Así se mataban los vascos en la Edad Media
Las ballestas y las lanzas fueron las armas más recurrentes en las luchas entre linajes que se multiplicaron durante los siglos XIV y XV
En el año del Señor de 1469 «mató Martín de Achuriaga en tregua a Diego de Luiçaga». Parece que la víctima llevaba tiempo amenazando a su agresor, diciéndole cada día que «lo avía de matar o levar priso a corte, deziendo que le tenía tomada la alcaldía de Galdames». Incluso llegó a enviar a un grupo de «omes encobiertos en una casa para lo matar». Así que un día en que estaba en una taberna, en San Pedro de Galdames, cuando vio venir del monte a su enemigo, Martín de Achuriaga salió a su paso, «tomó la lança que tenía arrimada a la puerta e díxole: Diego, sé que a prendrerme vienes. E diole de la lança por las tripas». Cubriéndose la herida, «porque le salían las tripas», Diego de Luiçaga intentó escapar, pero fue alcanzado por su atacante y sus compañeros en un regato cercano «e acaváronlo allí».
Episodios de violencia como este no eran excepcionales en el País Vasco de la baja Edad Media. De hecho, el libro que lo narra, 'Las Bienandanzas e Fortunas', de Lope García de Salazar (1399-1476), recoge al detalle una cantidad impresionante de ellos. La obra es la fuente principal para documentar la llamada lucha de bandos o guerras banderizas, un enmarañadísimo conflicto en el que se sucedieron las guerras privadas entre los linajes vascos por causas que siguen siendo objeto de debate historiográfico y que van desde la rivalidad por «valer más», que según el propio Lope García de Salazar era el desencadenante primero de estos enfrentamientos, a la disputa por intereses económicos contrapuestos durante la crisis del sistema feudal.
En todo caso, 'Las Bienandanzas' –completadas con 'Los Anales breves de Vizcaya', obra también de Lope García de Salazar– son una fuente inestimable para conocer cómo se producía la violencia en el País Vasco en la Edad Media, pues el autor detalló los agravios que desencadenaban cada suceso, ataque, emboscada o enfrentamiento abierto, mencionando a menudo las armas usadas y el resultado de cada incidente. Esta información sirvió de base a Ekaitz Etxebarria Gallastegi y Jon Andoni Fernández de Larrea Rojas, historiadores y profesores de la UPV/EHU, para desarrollar un detalladísimo trabajo sobre «la materialidad del combate en el escenario del País Vasco bajomedieval» durante la lucha de bandos, publicado en la revista especializada 'Gladius' con el título 'Por las treguas de Butrón, no dejes el lorigón: armas, heridas de combate y muertes en el País Vasco bajomedieval' (2022).

Armas y defensas
1- Estribo: Para recargarla, el ballestero sujetaba el arma con el pie
2- Arco: Podía ser de madera o de metal
3- Cuerda
4- Canal: La hendidura donde se colocaba el proyectil, generalmente una flecha o un virote
5- Nuez: Es la pieza que funciona como tope y disparador. Al girar, libera la cuerda tensada que lanzará el proyectil
6-Mecanismo: Según el mecanismo de recarga, existían varios tipos de ballesta. Las más sencillas se recargaban tensando la cuerda manualmente. Las de torno (como en este caso) y las de cranequin eran más lentas para recargar pero su potencia de disparo podía atravesar armaduras
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1- Lanceolada: Diseñada para extraerse con facilidad y se empleaba principalmente en la caza
2- Barbada: Diseñada para una mayor penetración se empleaba en la caza mayor y en batalla
3- Rallón: Se empleaba en la caza para seccionar los vasos sanguíneos de las presas y hostigarlas hasta su muerte por sangrado. Aunque su uso contra humanos estaba prohibido, existen evidencias de su empleo en emboscadas y asesinatos
El pavés era un escudo alto diseñado para protegerse de las flechas. En ocasiones tenía una pica en su base que se clavaba en el suelo para proteger a los ballesteros durante la recarga, especialmente en batallas y asedios a fortalezas
Loriga
Brazales
Quijotes
La loriga era una cota de malla que cubría el torso, los brazos hasta el codo y las piernas hasta la rodilla. Con el tiempo, la protección personal se fue completando con brazales y quijotes que cubrían las partes expuestas por la loriga

Armas y defensas
1- Estribo: Para recargarla, el ballestero sujetaba el arma con el pie
2- Arco: Podía ser de madera o de metal
3- Cuerda
4- Canal: La hendidura donde se colocaba el proyectil, generalmente una flecha o un virote
5- Nuez: Es la pieza que funciona como tope y disparador. Al girar, libera la cuerda tensada que lanzará el proyectil
6-Mecanismo: Según el mecanismo de recarga, existían varios tipos de ballesta. Las más sencillas se recargaban tensando la cuerda manualmente. Las de torno (como en este caso) y las de cranequin eran más lentas para recargar pero su potencia de disparo podía atravesar armaduras
1- Lanceolada: Diseñada para extraerse con facilidad y se empleaba principalmente en la caza
2- Barbada: Diseñada para una mayor penetración se empleaba en la caza mayor y en batalla
3- Rallón: Se empleaba en la caza para seccionar los vasos sanguíneos de las presas y hostigarlas hasta su muerte por sangrado. Aunque su uso contra humanos estaba prohibido, existen evidencias de su empleo en emboscadas y asesinatos
El pavés era un escudo alto diseñado para protegerse de las flechas. En ocasiones tenía una pica en su base que se clavaba en el suelo para proteger a los ballesteros durante la recarga, especialmente en batallas y asedios a fortalezas
Loriga
Brazales
Quijotes
La loriga era una cota de malla que cubría el torso, los brazos hasta el codo y las piernas hasta la rodilla. Con el tiempo, la protección personal se fue completando con brazales y quijotes que cubrían las partes expuestas por la loriga

Armas y defensas
Estribo: Para recargarla, el ballestero sujetaba el arma con el pie
Arco: Podía ser de madera o de metal
Cuerda
Canal: La hendidura donde se colocaba el proyectil, generalmente una flecha o un virote
Nuez: Es la pieza que funciona como tope y disparador. Al girar, libera la cuerda tensada que lanzará el proyectil
Mecanismo: Según el mecanismo de recarga, existían varios tipos de ballesta. Las más sencillas se recargaban tensando la cuerda manualmente. Las de torno (como en este caso) y las de cranequin eran más lentas para recargar pero su potencia de disparo podía atravesar armaduras
1- Lanceolada: Diseñada para extraerse con facilidad y se empleaba principalmente en la caza
2- Barbada: Diseñada para una mayor penetración se empleaba en la caza mayor y en batalla
3- Rallón: Se empleaba en la caza para seccionar los vasos sanguíneos de las presas y hostigarlas hasta su muerte por sangrado. Aunque su uso contra humanos estaba prohibido, existen evidencias de su uso en emboscadas y asesinatos
El pavés era un escudo alto diseñado para protegerse de las flechas. En ocasiones tenía una pica en su base que se clavaba en el suelo para proteger a los ballesteros durante la recarga, especialmente en batallas y asedios a fortalezas
Loriga
Brazales
Quijotes
La loriga era una cota de malla que cubría el torso, los brazos hasta el codo y las piernas hasta la rodilla. Con el tiempo, la protección personal se fue completando con brazales y quijotes que cubrían las partes expuestas por la loriga

Armas y defensas
Estribo: Para recargarla, el ballestero sujetaba el arma con el pie
Arco: Podía ser de madera o de metal
Cuerda
Canal: La hendidura donde se colocaba el proyectil, generalmente una flecha o un virote
Nuez: Es la pieza que funciona como tope y disparador. Al girar, libera la cuerda tensada que lanzará el proyectil
Mecanismo: Según el mecanismo de recarga, existían varios tipos de ballesta. Las más sencillas se recargaban tensando la cuerda manualmente. Las de torno (como en este caso) y las de cranequin eran más lentas para recargar pero su potencia de disparo podía atravesar armaduras
1- Lanceolada: Diseñada para extraerse con facilidad y se empleaba principalmente en la caza
2- Barbada: Diseñada para una mayor penetración se empleaba en la caza mayor y en batalla
3- Rallón: Se empleaba en la caza para seccionar los vasos sanguíneos de las presas y hostigarlas hasta su muerte por sangrado. Aunque su uso contra humanos estaba prohibido, existen evidencias de su empleo en emboscadas y asesinatos
Loriga
Brazales
Quijotes
La loriga era una cota de malla que cubría el torso, los brazos hasta el codo y las piernas hasta la rodilla. Con el tiempo, la protección personal se fue completando con brazales y quijotes que cubrían las partes expuestas
El pavés era un escudo alto diseñado para protegerse de las flechas. En ocasiones tenía una pica en su base que se clavaba en el suelo para proteger a los ballesteros durante la recarga, especialmente en batallas y asedios a fortalezas
El cuadro resultante no encaja mucho con la imagen típica de la violencia en la Edad Media que hemos asumido por la literatura y las películas. Así, tendemos a imaginar la espada como el arma medieval por excelencia. Pero la investigación de Etxeberria y Fernández de Larrea pone de manifiesto «el predominio de la ballesta como arma más utilizada» en el País Vasco en el periodo estudiado, entre 1390 y 1473.
La ballesta estuvo «presente en todos los tipos de acciones violentas identificadas» en la investigación. Era un arma que podía usarse tanto para la caza como para la guerra, «por lo que su difusión y empleo debía ser muy frecuente», señalan los historiadores. Con ella se podían disparar diferentes tipos de proyectiles. Para la guerra se usaban virotes o saetas, que podían atravesar las protecciones que pudiera vestir el objetivo. Pero también se utilizaba el rallón, un proyectil de caza diseñado para desgarrar la carne y seccionar los vasos sanguíneos, cuyo empleo «contra seres humanos estaba expresamente prohibido por los códigos legales de la época».
«En el año del Señor de 1467, estando en buena paz e seyendo todos en el solar de Muñatones, mataron Juan Ortiz [...] de noche, labrando en la ferrería de La–varrieta, con una saeta por el bientre. E no se sopo çierto quién, sino que sonava que Juan Ortiz de Luiçaga e Pero de las Eras e Juan de Murga [...] que los vio allí una moça e no los conoçió o, si no, no lo quiso dezir».
Cabe señalar que cuando Lope García de Salazar escribía sobre ballestas no lo hacía de oídas. Él mismo recuerda que tenía 16 años cuando empuñó una por primera vez y que mató a su primer enemigo con otra a los 18. Y además con un rallón: «E ferió este Lope de Salazar con un rallón por la caveça a Lope Ochoa de Mendieta de parte a parte con una buena vallesta e cayó luego muerto e los otros acogiéronse a la torre», cuenta al narrar un enfrentamiento entre su linaje y otro rival, tras la ruptura de una tregua.
«La lanza sería el arma principal de entre las empleadas para el combate cuerpo a cuerpo», destacan Etxeberria y Fernández de Larrea. El citado ataque de Martín de Achuriaga a Diego de Luiçaga refleja que solía llevarse de forma habitual y no necesariamente en tiempo de guerra. «Algo similar sucedía con la ballesta: las gentes la portaban incluso en las celebraciones religiosas».
Es significativo que los dos vizcaínos armados que el escultor y medallista francoalemán Christoph Weiditz (1500-1559) dibujó en su 'Trachtenbuch' (libro de costumbres o vestidos) en su viaje por España en 1528 y 1529 lleven una ballesta, el primero, y dos lanzas, el segundo. «La cotidianidad del uso de la lanza es tal que en numerosas ocasiones los hombres las llevaban en su vida diaria, incluso a las tabernas, lugar donde la combinación de alcohol y armas podía llevar a consecuencias mortales».
Como a menudo la violencia se desencadenaba de forma espontánea, en lo que en lenguaje coloquial actual denominaríamos 'calentones', los contendientes recurrían «a lo que se tuviera a mano», como las hachas, las varas de hierro y los varapalos. Esta atmósfera de rencillas acumuladas que desembocaban en actos de violencia por los motivos más banales, incluso durante las treguas, es palpable en el siguiente párrafo:
«En el año del Señor de 1421 mataron los de Villa, que eran de Loiçaga, en Someano, un día de Pascua de Resurreçión, a Ferrando de Achuriaga; e mataron allí Sancho de Someano e a Juan, fijo de Ferrando, e a Sancho Garrupio, que eran de Achuriaga, e Pero de Castillo, que eran de Garaiçával, e a Sancho Duru de Villa. E la causa d'esta muerte fue que, estando todos en buena paz [...] volvieron palabras en la taverna [...] e tornó Sancho de Someano sobre él e diole con un dardo por los pechos e con una lança por la voca e cayó luego muerto».
En cuanto a las armas diseñadas específicamente para la guerra, destacan los puñales, más utilizados que las espadas entre las armas de filo «diseñadas para el combate cuerpo a cuerpo». En las luchas de bandos fueron frecuentes las celadas, emboscadas y asesinatos, escenarios para los que el puñal era el arma más adecuada. «La mayor parte de las ocasiones en las que los cuchillos salieron a relucir fue en homicidios». Muchos fueron resultado de nimiedades: en 1426 Lope del Cuadro, criado de Ochoa de Salazar trataba de dormir en su bajel amarrado en Lekeitio. El ruido que causaba Gonzalo Mudarra jugando a las cartas con un marinero se lo impedía, así que «metióle un cochillo por los pechos e morió súpitamente e saltó a la mal».
En el estudio de Etxeberria y Fernández de Larrea llama la atención la presencia mínima de armas pirobalísticas, es decir, de fuego: «A pesar de que sabemos que se utilizaron con cierta profusión en operaciones de expugnación a casas-torre en el PaÍs Vasco del siglo XV, tan solo disponemos de un único ejemplo en el que fueron los causantes directos de una muerte».
Referencias
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Aguirre, S. (ed.) (1986). «Anales breves de Vizcaya», «Las dos primeras crónicas de Vizcaya», Bilbao, Caja de Ahorros Vizcaína, 107-184
-
Villacorta, M.C. (ed.) (2015). «Libro de las buenas andanças e fortunas que fizo Lope García de Salazar», Bilbao, UPV/EHU
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Etxeberria Gallastegi, E. y Fernández de Larrea Rojas, J. A. (2022). «Por las treguas de butrón, no dejes el lorigón». Armas, heridas de combate y muertes en el País Vasco bajomedieval. Gladius, 42: 59-74.
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