Llanto, culpa, temor y mil preguntas Guía para saber qué esperar Los niños frente a la muerte, según su edad

● Sus reacciones a la pérdida tienen tres fases. 1 ) Gritos, llanto e irritabilidad: es muy difícil calmarlos. 2 ) Respuesta exagerada a los estímulos externos. 3 ) Apatía y mal humor. Alteración del sueño.

● Reaccionan también así si su madre, por ejemplo, sufre por la pérdida de alguien cercano. Los bebés son muy sensibles a los estados de ánimo de los demás.

● Mantén intactos los horarios y rutinas y el ambiente que el niño conoce. Le dará seguridad.

● Evita pasarlo de brazo en brazo entre quienes visitan a la familia. El cuidador debe ser siempre el mismo.

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● Adquieren el concepto de ‘justicia inmanente’: toda mala acción será castigada. Y son egocéntricos: creen que todo lo que pasa tiene vínculo con algo que hicieron. Es muy frecuente el sentimiento de culpabilidad.

● Antes de los nueve años, difícilmente entienden la irreversibilidad. Creen que las personas viven, mueren y vuelven a vivir.

● Las dudas sobre la muerte se centran en cuestiones biológicas: si el muerto siente dolor, si come, si siente frío... Ofrécele explicaciones muy concretas.

● Si el niño no muestra curiosidad, mantente atento porque algo lo bloquea: miedo, temor a que sus padres lloren...

● Adquieren conciencia de lo que es la enfermedad y la entienden el concepto de ‘muerte’. Empiezan a temerla y que algo les ocurra a sus padres.

● Necesitan conocer la causa de las cosas. Preguntan por el significado de la muerte, adónde van los muertos, si los padres también se mueren, si él va a morirse... También se preocupan por el futuro: temas económicos y de organización.

● Hay que ser paciente: repiten mucho las mismas preguntas.

● Los cuentos y ejemplos sobre el ciclo de la vida son muy útiles; ya captan las metáforas.

● Época caracterizada por la omnipotencia: saben que la muerte existe, pero creen que a ellos no les sucederá, lo que explica sus comportamientos de riesgo.

● Es crucial que dispongan de una persona de referencia que los acompañe durante el duelo. No necesariamente del círculo familiar por el distanciamiento que propicia la adolescencia.

● Les cuesta expresar su tristeza, no rompen a llorar por miedo a que los demás vean debilidad.

● Empiezan a elaborar ideas filosóficas sobre la muerte. Suelen ser críticos si se habla del cielo o el alma al abordar el tema de la muerte. Mejor usar referencias a la naturaleza, el arte o el cine.