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¿Por qué no somos capaces de recordar un número de móvil? ¿Se puede dejar la mente en blanco? Así funciona tu misterioso cerebro

¿Por qué no somos capaces de recordar un número de móvil? ¿Se puede dejar la mente en blanco? Así funciona tu misterioso cerebro

Es fascinante todo lo que rodea a este órgano tan trabajador: «No descansa ni cuando estamos dormidos»

Lunes, 31 de enero 2022, 00:28

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Tal vez mientras lee este artículo esté tamborileando los dedos sobre la mesa. Sin saberlo, está poniendo a trabajar a buen ritmo a su cerebro. «Un gesto mecánico como ese, del que ni siquiera estás pendiente, activa el 50% del encéfalo. No digamos ya la lectura de este reportaje...». Rafa Guerrero, licenciado en Psicología y doctor en Educación, desentraña en 'El cerebro infantil y adolescente. Claves y secretos de la neuroeducación' (Libros Cúpula) los misterios de este complejo ordenador que mantenemos siempre encendido en nuestra cabeza. Junto a Félix Viñuela, neurólogo y portavoz de la Sociedad Española de Neurología, da respuesta en este artículo a muchas preguntas que nos vienen a la cabeza, precisamente a ese cerebro «que no descansa ni cuando estamos durmiendo».

¿Por qué consume tanta energía el cerebro?

«El cerebro representa solo el 2% del peso del cuerpo pero consume, aproximadamente, el 20% de las calorías basales. ¿Por qué sucede esto? Porque nunca está en reposo, ni siquiera cuando dormimos. Actividades intelectuales como leer, aprender o meditar añaden un plus de actividad y, por tanto, de gasto calórico. Además, el cerebro es muy sibarita y consume glucosa. ¿Quiere decir esto que en época de exámenes tenemos que comer chocolate? No necesariamente, porque el organismo almacena de forma muy eficiente esas reservas de azúcar y las pone a disposición del cerebro cuando las necesita», explica el neurólogo Félix Viñuela.

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¿Qué pasa cuando aprendemos una canción?

«En el fenómeno del aprendizaje se produce una transcodificación al lenguaje que entiende el cerebro. Y eso se hace en forma de conexiones neuronales. Cuando aprendemos una canción no solo interiorizamos la letra, sino la melodía, el ritmo... Cada red neuronal codifica algún aspecto de ese aprendizaje nuevo y esas conexiones facilitan aprendizajes posteriores. Se ve claramente en gente que estudia idiomas, cuantos más aprendes, más sencillo resulta embarcarte en otro nuevo. ¿Por qué? Porque esos aprendizajes están interconectados y el cerebro es sumamente eficiente. Otra cuestión que influye en el aprendizaje es la motivación: si nos ilusiona será más fácil de aprender. Por eso es más sencillo aprender una canción que la Ley General de Tráfico, por ejemplo», señala Félix Viñuela.

¿Qué nos hace perder neuronas?

«La poda neuronal es un proceso natural por el que el cerebro elimina la basura, como cuando llevas un coche viejo al desguace. Desde los 20 años se produce una muerte natural de las neuronas, cuando envejecemos y una neurona no da más de sí se autodestruye (apoptosis). Aunque ya hay estudios que demuestran la capacidad de regeneración neuronal, no es una regeneración como la del hígado, las neuronas no son tan regeneradoras. Por eso, para contrarrestar esta pérdida hay que mantener las que quedan activas. No es tan importante la cantidad de neuronas como las conexiones neuronales que se producen. Y un enemigo acérrimo de las neuronas es la toxicidad; el alcohol, un exceso de azúcar, la tensión arterial alta, el colesterol... matan neuronas y son causa de deterioro cognitivo», ahonda Félix Viñuela.

¿A que se acuerda aún del teléfono fijo?

«Probablemente se acuerde del número del fijo que había en casa. Pero, ¿cuántos móviles puede recordar hoy? No es solo que nos hayamos hecho cómodos, es que la cantidad de elementos que podemos retener en la memoria de corto plazo son siete (con una variación de dos arriba o abajo). Por eso, antes te recitaban el teléfono fijo de alguien, número por número, y no resultaba difícil aprenderlo, porque eran siete números, sin contar el prefijo. Los móviles, sin embargo, tienen nueve y memorizar las nueve cifras es complejo, de ahí que se agrupen en bloques: 648 890 647. Dicho así, para el cerebro ya no son nueve números, sino tres elementos. De igual modo, no seremos capaces de recordar las treinta cosas que tenemos que comprar en el supermercado, pero si agrupamos esos productos en cuatro o cinco categorías: frutas, conservas, pescado y productos de limpieza, por ejemplo, será más sencillo. De todos modos, aunque lo memoricemos probablemente en unos segundos se nos olvidará. Y esto no es malo, todo lo contrario, ya que no sería eficiente que memorizásemos todo lo que nos ocurre. Si hay algo que queremos retener, un número de móvil por ejemplo, para que pase de esa memoria a corto plazo y evanescente a la de largo plazo habrá que recitarlo en voz alta, repetirlo o hacer asociaciones significativas. Por ejemplo, si tras esta entrevista haces la asociación 'Félix, el neurólogo', será más fácil que recuerdes mi nombre en el futuro que si solo dices 'Félix'. Al concederle una categoría, en este caso la profesión, cuando necesites recordar mi nombre rescatarás esa información del 'cajón' de neurólogos que conoces, que probablemente serán muy pocos, en lugar de sacarla del cajón de los nombres, donde habrá muchos», explica el ejemplo Félix Viñuela.

¿Es posible recordar el momento de nuestro nacimiento?

«No. Pero ojo, esto no quiere decir que esa información no esté almacenada en nuestro cerebro, porque lo está. La tenemos guardada pero no podemos acceder a ella porque de bebés el hipocampo no tiene el desarrollo suficiente para poner en palabras lo que nos sucede. Ese desarrollo suficiente para recordar, esa memoria declarativa, se alcanza en torno a los 3 años, de manera que no tenemos recuerdos de esos tres primeros años de vida. Otra cosa es que una persona pueda llegar, trabajando con ciertas técnicas, a conectar con las emociones o percepciones del parto o de un episodio traumático sucedido cuando era un bebé. Pero no será capaz de verbalizar lo que sucedió», advierte Rafa Guerrero.

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El misterio de los taxistas, los músicos y los malabaristas

Rafa Guerrero explica en su libro que el cerebro es flexible y maleable y se adapta anatómica y funcionalmente al entorno donde se desarrolla, como cuando vamos al gimnasio y queremos fortalecer los bíceps y hacemos ejercicios para aumentar su tamaño y su fuerza. Y señala tres ejemplos de plasticidad cerebral.

Taxistas londinenses

En un estudio del año 2000 de Eleanor Maguire y su equipo se hicieron escáneres a taxistas londinenses y se demostró que tienen un hipocampo significativamente mayor que el resto de la población, ya que esta es la estructura del sistema límbico que se encarga de codificar funciones relacionadas con la memoria y la habilidad espacial. El estudio demostró una relación directa con el número de años de experiencia del taxista.

Músicos

Una investigación de Christo Pantev (Universidad de Münster, Alemania) examinó con técnicas de neuroimagen la corteza auditiva de un grupo de músicos, situada en el lóbulo temporal izquierdo. Esta era un 25% más grande en personas que tocaban asiduamente un instrumento musical. Entre los músicos, era mayor la corteza auditiva en el caso de quienes aprendieron a tocar de niños o muy jóvenes, que de quienes se iniciaron de adultos.

Malabares

Arne May y su equipo de investigación de la Universidad de Regensburg (Alemania) hicieron una prueba de neuroimagen a un grupo de jóvenes. Luego les pidieron que practicaran malabares con tres bolas al menos un minuto al día durante tres meses. Pasado ese tiempo, el área temporal media y el surco intraparietal posterior, ambas zonas relacionadas con el procesamiento de información visual en movimiento, habían aumentado de tamaño de manera significativa. Durante los siguientes tres meses dejaron de practicar con malabares y ambas regiones regresaron a su tamaño original.

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Las mujeres identifican y gestionan mejor las emociones. Son mejores en fluidez verbal, movimientos precisos de las manos, concentración, empatía, habilidades cognitivo-sociales.

Se debe a que tienen la corteza cingulada y la corteza orbitofrontal más grande que la de los varones, zonas implicadas en el procesamiento de las emociones.

Los hombres son mejores con la orientación espacial, las pruebas de razonamiento lógico-matemático, la resolución de problemas y las destrezas motoras.

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¿Se puede dejar la mente en blanco?

«Sí, y es muy positivo. Aunque dejarla en blanco no quiere decir que no haya actividad. Significa que el cerebro no está focalizado en la realidad exterior. Existe una red cerebral llamada 'red neuronal por defecto' que se activa cuando no estamos atentos a lo exterior, sino a lo interior: puede parecer que estamos despistados, a nuestra bola, que estamos vagabundeando por nuestras interioridades... Es una actividad muy interesante y se puede entrenar con la meditación. De hecho, esta 'red neuronal por defecto' es una de las primeras afectadas por el alzhéimer, que despoja a la persona de la capacidad de introspección. En el otro extremo, hay que destacar que esta red se activa a veces de forma anómala en personas con problemas psicológicos», explica Félix Viñuela.

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¿Es usted capaz de leer este mensaje oculto entre letras y números?

«Que unas personas lo lean y otros no tiene que ver con los procesos de codificación. Por un lado, hay una predisposición genética; y, por otro, influye mucho la práctica. De modo que personas familiarizadas con las letras probablemente leerán con mayor facilidad este mensaje, de la misma manera que un profesional que trabaja atendiendo pacientes tendrá más desarrollada la empatía que alguien cuyo trabajo diario es poner sellos», señala a modo de ejemplo el psicólogo Rafa Guerrero.

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Lo que ves por el ojo derecho llega al izquierdo

«Lo que escucha el oído izquierdo, lo procesa el hemisferio derecho, y al revés; del mismo modo, lo que ves con el ojo derecho si te tapas el izquierdo, lo procesa el hemisferio izquierdo; o que si juegas al tenis y sujetas la raqueta con la mano derecha, activas el hemisferio contrario e igualmente si bates un huevo, por ejemplo. Esta contralateralidad sucede con todos los sentidos menos el gusto. Es decir, si tapamos el orificio izquierdo de la nariz y olemos algo solo con el derecho, esa información olfativa la registrará el hemisferio derecho. ¿Qué sucede? Que el cuerpo calloso funciona a modo de puente y hace llegar al hemisferio mejor dotado para procesarla esa información para asimilarla. Imaginemos que en un papel está escrita la palabra 'balón' y que estamos viendo el cartel con el ojo izquierdo porque nos hemos tapado el derecho. Sucede que la información llega al hemisferio contrario, esto es, al derecho, pero el hemisferio dominante en cuestiones de lenguaje es el izquierdo, de modo que el cuerpo calloso hace llegar la palabra 'balón' de ese hemisferio derecho al izquierdo, que es el que la va a procesar mejor. Por eso, en personas que han sufrido lesiones y no tienen cuerpo calloso o está afectado, si ven escrito con el ojo izquierdo la palabra 'balón', al no haber cuerpo calloso que pase esa información del hemisferio derecho al izquierdo, no podrían leer esa palabra», explica con el ejemplo Rafa Guerrero.

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El cerebro alcanza su máximo desarrollo en torno a los 25 años, así que el cerebro adolescente está aún 'en obras'. Su corteza prefrontal está menos desarrollada que el subcórtex. Esta falta de sincronía provoca que sea más inmaduro e irresponsable, impulsivo, hipersensible y emocionalmente inestable.

El cerebro adolescente tiene una necesidad extrema de dopamina y oxitocina

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¿Cómo se siente un adolescente cuando no le invitan a una fiesta?

«La tribu, los colegas... son especialmente importantes a esta edad. Hay estudios con escáneres cerebrales que nos hacen entender cómo se siente un adolescente cuando no le invitan a una fiesta, cuando un chico o una chica les da calabazas, cuando un amigo les traiciona... En estos ejemplos, sus cerebros muestran una situación parecida a la de sentirse amenazados o no disponer de alimentos para sobrevivir. Esto es, su cerebro se activa como si su supervivencia estuviera en juego, ya que todo lo que tenga que ver con el rechazo social lo perciben como una amenaza», explica Rafa Guerrero.

* La información que contienen estas viñetas está extraída del libro 'El cerebro infantil y adolescente', escrito por Rafa Guerrero.

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