El infarto es más letal en las mujeres
Las mujeres que lo sufren por primera vez tienen «un 50% de probabilidades de morir frente al 30% de los varones»
En Europa cada seis minutos fallece una mujer por una afección cardiaca. En Euskadi las enfermedades del sistema circulatorio -ictus, insuficiencia, infarto...- son la principal causa de muerte entre las féminas. Están detrás del 27% de los decesos en personas de este sexo, por encima de otras enfermedades ligadas tradicionalmente con este género como el cáncer de mama o la osteoporosis, tal y como se recoge en los últimos datos oficiales publicados por el Departamento de Salud el pasado diciembre.
Para hablar sobre la incidencia y el impacto que estas patologías tienen en las mujeres ayer compareció en la Comisión de Salud del Parlamento vasco Maite San Saturnino, presidenta de la asociación Corazón sin Fronteras. «La enfermedad cardiaca en la mujer es más frecuente de lo que pensamos, más grave de lo que esperamos, se diagnostica menos de lo que se debe y se trata peor de lo que creemos», enfatizó.
Los datos extraídos de diferentes estudios que expuso de ejemplo ante la Cámara para avalar esta afirmación fueron contundentes. «Los varones tienen una probabilidad del 30% de morir en su primer infarto, mientras que en las mujeres esta cifra se eleva hasta el 50%. Entre los hombres que lo superan, el 25% morirá durante el siguiente año, mientras que entre las mujeres este porcentaje asciende al 38%», detalló. Y es que aunque este problema se da con mayor frecuencia en personas del género masculino, su pronóstico es peor en las del femenino.
Síntomas «malinterpretados»
Uno de los factores que influye en estos mayores niveles de letalidad es que las enfermedades cardiacas suelen estar infradiagnosticadas en las féminas, algo que no ocurre en la misma proporción con el masculino. En el caso de los síntomas menos urgentes, detalló San Saturnino, «se suelen malinterpretar» por los facultativos y las propias afectadas con episodios de estrés, ansiedad o con otras enfermedades. Cuando son graves su forma de presentación puede confundir en un primer momento porque son diferentes a los de los hombres. El infarto, por ejemplo, en las mujeres puede no producir dolor torácico, pero sí de espalda o cuello. O presentarse inicialmente como una falta de aire.
Con los hombres existe un mejor diagnóstico de la enfermedad cardiaca, lo que permite que comiencen antes con un tratamiento especifico. Esto es algo, insistió la presidencia de Corazón Sin Fronteras, que reflejan diferentes estudios americanos. Uno de ellos compara los resultados obtenidos por pacientes de diferente sexo que acudieron al médico con los mismos síntomas. «Al 56% de los varones se les diagnosticó una enfermedad cardiovascular, frente al 15% de las mujeres y al 62% de las visitas de los hombres se derivaron a un cardiólogo por el 30% en las féminas», repasó en la Comisión de Salud, donde compareció a petición de EH Bildu.
San Saturnino destacó que, aunque se dan casos de infartos en chicas de 35 años, «los factores de riesgo se multiplican cuando llega la menopausia», porque las hormonas femeninas dejan de producir el conocido como «colesterol bueno» que ayuda a diluir la sangre. Por ello, y por el mayor desconocimiento existe sobre el impacto de las enfermedades cardiacas en el sexo femenino, pidió ante el Parlamento vasco una campaña de concienciación sobre este problema sanitario.
«Pensaba que el infarto era cosa de machotes estresados»
Si hubo una intervención política que ayer llamó la atención esta fue la de Luis Javier Tellería, portavoz del PNV en la comisión de Salud. Y no por el contenido, sino por las formas, más propias de una conversación en la barra de un bar que de la Cámara vasca a la hora de expresar su asombro por los datos que trasladó San Saturnino. «Tengo que reconocer que este tema me ha cogido de nuevas. Pensaba que el infarto era cosa de machotes con mala vida y estresados. No conozco a ninguna mujer que lo haya sufrido. ¿Tíos? Mogollón. Entre ellos la mitad de mi cuadrilla», expresó con llamativa naturalidad. Tellería apuntó que esta masculinización de la enfermedad cardiaca es algo que se ve en los propios especialistas, que son en su mayoría varones.
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