Rebeca Sainz, del restaurante Víctor, ha visto cómo se esfumaban las reservas más multitudinarias que estaban previstas desde hace semanas. luis ángel gómez

El miedo al virus provoca una avalancha de cancelaciones de comidas de empresa

Los restaurantes de Bilbao calculan que han perdido el 70% de las reservas que tenían confirmadas para celebraciones navideñas

Jueves, 9 de diciembre 2021, 00:40

José Mari Losa, del restaurante Guetaria, lo explica muy bien: «Se han cancelado más del 70% de las comidas de empresa y ya no hay ... reservas para mesas de treinta personas. Estamos trabajando con mesas de dos, de cuatro, de ocho como mucho... Empresas con las que trabajamos todos los años han llamado para decir que éste no van a hacer nada. Porque si ocurriese 'algo' tendrían que cerrar».

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Con 'algo' se refiere, claro, a un brote, a que parte de su plantilla se contagie durante la celebración. Y esa especie de freno festivo no llega solo de las direcciones de las empresas, sino de los propios trabajadores que se lo montan por su cuenta. «La gente no quiere juntarse en grupos grandes si sabe que va a reunirse con la familia poco después», apunta Rebeca Sainz, del restaurante Víctor. Aquí también se han esfumado las comidas más potentes que tenían reservadas desde hacía semanas y que sumaban 140 comensales. «Y seguro que va a haber más cancelaciones», vaticina.

Lo que está ocurriendo es una prueba de la fragilidad de cualquier pronóstico en este entorno pandémico tan tozudo. Hace unas semanas se miraba hacia diciembre como el momento de recuperar viejos hábitos y cierta alegría. La hostelería veía un escenario luminoso donde resarcirse un poco de las sombras traídas por el virus. También donde cargar combustible antes de los primeros meses del año, que siempre son malos. Pero los contagios se han disparado, el covid ha ganado presencia y todo se ha ido al garete.

«Las cosas se han puesto mal sobre todo desde este fin de semana que acaba de pasar», apunta Boni García, presidente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia y propietario del Café Lago. Es decir, que se ha complicado desde que entró en vigor la obligación de presentar el pasaporte covid en locales de más de cincuenta comensales. Matiza, no obstante, que el problema no es esta exigencia en sí misma, sino el ruido que genera el regreso de las restricciones. Es como la prueba del algodón de que las cosas se están torciendo en términos pandémicos, y eso genera inquietud. Miedo. Lo que viene a ser veneno para el negocio. «Se están cancelando muchísimas comidas de empresa, pero también las organizadas por compañeros de trabajo o amigos».

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En este sentido, apunta otra variable que sí tiene que ver con la exigencia del pasaporte covid: «Hay grupos en los que igual una o dos personas no están vacunadas, y acaban decidiendo que o se van de celebración todos, o ninguno». Suena un poco absurdo, pero ocurre. También es muy frecuente que haya gente que al llamar por teléfono para hacer una reserva pregunte si el restaurante en cuestión pide el certificado. «Estamos ante un problema de calado y hay grupos que se están fragmentando». Una circunstancia que también trabaja en contra de las ganas de organizar celebraciones.

¿Hay alguna consigna por parte de la patronal a la hora de desaconsejar comidas de empresa por posibles riesgos? «Como organización no hacemos ninguna recomendación en este sentido», despeja Francisco Javier Azpiazu, secretario general de la patronal vizcaína, Cebek. Pero también apunta que «la decisión de mantener o no las comidas de empresa tendrá que ver con los datos que deje la pandemia, que no son nada buenos y no parece que vayan a mejorar pronto». En fin, que lo procedente ahora es «ser prudentes y atender a lo que digan las autoridades sanitarias».

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El temor de los sanitarios

En este sentido el viento tampoco sopla a favor de la hostelería. Osakidetza envió la semana pasada una circular interna a la plantilla de toda su red para que evite las tradicionales cenas y comidas entre compañeros de trabajo. En este caso, una cadena de contagios sería tanto más preocupante porque lo que menos necesitan los hospitales con el virus al alza es una cascada de bajas. Lo que ha pasado precisamente en Málaga, donde 80 sanitarios dieron positivo tras una comida a la que asistieron más de cien personas. El espectáculo no ha sido bonito y muchos profesionales han tomado nota.

«Nosotros trabajamos mucho con gente de Osakidetza, sobre todo profesionales de Cruces, y han cancelado todas las comidas grandes», revela Adolfo de Andrés, del Gure Kabi. No sólo ellos. «Hemos perdido entre el 60 y el 70% de las comidas de grandes empresas». Y las que se mantienen, lo hacen a medio gas. «Las que eran de veinte personas se han quedado en 10 o 12». En el Yandiola, de Ricardo Pérez, también han visto cómo se caían «más de las dos terceras partes de las reservas».

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Es cierto que eso no supone que los restaurantes se queden vacíos porque, explican los hosteleros, llegan clientes en grupos más modestos. Lo que decían en el Guetaria, mesas de dos o cuatro personas. El problema es que con este modo de funcionar los locales se llenan con muchos menos comensales. Y eso es menos negocio.

Las frases

Pte. Asoc. Hostelería de Bizkaia

Boni García

«La gente está asustada, tiene miedo a juntarse y está habiendo muchísimas cancelaciones»

Secretario general de Cebek

Francisco Javier Azpiazu

«Debemos ser prudentes, y los datos de contagios no son buenos ni parece que vayan a mejorar»

Restaurante Guetaria

José Mari Losa

«Ya no hay comidas de 30 personas. Ahora trabajamos con mesas de dos, de cuatro...»

Restaurante Gure Kabi

Adolfo de Andrés

«Todas las celebraciones que había de trabajadores de Osakidetza se han suspendido»

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