sorprendió a un Sergio Mora al que dirigió en cinco equipos –Hércules, Alcoyano, Alcorcón, Alavés y Getafe– a lo largo de 187 partidos: «Cuando entras en su dinámica y te acostumbras ves normal vivir en esa intensidad. Sabe cómo llevar al vestuario al límite de exigencia y para eso hay momentos de broma, toques de atención... Sabe cómo manejar el discurso dependiendo del estado anímico, de forma del equipo o de los resultados».
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«Confió en nosotros y nos exigió desde el principio para ir a por más y buscar el ascenso a Primera»
Manu García
Un tira y afloja que diseña bloques que son una roca y que le siguen con fervor. «Consigue cambiar tu mentalidad. Te hace ver el fútbol de una manera diferente. Te lleva al límite tanto en lo físico como en lo personal y lo asumes como la única forma de conseguir los objetivos. Te hace crecer de una manera increíble y llegar a sitios donde pensabas que no podrías», explica Mora.
«Consigue que los grupos sean fieles a él, a su idea, logrando una cohesión interna muy grande. Une a los jugadores de forma intensa y todos defienden al grupo a muerte. Y eso, en el fútbol actual, es fundamental, porque así puedes superar a otros equipos con más talento», añade Manu García. Una fe en su libreto con la que llevó al Alavés en la temporada 2015-16 por encima de sus límites. «Rompimos todos los esquemas porque había grandísimos clubes aquella temporada en Segunda. Lo hicimos gracias al trabajo colectivo. Si fallaba uno, entraba otro y lo hacía igual. Eso fue determinante. Bordalás consigue en sus equipos, como hizo en el Alavés y ahora en el Getafe, que el grupo esté por encima de lo individual», afirma Toquero. «Ninguno pensábamos que nos iría así, pero desde el primer día vimos que teníamos que aspirar a algo diferente más allá de la permanencia. Fue duro, pero el grupo y la forma de trabajar nos dio un premio que nunca se olvidará», apunta Sergio Mora.
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Manu García pone en valor la convicción que tuvo Bordalás en sus posibilidades de éxito a pesar de aterrizar en un club que venía de temporadas irregulares en Segunda. «Confió en nosotros. Llegó, nos exigió mucho y cambió la mentalidad del equipo. Nos pedía ir a por más, y más, y buscar el ascenso. Empezamos bien, tuvimos un bajón pero luego cogimos una buena racha y en Navidad éramos prácticamente líderes. Desde ese momento nos demandó estar en ascenso», señala el capitán, que alaba la fuerza de la caseta: «Fue un vestuario peculiar, bastante veterano, con mucha gente que había pasado por sus manos, que conocía muy bien su método, y otros que llevábamos un tiempo en Vitoria. Congeniamos bien y, a pesar de que siempre jugábamos 13 ó 14 futbolistas, hubo muchos actores secundarios que asumieron su papel y fueron importantísimos. Apoyaron a los titulares y, cuando salieron, fueron fundamentales. Además, vernos arriba y con la opción de ascender también ayudó a cohesionarnos».
«No entiendo las críticas, su juego está dentro del reglamento y consigue sacar lo mejor de sus equipos y jugadores»
Gaizka Toquero
Su imagen, manteado en Mendizorroza por sus jugadores tras el ascenso frente al Numancia, resume la unión existente entre Bordalás y los futbolistas albiazules. El despido le impidió estrenarse en Primera con el Alavés pero le abrió las puertas de un Getafe con el que ascendió un curso después. Ahí comenzó a forjarse el éxito en la élite de un entrenador criticado por el estilo de juego de sus equipos, expertos en frenar y en desesperar a sus rivales yendo al límite y siendo contundentes en defensa. Una receta con la que está exprimiendo a un Getafe sin lujos –sacan tres puntos a un Alavés en descenso– llevándole, sin ir más lejos, a ser designado mejor entrenador del mes de enero.
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«Los que le critican al final es porque no sacan contra él el resultado que esperan. En el fútbol, casi todo el mundo hace lo mismo, pero a algunos se les da más repercusión y a otros se les tapa», dice Mora. «No entiendo las críticas. Su juego está dentro del reglamento. Está el árbitro y ahora el VAR para ver las faltas. Los equipos de Bordalás tienen un estilo de juego muy marcado. Podemos discutir si gusta más o menos, pero él juega con sus cartas y es legal. Consigue sacar el máximo de sus jugadores y de sus equipos. Así ha hecho grandes cursos en el Alavés, en el Getafe o en el Valencia», declara Toquero. Como reza el lema del alicantino, «esto es fútbol, papá».
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