Borrar

Los 530 edificios del Ensanche de Vitoria suspenden en eficiencia energética y el 60% tiene la peor nota

Deberán rehabilitarse fachadas y ventanas para cumplir con Europa. El barrio urge ayudas para afrontar «cambios masivos»

Domingo, 16 de marzo 2025, 00:11

Para que el corazón urbano de Vitoria vuelva a latir con fuerza, no basta sólo con más actividad empresarial y cultural. Se necesitan edificios más sostenibles. El Ayuntamiento ha tomado como base esas líneas maestras para que el Ensanche recupere brío y se convierta en un eco-distrito emprendedor. Ese plan, en el que está inmerso junto con los vecinos desde 2022, resulta ambicioso. No sólo por las aspiraciones que se dibujan y porque quieran impulsar con esa colaboración un «nuevo modelo de urbanismo», sino también porque la imagen que devuelven hoy las 28 manzanas que conforman esta zona central de la ciudad se aleja de ese escenario anhelado.

Aquí, la práctica totalidad de los 531 edificios (son 5.026 viviendas) gastan demasiada energía y desprenden excesivas emisiones de CO2 negativas para la atmósfera. También, buena parte de los bloques podría mejorar la accesibilidad en sus portales, ya que sólo ocho manzanas aseguran la existencia de ascensor en todas las casas y albergan patios que tocará bruñir. El comercio, aunque muestra signos de recuperación, tampoco pasa por su mejor momento. Y estas actuaciones deberán ejecutarse en un contexto en el que hay manzanas donde tres de cada diez habitantes supera los 75 años, como ocurre en la del Sagrado Corazón, algo que supone «una dificultad añadida» a la hora de intervenir en los distintos inmuebles. Aunque tampoco hay que olvidar a esa savia joven que brota entre su población, con 910 chavales de menos de 14 años.

Todas estas cuestiones se extraen de la radiografía preliminar que ha entregado la consultora Naider al Gabinete Etxebarria, a la que ha tenido acceso EL CORREO. Y el punto de partida pasa por revisar la salud de los edificios, esencial para «lograr la descarbonización».

En todo el Ensanche sólo hay un edificio que sea sostenible. Esa categoría la marca una etiqueta que tienen todos los hogares y que se obtiene en función de su consumo. La calificación se mueve entre la letra A, la mejor valorada, y la G, la peor. Lo más probable es que ese inmueble, ubicado en el número 14 de la calle Manuel Iradier, en la manzana de Pando Argüelles, se haya sometido a una rehabilitación para obtener la C.

Otro ejemplo: pronto funcionarán con una A esas viviendas de lujo, de nueva planta, en la intersección de la calle Dato con General Álava. Éstas, aunque sumarán a ese objetivo 'eco', representarán una minoría sobre el parque residencial total.

Imposible 'abrigar' por fuera

«Hay que tener en cuenta que el 90% de las casas se construyeron en la primera mitad del siglo XX y este concepto (la calificación energética) apareció en el año 2005», explica Pepe Martínez, arquitecto y vecino del Ensanche.

«Lo que nos tiene que hacer recapacitar es que esto lo sabemos desde hace 15 o 20 años y no hemos hecho nada. Es difícil rehabilitar, y más aún en viviendas con protección, pero es urgente», apremia. Uno de los obstáculos para actuar, además de «lo complejo de obtener las licencias de obra», tiene que ver con que no se puede 'abrigar' estos edificios por fuera.

En su contexto

2005 es el año

en el que se instauró el concepto de calificación energética en viviendas.

1 bloque

de la calle Manuel Iradier es el único sostenible en el barrio al tener la letra C.

Es decir, aunque «el estándar de confort pasa por colocar aislamientos térmicos, éstos deberán instalarse por dentro para preservar las fachadas patrimoniales y eso quitaría centímetros a las casas», ilustra Martínez. De ahí que el tamaño también importe, ya que las reformas no afectarán de la misma forma a los vecinos de la manzana del Arka, donde el 58% de pisos no tiene más de 60 metros cuadrados, que a los del Frontón vitoriano, donde predominan las casas de 151 metros cuadrados.

En cualquier caso, «estas intervenciones se notan en que cuando me levanto y pongo el pie en el suelo, no está frío. Además que la Unión Europea nos pide hacerlo sí o sí. Con independencia de ahorros, las fuentes de energías fósiles tienen que desaparecer». El arquitecto se refiere a que Europa plantea que para 2033 los domicilios que tengan una acreditación por debajo de la calificación D no podrán comprarse ni alquilarse.

Así que, si esa regulación comunitaria acabara por aplicarse, el Ensanche, sin obras de por medio, quedaría completamente fuera del mercado. El 60% de sus edificios (321) está valorado con la letra G, tres de cada diez tienen la E y casi todo el resto se mueve entre la F (29) y la D (14).

28,8% de los pisos

tiene una inspección (ITE) pendiente o no ha subsanado sus fallos graves.

531 edificios

componen el Ensanche. Son 5.026 viviendas con más de 8.000 habitantes.

«El caballo de batalla es la calefacción», resume José Luis Azkarate, secretario de la asociación vecinal Ensanche XIX. «Si tuviésemos aislamientos en condiciones en fachadas y cubiertas, pagaríamos un 40% menos de calefacción», estima. «Pero tiene que haber políticas para impulsar estos cambios. Porque tienen que hacerse de forma masiva y no pueden recaer en el ciudadano. El problema debe resolverse a otra escala, no portal a portal», apunta.

Hay otro parámetro que explica parte de esa decadencia que acarrea el centro: la Inspección Técnica de los Edificios (ITE), el equivalente a la ITV de los coches, es capaz de realizar un diagnóstico de su estado y prevenir males mayores. En el Ensanche, el 28,8% de las casas todavía está pendiente de someterse a ese chequeo –obligatorio para todos los edificios construidos o reformados íntegramente hace 50 años o más– o no ha recibido el tratamiento adecuado tras detectarse su achaque.

Un piloto en el Teatro Principal

Éste puede tener que ver con la cimentación (el apoyo del edificio en el terreno), la estructura, los cerramientos (fachadas y ventanas; donde más flaquean las casas del centro) o la cubierta. Depende de la dolencia, se traduce en que entre aire, frío o ruido en casa; que haya grietas, se conviva con goteras o con incomodidad porque el suelo esté curvado.

Entre esos datos geolocalizados, que también ofrecen un análisis comparativo entre manzanas –parte de éste puede verse en las fotografías superiores a estas líneas–, resaltan otras características relevantes para la reflexión de soluciones como la altura de los edificios o el número de baños. Aunque parezcan detalles menores, «reflejan la calidad de vida y contribuirán a decidir cómo aprovechar la luz o si es conveniente instalar fotovoltaicas. Todo suma para hacer del Ensanche un espacio dinámico», concluye Martínez.

Objetivo eco-distrito

30 patios de manzana

tiene el Ensanche. Algunos, abandonados, deben «adecentarse».

400.000 euros

ha aportado el Gobierno central al plan del Consistorio para revitalizar el centro.

Por el momento, este proyecto piloto, que cuenta con 400.000 euros del Gobierno central, se resolverá en septiembre con una estrategia para la manzana del Teatro Principal, y «escalable» a otras como la del Círculo o Dendaraba. La de la calle San Prudencio se ha escogido por su centralidad y polo de atracción para industrias culturales, para las que se trabaja en un plan de acción. En cualquier caso, la rehabilitación se supedita a que los vecinos puedan obtener ayudas de las administraciones.

Comunidades energéticas en tejados y patios más verdes

Los residentes del Ensanche creen que para lograr cambios hay que «pensar con ambición». Las soluciones para transformar el barrio pasan, a su juicio, por crear comunidades energéticas y «adecentar» su treintena de patios de manzana para que sean más verdes y útiles. Respecto a la posibilidad de instalar placas solares, desde la asociación de vecinos apuntan que están surgiendo grupos que se lo están planteando en La Caja, El Círculo o en la zona del Principal. Además, consideran que también se podría actuar en el área de La Alhóndiga por tener «cubierta plana». Por otra parte, instan a que se creen mesas redondas con representantes de cada manzana para que broten nuevas iniciativas. Entre ellas, podría estar «plantar árboles» en los patios para que tengan sombra y bajen los grados de las casas en verano. En cualquier caso, para ver si sus propuestas son viables, piden «tomar conciencia», «no pensar en el retorno de la inversión a corto plazo» y «realizar un demostrador». Es decir, que se asegure la actuación en una manzana para ver si es posible replicar el ejemplo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Los 530 edificios del Ensanche de Vitoria suspenden en eficiencia energética y el 60% tiene la peor nota