La Lotería Nacional de hoy sábado: comprobar resultados del 6 de diciembre
El central y capitán Sergio Prieto, en el centro de la fila inferior, con el brazalete y el trofeo de campeones de la pasada Preferente antes de un duelo de este curso. Antonio de torre
Unami-Alavés | Martes, 19 horas

El día en el que el barro se vuelve oro

Copa del rey ·

En el Unami los jugadores no cobran «un duro» y apenas entrenan tres días por semana, pero la ilusión fluye ante el cruce copero con el Alavés

Lunes, 29 de noviembre 2021, 02:04

La Copa del Rey es la competición de la sorpresa y la ilusión. De los nervios por lo desconocido y la magia de noches inverosímiles. ... Su nuevo formato abrió la puerta a equipos que antes ni se planteaban jugarla. Democratizó un fútbol cada vez más jerárquico, engolado y alejado de sus esencias. Las que representa el Unami Club Polideportivo. Uno de los miles que hacen equilibrismos para cuadrar unas cuentas que solo el entusiasmo por el balompié equilibra. Pero, de vez en cuando, suceden acontecimientos impensables para ellos. Los que rasgan la tranquilidad del día a día y abren un nuevo panorama. Los que permiten a un puñado de jóvenes sin mayores aspiraciones que divertirse sobre el césped enfrentarse a un equipo de la más exclusiva élite.

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En Segovia cuentan las horas para recibir mañana (19 horas) al Deportivo Alavés. Se lo han ganado por méritos propios tras eliminar en la previa al Aldeano. Es lógico que sea complicado pensar en la Liga. Olvidarse de la alfombra roja para volver al barro. Pero el sábado derrotaron al Tardelcuende (0-2) y llegan entonados. «Llevo unos días en una nube, me están pasando cosas que no me habían pasado en la vida: llamadas, ruedas de prensa, entrevistas...», ilustra el capitán del equipo, el defensa Sergio Prieto.

Una delegación del equipo se desplazó a Madrid para el sorteo copero. En la segunda foto, el técnico, Gonzalo del Valle. Abajo, el cartel del encuentro con el lema 'En nuestra casa, no bajamos Laguardia'. Unami y Antonio de Torre

Transmite el entusiasmo del que va a cumplir muchos sueños. Entre ellos, tal vez, medirse a uno de sus referentes: Víctor Laguardia. «Juego en esa misma posición. Me parece un titán, de lo mejor de la Liga. Ojalá enfrentarme a él y disfrutarlo. Mido 1,73 y soy más de ser rápido, ir al corte, anticiparme y tener buena salida de balón», explica. Tiene claro que, si puede, le pedirá la camiseta. Cada uno ha puesto ya la mira en un rival. También el técnico, Gonzalo del Valle. Aunque para él, intercambiar unas palabras con Calleja será suficiente. «Siempre me ha gustado, trata de jugar el balón por abajo. Tendré una charla con él, que será una masterclass. Compartir algunos momentos ya es un premio», celebra.

Serán, durante un tiempo, un equipo de Primera. Una realidad muy diferente a la que viven cada semana. Del Valle es ingeniero industrial y Prieto estudia ingeniería informática. Entrenan tres días a la semana; cuatro, cuando el play off está cerca. Nadie es profesional. Ni el presidente, Francisco Andray. «Todos trabajamos en algo con lo que nos ganamos la vida. Los jugadores no cobran ni un duro», ilustra. En ese contexto deben encajar su idilio. «Un chaval faltó a un examen por el partido. Pero son cosas que vienen una vez en la vida», explica Prieto. El fútbol es secundario, pero puede ser un vehículo poderoso. Del Valle, también exfutbolista en estas categorías, encontró en él una forma de integrarse cuando, por trabajo, se trasladó a Alemania. Jugó un año en el TSV Eching, junto a Múnich, en la sexta categoría. «Me ayudó un montón para el idioma. Me sirvió para ver cambios en la mentalidad de los alemanes», apunta.

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«¡Que te ha tocado la lotería!»

La Copa les abre otra puerta. Desde su óptica solo se perciben ventajas. «A lo mejor de cara al espectáculo, para el aficionado que está acostumbrado a ver Primera, puede ser antiespectáculo, pero para el jugador y la gente que vive el fútbol más modesto es un premio», señala Prieto. «Para nosotros es súper chulo. A todos nos da visibilidad. A ellos si les preguntas… yo lo entiendo, pero es una forma de dar valor al fútbol modesto», añade Del Valle. El torneo les premia a ellos, pero también a su entorno. «La familia está igual de contenta o más. Es ver ese esfuerzo de día tras día y semana tras semana reflejado en algo que tiene repercusión nacional», reconoce Prieto.

Medirse al Alavés es ilusionante. Aunque no pudieran ocultar cierta decepción por no enfrentarse a un equipo con más nombre. Recalibrar sus expectativas fue cuestión de minutos. «Cualquier equipo es bienvenido. Tienen más nombre el Sevilla, el Betis..., sí. Pero, ¿te ha tocado la lotería y dices que el número no era bonito? ¡Que te ha tocado la lotería! Nuestros jugadores están encantados de que venga el Alavés. Ojalá otro año nos volviese a tocar», sentencia Andray. Pero esa ilusión no tapa el espíritu competitivo de cualquier equipo. «Intentamos ser protagonistas, tener la pelota, atacar y proponer. Saldremos a no dejar de ser nosotros», avisa Prieto. No descartan la sorpresa. La Copa es tierra fértil para ello y ellos llevan toda una vida sembrando sus semillas.

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«La parte B de toda esta película no es nada bonita»

La alegría de un momento histórico hará que todo haya merecido la pena, pero el camino no es sencillo. Las frágiles economías de los equipos más modestos sufren para responder a estos eventos. La suya es una batalla del día a día, la supervivencia más absoluta. En el caso del Unami, su presupuesto no supera los 35.000 euros anuales; el del Alavés se va hasta los 64,5 millones. Pero apenas existen mecanismos para paliar esa diferencia. «Las Federaciones no te apoyan con la infraestructura, marketing... para que puedas desarrollarlo lo mejor posible. Somos un equipo de barrio, de Regional Preferente», lamenta Francisco Andray.

El presidente recalca el esfuerzo que han realizado todos los miembros del club para que todo funcione a la perfección. «La bendita ilusión es la que me hace trabajar 26 horas de las 24 que tiene el día. Hay que medir el esfuerzo que supone. El fútbol modesto es muy difícil. La parte B de toda esta película no es nada bonita. Te quita días y horas de dormir por tratar de llegar a donde los de Primera lo tienen hecho», relata. Entre las últimas gestiones, la instalación de unas torretas que les permitirán jugar en el Estadio de La Albuera, que comparten con la Gimnástica Segoviana.

Esperan elevar de forma notable las cifras de asistencia de sus encuentros ligueros. «A lo mejor van a vernos en un partido normal 200-300 espectadores. Para éste contamos con unos 2.000, pero no podemos meter más de 2.200 porque el campo no da para más», explica. Pero el dinero que recauden -las entradas valdrán 5 euros para los niños y hasta 12 para los no abonados- no será más que un apaño. «Es una taquilla mucho mejor que en cualquier fin de semana, pero no para resolvernos la temporada ni muchísimo menos», desgrana.

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