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DANIELCASTIÑEIRAS
Miedo al éxito, ¿por qué?

Miedo al éxito, ¿por qué?

Triunfar es un anhelo natural, pero no sale 'gratis' y genera envidias. Así que hay gente que «se boicotea» y pone freno para ser aceptado

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Lunes, 12 de abril 2021, 00:03

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Cuando uno da un paso al frente, siempre deja caídos porque otros avanzaron a la vez pero no llegaron. Traducido a ejemplos concretos: ese compañero de trabajo que consiguió ser nombrado jefe de departamento (y yo no); esa amiga de la infancia con la que compartí tantas tardes de baloncesto en el colegio y hoy compite al más alto nivel (yo no llegué a descatar). Ellos lo lograron; yo lo intenté y no pudo ser. Suele ser difícil de asumir... para ambas partes.

«El éxito es algo deseable, sí; pero también pesa. Un éxito laboral que se traduce en un puesto directivo, por ejemplo, acarreará más estatus y dinero, pero también más responsabilidad, probablemente más horas de trabajo... Y algo muy importante, implica un cambio en las relaciones sociales. Cuando una persona 'crece' se generan sentimientos alrededor de ese crecimiento. Y la envidia, que es una emoción muy primaria, es frecuente», advierte Sergio García, psicólogo clínico experto en intervención social. De él es la frase con la que arranca este reportaje, y remite a la historia del cangrejo: «Había un grupo de cangrejos dentro de un cubo, todos luchando por salir de él y escapar para regresar al mar. Cuando uno estaba a punto de lograrlo siempre había otro que le cogía de la pata para llevarlo de nuevo a lo más profundo del cubo». 'Morajela': si yo no puedo conseguirlo, que tampoco lo logre el otro. Y eso, a veces, acaba por hacer desistir al que tiene más posibilidades. Abandona por miedo al éxito.

«Solemos pensar que los miedos son conscientes: tengo miedo a las arañas, a la oscuridad... pero el miedo al éxito es inconsciente y se manifiesta en una incorrecta toma de decisiones. Nos autoboicoteamos en lo laboral, en lo personal...», advierte Irina de la Flor, directora del master de Coaching Consciente de la Escuela de Salud Integrativa.

E invita, antes de nada, a reflexionar sobre qué es el éxito: «Éxito no es solo fama y dinero. Un futbolista tiene éxito, pero un doctor en Química que descubre una vacuna, también, o el que consigue encontrar un pozo de agua en Kenia». Éxito, continua, es conseguir lo que uno quiere: «Yo veo en consulta a ejecutivos de alto nivel y gente de mandos medios que no consiguen disfrutar en su trabajo y que lo que realmente quieren es irse de la empresa y montar una panadería ecológica en su pueblo, por ejemplo».

Pero, ¿ya tendrá eso 'salida'? Ahora quizá son distintas las cosas, pero hasta hace bien poco, esto de la 'salida', pesaba y mucho. «Si quieres hacer Derecho, Medicina o Empresariales no hay problema, pero si quieres matricularte en Bellas Artes y ser pintor...», abre el debate De La Flor. Y lamenta que, con toda probabilidad, ese prometedor pintor – «¿acaso no hubo un Dalí y un Picasso?– haya acabado estudiando para abogado.

– Mucha gente ha elegido estudios que no quería. ¿No están condenándose, de algún modo, al fracaso?

– Nuestros padres, tíos, abuelos... han vivido situaciones de mucho dolor. Guerra civil y posguerra, escasez, emigración... Y de ahí vienen creencias como 'No puedes trabajar en lo que te gusta, sino trabajar para ganar dinero', 'te tienes que aguantar con lo que hay', 'no puedes apostar alto'... España ha tenido siempre miedo al éxito porque aquí se ha asociado el éxito al concepto erróneo de que el exitoso es alguien con dinero y es mala persona. Esas situaciones complejas que han vivido nuestros mayores nos han trasladado creencias limitantes y cierto miedo al éxito, que no es otra cosa que una emoción heredada de nuestra infancia. Y nosotros, en un intento de 'honrar' a nuestros abuelos o a nuestros padres, les damos la razón. Inconscientemente les queremos dar la razón porque ellos nos quieren, nos han criado, nos han dado de comer».

Por eso, insiste la especialista, el chaval que quiere estudiar Filosofía, «acaba cediendo a la presión» del 'no tiene salida' y estudia otra cosa, «aunque se esté «boicoteando a sí mismo». E igual que con la carrera, con los hobbies, con los anhelos, con los sueños. «Hay niñas que han escuchado durante toda su vida que no valen para hacer deporte, ¡solo por el hecho de ser chicas! Quizá esa chavala habría sido una gran jugadora de baloncesto, pero como ese comentario se le ha clavado, le ha anulado».

Por qué nos alegramos de cada triunfo de Rafa Nadal

El éxito ajeno no solo provoca envidia, en ocasiones, también genera el sentimiento contrario: alegría. Cuando gana nuestro equipo de fútbol, por ejemplo, o Rafa Nadal se apunta otro título. ¿A Nadal entonces no le tenemos envidia pese a la fama, el reconocimiento, el dinero...? «No perdonamos el éxito ajeno cuando hablamos de iguales, pero un tenista como Nadal es alguien muy diferente a mí, no está en mi sector, es alguien lejano. Otra cosa es el amigo que empezó a jugar contigo de niño al tenis y ha logrado hacerse un poco de nombre, ese es un 'igual' y ahí es más fácil que surja la envidia», argumenta el psicólogo Sergio García, del gabinete Vallmen, en Madrid. Y no solo nos alegramos de los triunfos de Nadal quienes no le conocemos, también sus cercanos, 'rendidos' todos ante una carrera tan exitosa e incontestable como la suya. «Sucede con los deportistas que una vez que consiguen fama y relevancia social la gente de alrededor empieza a decir: 'Siempre le apoyamos para que fuera un gran tenista', 'Nosotros ya sabíamos que iba a ser alguien brillante', 'Yo le regalé su primera raqueta'... Su familia, sus amigos, sus conocidos... se hacen, en cierto modo, partícipes de su éxito y eso es inteligente», alaba el especialista.

Al margen de la influencia familiar, el miedo al éxito tiene más orígenes, más causas. Una de ellas, quizá la más visible, es el riesgo a no ser aceptado. «Hay alumnos brillantes con un coeficiente muy alto que en clase no levantan la mano para decir la respuesta correcta por miedo a que les tachen del 'listo de la clase' o a que les hagan bullying. Los chavales que acosan a otros suelen ser niños con baja autoestima que en casa oyen eso de 'tú eres tonto' y, claro, si el compañero saca un 10 y él un 0, el padre todavía le recordará más que es tonto. Y como ese alumno brillante es una amenaza para su valía en casa, el que suspende le hace daño», explica De La Flor.

De adultos, a veces, la cosa no mejora: «En los propios matrimonios sucede que uno de la pareja logra una mejora laboral, por ejemplo. Y la otra persona, en lugar de sentirlo como un éxito de los dos, lo percibe como algo individual del otro que le hace ahora más dependiente de él. Con frecuencia estamos más atentos a por qué nosotros no conseguimos ciertas cosas que a apoyar el proyecto exitoso del otro. ¡Incluso en pareja!», advierte el psicólogo Sergio García.

– ¿Las personas exitosas tienden a quitarse méritos para que les acepten mejor los demás?

– Sí. De hecho, es la postura más inteligente. Si estamos ante personas envidiosas es mucho mejor no exhibir ciertas cuestiones para hacer más sencilla la convivencia.

– Así que el éxito, con prudencia y moderación.

– Sin duda. Exhibir los logros ya es, de por sí, una cosa un poco rara. Y más hacerlo ante quienes no lo han conseguido. De igual manera que es un poco extraño que alguien, ante tu éxito diga: 'Yo no tengo envidia'. Es señal de que la tiene aunque no lo reconozca. Sin embargo, la persona que asume, aunque sea para sí misma, que siente un poco de envidia, está más 'civilizada'. Y a veces ese crecimiento del otro puede provocarnos una punzada, es humano. Puede hacernos sentir mal inicialmente, pero también puede llevar a reconducirnos.

– ¿Cómo?

– El envidioso tiene que entender que el éxito del otro no pone en juego su capacidad para lograrlo igualmente. Que tu amigo consiga algo no deja ver una carencia tuya. Es más, te muestra que si él lo ha conseguido, ¿por qué no vas a lograrlo tú?

Y en este camino de lograr el éxito, interviene Irina de La Flor, es fundamental no solo la aptitud, también la actitud. «He visto a artistas que han llegado a lo más alto sin tener unos currículums espectaculares. ¿Por qué ellos lo han logrado y otros con más formación no? Puede influir que los primeros se lo han creído. El poder de creerse las cosas es importante pero si, por el contrario, nos apocamos y pensamos que no valemos, que no nos lo merecemos, nos estamos poniendo trabas e impidiendo brillar».

No se trata de encomendarse solo al 'be happy' y a los eslóganes de las tazas que aseguran que si quieres, puedes; pero sí de intentar escapar de ese «victimismo» cultural que arrastramos. «La actitud general que tenemos en este país es de queja, somos víctimas de todo. Los políticos no saben nada, la sanidad es mala, en el trabajo nadie está a gusto».

– Mucha gente no se atreve a decir que le gusta su empleo, que se encuentra bien por miedo a que le miren raro.

– Es que cuando alguien lo dice la reacción en los de alrededor es de sorpresa... y de un poquito de envidia, claro.

Por ahí empieza la consecución del éxito: por estar a gusto con lo que se hace, coinciden los expertos. «La gente que tiene éxito es esa que ha superado el binomio 'los demás y yo', gente que tiene una identidad más colectiva y no ve siempre en el otro al enemigo. Se trata, por lo general, de personas que creen más en la colaboración que en el conflicto. Por eso no es raro que alguien que trabaja en un ONG sienta que ha tenido más éxito en la vida que otro que gana mucho más dinero en un banco, por ejemplo. En la felicidad y el éxito hay un componente de servicio a los demás, de dar».

SEIS REFLEXIONES EN TORNO AL ÉXITO Y AL FRACASO

Joan Rosàs Xicota es doctor en Ciencias Económicas y Empresariales. Acaba de publicar 'Más allá del éxito y del fracaso' (Ediciones Obelisco), una recopilación de conversaciones con destacadas figuras del mundo de la política, la ciencia, la medicina, el deporte... Estas son algunas de las reflexiones que hacen los protagonistas sobre qué es el éxito y el fracaso.

Ángel Villán (escalador, bombero y guía de alta montaña)

«¿Me considero fracasado porque me quedé a 200 metros de la cima del Makalu?»

«He participado en cuatro expediciones en las que intentamos subir a un 'ocho mil' (Makalu, Everest y dos veces el Dhaulagiri), pero no he alcanzado ninguna de esas cimas. ¿Me considero fracasado porque me quedé a 200 metros de la cima del Makalu? Por supuesto que no. Me siento afortunado por haber regresado, pero la sociedad valora las montañas por su altura».

Francesc Cobo (doctor en Medicina, corredor de triatlones y experto en pájaros)

«Nadie más que nosotros puede decidir si estamos satisfechos o no»

«La única manera de medir un éxito o un fracaso es desde una perspectiva íntima. Nadie más que nosotros puede decidir si estamos satisfechos o no con lo que hacemos (...) No podemos creernos demasiado el éxito y debemos ver el fracaso como oportunidad para descubrir nuevos caminos. Así, paradójicamente, el éxito puede debilitarnos y el fracaso, fortalecernos».

Martí Boada (científico y divulgador de sostenibilidad)

«El éxito es una sensación de estallido»

«El éxito es una sensación de estallido, una sensación orgánica. Tienes un sentimiento de cosquillas en la barriga, una cosa que arranca desde el dedo del pie y va subiendo como un trago de miel y se instala en todos los puntos de tu anatomía. (...) Pero el triunfo alimenta egos que a veces pueden no lo digieren bien y pueden llegar a destrozar una trayectoria».

María Novo (catedrática de la UNED y autora del libro 'El éxito vital')

«¿Cuánta gente ha renunciado a la infancia de sus hijos por escalar un puesto más importante en la empresa?»

«A veces para eso que llaman 'triunfar' hipotecamos cosas o relaciones que valoramos mucho. ¿Cuánta gente ha renunciado a la infancia de sus hijos por escalar un puesto más importante en la empresa? Llegada a la edad madura, la empresa les dice que ya no los necesita y sus hijos apenas los conocen porque no han vivido con ellos la infancia o la juventud».

Pep Bou (actor de teatro y mimo)

«Yo no tengo consciencia de ser alguien con éxito»

«Muchos actores y actrices que suelen pasar temporadas esperando la llamada de un director me perciben como una persona de éxito porque ven que he sabido crear mi propio estilo teatral, gozo de mucha independencia y, con mis espectáculos, he podido viajar por todo el mundo. En cambio, yo no tengo consciencia de ser alguien con éxito, sino de haber hecho lo que me ha gustado».

Antonio Valero (director del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos)

«Cuando te dedicas a la investigación científica despiertas envidias»

«En Física decimos que, en un sistema viscoso, cuanta más velocidad alcanzas, más te frena el sistema. Desgraciadamente, cuando te dedicas a la investigación científica o a cualquier otra actividad creativa despiertas envidias en individuos que te ponen zancadillas. Y tienes que luchar contra ese sistema viscoso que, cuanto más avanzas, con más fuerza se te opone».

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