Euskadi exigirá el pasaporte covid a partir de mañana

El lehendakari, Iñigo Urkullu, no ha esperado a conocer los detalles del fallo favorable del Tribunal Supremo sobre el pasaporte covid y el jueves por la tarde firmó el decreto por el que aplica ya esta herramienta legal ante el notable aumento de la presión en las UCI. Las Unidades de Cuidados Intensivos superan con holgura el medio centenar de pacientes. Ese era el límite que había fijado el Ejecutivo autónomo para recuperar este 'estado de excepcionalidad'.

Tal y como figura en el decreto firmado por la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, y publicado en el boletín del País Vasco, las UCI han doblado el volumen de pacientes en solo 20 días, «datos que evidencian la necesidad de adoptar medidas extraordinarias y urgentes». Por este motivo, el lehendakari ha convocado para esta tarde (16.30 horas) al consejo asesor del LABI, el órgano encargado de tomar decisiones sobre la pandemia.

En la reunión se analizará la actual evolución y se valorarán otras medidas, además de la aplicación del pase sanitario para acceder a restaurantes, discotecas y conciertos. Este documento, tumbado por los jueces vascos hace tres semanas, entrará en vigor mañana. Lo que se estudiará esta tarde es ampliar la exigencia de este certificado en más ámbitos que para los que se ha pedido ya.

En Lakua quieren explorar otras posibilidades. Otras autonomías lo requieren para visitar a enfermos en hospitales, como en Galicia; y para entrar en residencias y gimnasios, como en Cataluña. Eso sí, cada nueva aplicación que quiera añadir el Gobierno vasco deberá contar con la autorización previa de los jueces. Sin ni siquiera comenzar a usarse, el pasaporte covid se ve ahora como una herramienta eficaz y fundamental para prevenir contagios en interiores. Además, el Gobierno vasco cree que podría ayudar a evitar medidas más severas aplicadas durante buena parte de esta crisis. .

Según dio a entender Urkullu, la reunión del LABI no tiene por qué implicar la adopción de medidas restrictivas de manera inmediata en ámbitos como el ocio, la hostelería o la cultura, de modo que el Gobierno vasco podría darse unos días de margen -probablemente el puente festivo- para analizar la evolución de la epidemia y comprobar el impacto del pasaporte covid sobre los contagios y la vacunación antes de aprobar limitaciones más contundentes.

La última vez que se reunió el LABI político fue el 5 de octubre. La quinta oleada remitía y el País Vasco abrazaba la normalidad. Tras aquel encuentro, se desactivó la emergencia sanitaria, lo que supuso la desaparición de todas las restricciones: aforos y limitaciones horarias en la hostelería y en eventos, la prohibición de servir en la barra del bar, el cerrojazo del ocio nocturno... Todo volvió a ser igual, a excepción del uso obligatorio de la mascarilla en interiores. La nueva coyuntura duró un abrir y cerrar de ojos. Una semana después, el virus volvió a dar temibles señales de crecida. La curva no ha dejado de aumentar desde el 12 de octubre. La incidencia llegó a tocar fondo con 54 casos y ayer se situaba en 577 puntos. La situación en los hospitales se ha complicado.