Sorpresa en las elecciones... de 1899
Tiempo de historias ·
Además de la compraventa de votos y las coacciones electorales, los comicios municipales de aquel año tuvieron como novedad los buenos resultados de nacionalistas y socialistasLa expectación era máxima ante el 14 de mayo de 1899, domingo. «Prometen ser muy reñidas las elecciones municipales que se verificarán hoy», señaló 'El Noticiero Bilbaíno'. Toda Bizkaia esperaba ansiosa ver unos resultados que se antojaba iban a cambiar, de alguna manera, el panorama político. En Bilbao, la lucha electoral se había reducido a cuatro opciones significativas: los liberales, capitaneados por Víctor Chávarri, «el muñidor de elecciones»; los candidatos de la industria y el comercio; los nacionalistas y los socialistas. Por su parte, republicanos, carlistas e integristas se ahorraron concurrir a los comicios. Las cuatro opciones que se presentaron en la villa, más algún que otro candidato independiente, prometían una batalla en las urnas ciertamente apasionante.
Entre tanto nerviosismo no faltaron las llamadas a la calma y a la prudencia. Se rogaba sensatez «para que en ningún caso haya que lamentar ningún suceso desagradable». Se atisbaba que la irrupción de nacionalistas y socialistas suponía un aliciente que bien podía poner freno al aplastante poder que hasta ese momento habían tenido en la Villa, y en toda Vizcaya, los conservadores. Parecía que ya era hora de acabar con ello.
«La lucha de ayer fue reñida en todos los colegios, excepto en los del distrito de las Cortes, donde luchaban sin oposición, un candidato liberal y un socialista». En 1899, Bilbao contaba con 8 distritos electorales: Santiago, Mercado, Hospital, San Francisco, San Nicolás, Cortes, Ensanche y Bilbao la Vieja. La pugna fue tensa en todos menos en el citado, donde el elegido fue el candidato socialista. Fue el único que no ofreció emoción alguna. En el resto se pusieron en prácticas las artes seductoras habituales. Un agente del señor Echevarría, candidato liberal, fue sorprendido en Bilbao la Vieja mientras ofrecía bonos a cambio de votos. La oportuna intervención de la guardia municipal le libró de una buena.
No fue la única irregularidad. En el mismo distrito un individuo proclamaba que había votado diez veces y no faltaron electores que votaron tranquilamente en nombre de otros. También los hubo que votaron con nombres supuestos. Lo peor del caso era que, a veces, cuando el verdadero elector acudía a la urna, se le anunciaba que ya había votado. Puede imaginarse la contrariedad del interesado además del cabreo.
Los distritos de Bilbao la Vieja y San Francisco fueron los más disputados. «En cada colegio había una o dos parejas de la benemérita a más de algunos individuos de este instituto que a caballo recorrían ambos distritos», apuntó 'La Lucha de Clases'. De hecho, tuvieron que lanzar alguna que otra carga contra grupos que amenazaban con romper la crisma a los que practicaban el mercadeo de votos. En el centro de la población, la seguridad corrió a cargo de parejas de municipales y agentes de vigilancia. Gracias a ese despliegue el candidato liberal, señor Landecho, pudo salir indemne de un intento de linchamiento por parte de grupos de socialistas. No se le ocurrió otra cosa que proclamar «a voz en grito y en plena calle de la Torre, dinero en mano, que ofrecía tres y cinco duros porque votasen a la candidatura del señor Montero, un chavarrista de los más conspicuos». Sin embargo, a pesar de estos incidentes, habituales en su gran mayoría, la jornada discurrió con normalidad. Sobre todo sorprendió la tranquilidad con la que los electores pudieron votar en los colegios del distrito de las Cortes. Inaudito.
Triunfo de Chávarri
Los resultados fueron buenos para todos. Se eligieron 18 concejales, es decir, la mitad del consistorio. De estos, los liberales de Chávarri se hicieron con ocho, con lo que completaron la mayoría de que disponían. Era lo esperado. La sorpresa vino de la mano de las dos nuevas corrientes ideológicas del momento. Los socialistas obtuvieron tres concejales, un magnífico resultado si se tiene en cuenta el mercadeo de votos al que tuvieron que hacer frente y los pocos distritos en los que se presentaban. Con todo ello, la conciencia de que Bilbao era una de sus plazas fuertes ganó muchos enteros.
Pero la gran sorpresa vino de la mano de los nacionalistas: cinco concejales. Sin duda alguna, era un éxito. Una fuerza política recién estrenada se hacía un hueco en uno de los lugares que, hasta ese momento, había sido feudo casi exclusivo de los liberales de Víctor Chávarri. Esta irrupción del nacionalismo en el Ayuntamiento de la Villa y los magníficos resultados de los socialistas, supusieron un cambio más que significativo en la evolución electoral, no sólo de Bilbao, sino de buena parte de Vizcaya. De hecho, la mayor sorpresa de la jornada se produjo en Bermeo donde los nacionalistas, con cinco concejales por tres de los liberales, consiguieron arrebatarles a estos últimos el poder municipal. Era la primera vez que los tradicionalistas perdían el control de un ayuntamiento.
En otros lugares, la tónica fue similar. Mucha expectación y mucho dinero en la compra y venta de votos. En esto destacó Erandio, donde en el distrito de la Campa se llegaron a pagar hasta 125 pesetas por voto. Incluso se dio el caso de que hubo personas encerradas hasta la hora de votar y, en el último momento, se llevó a dos electores a caballo hasta el colegio correspondiente de ambos. Se dijo que se les había pagado 500 pesetas a cada uno, es decir, algo más de 700 euros actuales. Nada mal para la época
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