Elcano: un negocio redondo
Especial Elcano ·
El navegante consiguió importantes beneficios económicos tras haber dado la vuelta al mundo, tanto por la venta de especies como por favores de la CoronaÓscar Beltrán de Otálora
Lunes, 5 de septiembre 2022
Juan Sebastián Elcano realizó una travesía alrededor del mundo en condiciones inhumanas, sin agua, sin comida, con la tripulación aquejada de enfermedades como el escorbuto y sin unas mínimas condiciones de higiene. Pero ese infierno de madera sobre el mar escondía uno de los mayores tesoros conocidos en ese momento. Mientras que los marineros tenían que comer serrín para sobrevivir, bajo sus pies se guardaban sacos y sacos de especies, una fortuna aromática más valiosa que el oro.
El valor de las bodegas de la nao Victoria alcanzó los 8.680.551 maravedíes. Para entender el valor de esta cifra es suficiente tener en cuenta que toda la expedición -las cuatro naves que empezaron la ruta, incluida la marinería y todos los pertrechos- había costado 8.334.335 maravedíes. Solo con la carga que transportaba el barco de Elcano se consiguió amortizar todo el desembolso que supuso dar la vuelta el mundo y además obtener unos beneficios de 346.216 maravedís.
¿Cuánto supone esta ganancia?
Para manejarse en cifras de la época, con el dinero conseguido se podría haber comprado un barco como la propia nao Victoria, cuya fabricación había costado 300.000 maravedíes. Si los cuatro barcos que iniciaron la ruta hubiesen concluido el viaje con sus bodegas repletas, la cantidad obtenida habría superado el rescate de un rey.
Extrapolar al dinero actual las cantidades que el navegante de Getaria consiguió para el rey Carlos I es un ejercicio bastante arriesgado y especulaivo. Sin embargo, existe cierta convención según la cual, un maravedí equivale a una cantidad entre 0.10 y 0,20 euros. Se trata de una tasa de cambio muy relativa. Tiene en cuenta factores como el precio de una docena de huevos, establecido en el siglo XVI en 60 maravedíes o el de una resma de papel -500 folios- que estaba tasada en 28 maravedíes.
Dentro de las comparaciones posibles se encuentran también los sueldos. Un capitán de la flota recibía una paga mensual de 4.000 maravedíes, mientras que un grumete percibía 800.
Solos los atrasos que se debían a los marineros que llegaron a Sanlúcar de Barrameda suponían una pequeña fortuna, tras tres años en la mar. Pero además, la tripulación tenía derecho a la denominada quintalada, un porcentaje del beneficio obtenido con la carga y que se debía repartir entre los hombres de a bordo. Ese dinero, más las especias que algunos de ellos llevaban de forma privada en su equipaje supusieron que muchos de los hombres que habían sufrido penurias incontables se encontraran de repente que eran hombres de fortuna.
En el caso de Elcano, además de todos los beneficios que obtuvo por la carga, el emperador Carlos V le concedió un sueldo anual de 500 ducados. De nuevo, una de las convenciones es que un ducado equivale a 167 euros, aunque se trata de una cifra muy aproximada puesto que dependía de múltiples factores. Si se tiene en cuenta ese cambio oficial, a Elcano le correspondía una renta de 83.000 euros. Es decir, 187.500 maravedíes. Con esa cantidad, Elcano se había podido comprar un barco cada dos años. Sin embargo, jamás llegó a recibir ese dinero. Murió en algún lugar remoto del Pacífico sin haber cumplido el año de trabajo para la Corona.
Elcano tuvo sus propios billetes
La historia de Elcano con el dinero no termina aquí. A mediados del siglo XX su figura sería utilizada para ilustrar los billetes de uso legal impresos por el Banco de España. El primer papel moneda con la efigie del marinero de Getaria se imprimió en 1931, al comienzo de la II República, y valía 500 pesetas (3 euros). Contaba en el reverso con reproducción del cuadro de Emilio Salaverría 'Desembarco de Elcano en Sevilla después de dar la vuelta al mundo'.
Según el experto Ángel Gómez-Carrreño, esta título tuvo una vida efímera ya que entró en circulación en 1938, en plena Guerra Civil, cuando el Gobierno legítimo se había retirado ya a Valencia y apenas quedaba un año para que sucumbiese ante el avance golpista.
El segundo billete que contaba con imágenes de Elcano fue emitido en 1948, en los comienzos del franquismo. Tenía un valor de cinco pesetas (0,03 euros) ya que venía a suplir la ausencia de monedas metálicas.
La falta de materias primas por la Segunda Guerra Mundial hizo que el Gobierno tuviese que recurrir al papel y no al metal para poner en circulación ese tipo de valores tan bajos. El título contaba en el reverso con una recreación del rostro del navegante realizada por el pintor vasco Ignacio Zuloaga. En la marca de agua que llevaba el billete como medida de seguridad se había incorporado un autoretrato del artista de Eibar.
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