Radiografía de la imagen con los clavos. Servicio de Restauración de la Diputación
Historias perdidas de álava

La ‘otra’ patrona de Vitoria

La más hermosa de las Andra Maris conocidas, la madre de todas ellas, es Santa María de Vitoria o la Virgen de la Esclavitud. Su historia es la de la propia ciudad y la de un gran olvido

FRANCISCO GÓNGORA

Lunes, 13 de mayo 2013, 09:39

Publicidad

Al entrar al Museo de Arte Sacro, en la girola de la catedral nueva, aparece como en una visión antigua una Andra Mari, una virgen sentada con una manzana en la mano y el niño Jesús en sus rodillas. Parece desubicada fuera de una mayestática peana que realce su extraordinaria belleza. Está ahí, en el museo, reconocida por los expertos como una obra de arte genial, única, modelo perfecto de centenares de tallas, pero no genera sentimientos y devociones, le falta ese fervor popular, ese cariño que sí tiene, por ejemplo, la Virgen Blanca. Pero como dicen Aintzane Erkizia e Itziar Aguinagalde, las historiadoras del museo, ninguna la iguala en hermosura y en serenidad. Esta imagen ha sido modelo de todas las Andra Maris sedentes que conocemos. El entusiasmo que muestran las expertas es directamente proporcional a su arrinconamiento, a su olvido en la historia de la ciudad, cuando estaba llamada por antigüedad, arraigo, leyenda, literatura milagrera o valor artístico, a ser la patrona de la ciudad.

De hecho, ya lo fue sin nombramiento oficial porque era la titular de la colegiata, de la iglesia más importante de Vitoria y su nombre, en un principio, Santa María, como el de la que luego fue catedral, está presente en todos los acontecimientos importantes de la ciudad, el fuero, la voluntaria entrega, el juramento de los fueros de los reyes castellanos..

La culpa de esa presencia la tuvo otro rey grande y olvidado: Alfonso X el Sabio. Vitoria nunca ha reconocido a este monarca lo que le debe como ciudad: su identidad gótica, su segundo ensanche medieval, la quinta parroquia de San Ildefonso que la carlistada se llevó por delante, y el convertirse en capital de la Castilla del siglo XIII durante al menos el año y siete meses (desde agosto de 1276 a marzo de 1278 ) que pasa en la entonces villa realenga cuando trataba inútilmente de acceder a la corona del Sacro Imperio Germano por ser hijo de una princesa alemana. La profesora Lucía Lahoz destaca el afecto al rey a Vitoria cuando en 1263 insiste al obispo de Calahorra las iglesias de Bitoria son mías más que ningunas Yglesias del reino e yo he patronadgo (sic).

El rey trovador tiene una importancia capital en la construcción de la que luego se convirtió en catedral y su devoción mariana es legendaria. Pero es que además mientras está en nuestra ciudad se ve aquejado de una grave enfermedad y cuando todos lloran ya una muerte segura Alfonso X el Sabio sana gracias a la intervención de la Virgen. El hecho biográfico impresionó tanto al monarca que en la Cantiga 119 del Códice Rico de Florencia lo celebra con todo lujo de detalles. .Por eso os diré lo que me pasó cuando yacía en Vitoria tan enfermo que todos creían que iba a morir allí y no esperaban nada bueno de mí// Pues me dio tal dolor el dolor que yo mismo creí que era mortal y clamaba: Santa María, ayúdame y con tu poder extirpa este mal Los médicos mandaron ponerme paños calientes pero yo los rechacé y en cambio, hice traer el libro de Ella; me lo pusieron y pronto me calmé // dejé de gritar y de sentir el menor dolor y al poco tiempo me encontré muy bien

Publicidad

No existe documentación que acredite la donación pero el rey lo hizo a otras iglesias realengas como Santa María de Sevilla (la Virgen de la Sede), por lo que se relaciona directamente el milagro y el exvoto. Alfonso donó la talla a la ciudad y la nueva parroquia. Es algo en lo que coinciden muchos historiadores.

Uno de los argumentos importantes para esta consideración es que además de su policromía original la imagen estaba cubierta de plata, como demuestra la radiografía que le hizo el servicio de restauración de la Diputación: decenas de clavos que aún perduran sujetaban las pequeñas planchas de metal. Esta decoración propia de las donaciones reales perduró hasta 1552.

Publicidad

El culto se apaga con la vida de la propia cofradía

Unas decenas de años después, con el auge de las cofradías marianas es venerada por la de la Esclavitud y toma ese nombre. Fue en el siglo XVII. El culto se apaga con la vida de la propia cofradía.

Es evidente que la titular de Santa María siempre ocupó un lugar preferente en el retablo mayor de la colegiata dentro del presbiterio. Hasta el año 1807 (invasión napoleónica) siempre tuvo esa ubicación principal . En ese momento, fue sustituida por el actual alto relieve de la Virgen Asunta del escultor santero Valdivielso, estéticamente más acorde con los tiempos . La imagen pierde peso en la devoción vitoriana. En 1854 el concejo de la ciudad proclama a la Virgen Blanca, que era venerada en la otra iglesia importante, la de San Miguel, como patrona de Vitoria, un reconocimiento que el Vaticano ratificó en 1921. Su potente cofradía había conseguido cristalizar en patronazgo su fervor. Santa María de Vitoria fue llevada en 1946 a la sacristía y desde 1964, cuando se hizo una de las últimas reformas, volvió a ocupar un lugar en uno de los pilares del crucero. Mucha gente la recordará en ese lugar antes del cierre al culto de la catedral cuando se llevó al Museo de Arte Sacro, donde despliega su belleza. Especialmente después de su restauración por parte del servicio foral de la Diputación. Cuando el culto vuelva a la catedral de Santa María su titular deberá estar en un sitio principal.

Publicidad

La gran paradoja es que detrás de estas devociones a la Virgen Blanca o a Santa María se esconde la propia historia de la ciudad. No es baladí que la Virgen Blanca es introducida por los reyes navarros que fundaron la ciudad y que Santa María es casi una apuesta personal del gran rey castellano, Alfonso X el Sabio. Los dos polos de influencia de los alaveses. Dos reyes sabios. Dos devociones marianas.

Los vitorianos tienen a su Virgen Blanca como reina de la ciudad y este año se celebra el 400 aniversario de su cofradía. Pero que no olvide a la otra madre, la Andra Mari más perfecta que se conoce, copiada hasta la saciedad. Con más de 700 años. Con una gran historia detrás.

Publicidad

Ver todos los artículos de Historias Perdidas De Álava.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad