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El nexo entre Vox y Podemos: su cerebro emocional responde igual

Por su discurso en las antípodas les conoceremos, incluso por su atuendo. Pero, ¿y si los extremos políticos en realidad no están tan lejos?

Domingo, 28 de septiembre 2025, 00:36

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La tradicional representación lineal del espectro político -0 la izquierda más radical y 10 la ultraderecha- bien podría curvarse para acercar los polos, dibujando una herradura. Así se llama, teoría de la herradura, la que defiende que los extremos ideológicos, en realidad, se parecen. Un reciente estudio de la American Psychological Association (APA) refrenda las similitudes de los bandos enfrentados en las urnas. El resumen simplificado de la investigación es que políticos y simpatizantes de extrema derecha y de extrema izquierda tienen reacciones neuronales similares cuando consumen contenido político. ¡Hasta sudan igual!

Lo han comprobado analizando mediante una resonancia la actividad cerebral y la respuesta fisiológica de la piel de personas autodeclaradas extremistas mientras veían un vídeo con contenido político. Los resultados del escáner mostraron que su cerebro 'emocional' se activó igual de intensamente y fueron también idénticos los datos de sudoración de la piel. De modo que si asistiésemos a un mitin de un líder de Vox y otro de Podemos (el estudio no es sobre estos partidos, los mencionamos porque están situados en los extremos de nuestro arco parlamentario) con los oídos tapados tal vez nos costaría distinguir uno de otro. Sin escuchar sus argumentos (e imprecaciones), a nuestros ojos quizá serían dos tipos igual de vehementes.

La investigación firmada por psicólogos estadounidenses añade, así, una nueva dimensión en el estudio del creciente fenómeno de la polarización política, la emocional, para concluir que «respuestas emocionales intensificadas predicen un mayor extremismo ideológico, independientemente de la postura política». Vamos, que el extremismo no solo está apuntalado sobre la razón, sino que también lo está por la emoción.

Para el experimento se seleccionó inicialmente a 360 personas. Se les mostró una medición del 0 al 100. 'Considerando 50 el centro político moderado, ¿dónde se situaría usted?'. Las 41 personas que acabaron siendo elegidas se situaron a una distancia media del centro de 37,3 puntos, esto es, abarrotaban los extremos. Para el experimento, los candidatos ideales. Eran 24 hombres y 17 mujeres, con una edad media de 32 años que cobraron 40 dólares por participar en la prueba, que duró tres horas.

Imagen del debate presidencial entre Tim Kaine y Mike Pence que visualizaron los participantes en el estudio.

La prueba consistió en ver un vídeo sacado de YouTube de casi 18 minutos del debate presidencial de 2016 entre el demócrata Tim Kaine y el republicano Mike Pence mientras discutían de forma incendiaria sobre la reforma policial y la inmigración. Lo vieron dos veces. La primera, dentro del escáner, mientras la resonancia magnética analizaba datos de respuesta cerebral y cutánea. La segunda vez lo vieron fuera, a una distancia de entre 50 y 70 centímetros de la pantalla, mientras un rastreador ocular con pantalla de 22 pulgadas incorporada recopilaba datos de seguimiento de sus ojos. Los resultados de las dos partes del análisis confirmaron la semejanza.

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El cerebro

El análisis cerebral testó la actividad en tres regiones asociadas al procesamiento emocional.

Las tres regiones involucradas

El estudio reveló similitudes en la actividad de la amígdala, la sustancia gris periacueductal y el surco temporal posterosuperior. Javier Camiña, vocal de la Sociedad Española de Neurología, nos explica sus funciones con detalle:

La amígdala

«Integra información sensorial y participa en el procesamiento de emociones como el miedo, la ansiedad y la agresión. Permite modular la conducta. Participa en la regulación emocional y en la capacidad de reacción ante estímulos sociales y de estrés. Alcanza su volumen máximo antes de la adolescencia»

La sustancia gris periacueductal

«Es esencial en la modulación del dolor, participa en las respuestas defensivas (lucha, huida) y también en la regulación de funciones como la respiración y la presión arterial. Está más activa en mujeres que en hombres».

El surco temporal posterior superior

«Tiene que ver con el procesamiento social y del lenguaje. Se encarga de la percepción de las interacciones, del análisis de la expresión facial y facilita la interpretación de emociones ajenas».

Sincronía neural

Los participantes presentaron una llamativa «sincronía neuronal», traducida en una altísima activación de estas tres regiones. Los investigadores también demostraron que en los momentos en que los contendientes utilizaban un lenguaje más extremo, estas tres regiones se activaban más.

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«Los individuos se sintieron emocionalmente excitados en momentos similares». Pero, ¿se 'excitaban' por fervor hacia su candidato o por desprecio al contrario? Más por lo segundo. «Se les preguntó cuánto simpatizaban con los candidatos y no se observó una relación significativa en cuanto a agrado del político de su grupo, pero sí un fuerte desagrado (odio, menosprecio) hacia el político del otro grupo», lo que se denomina «partidismo negativo».

Además de provocar respuestas cerebrales más intensas en las zonas del cerebro que procesan las emociones y de obtener resultados semejantes en el análisis ocular, el experimento demostró que la respuesta fisiológica también era calcada entre los polos opuestos. Para ello se midió lo que se llama «respuesta galvánica de la piel», los cambios en las características eléctricas de la piel causadas por la sudoración.

En blanco y negro

«Hasta ahora, se creía que el extremismo político estaba solo condicionado por factores sociales, económicos, demográficos y psicológicos». En este último campo se había demostrado que rasgos como la inflexibilidad cognitiva (dificultad para adaptarse a situaciones nuevas), la simplicidad de pensamiento y la intolerancia a la incertidumbre «están estrechamente vinculadas a las perspectivas en blanco y negro observadas en las ideologías más extremas».

Pero la aportación de la APA, aunque se circunscriba solo a Estados Unidos, añade al estudio «un nuevo factor impulsor: la emoción», asociando así las posturas extremas con personas con mayor reactividad emocional (tendencia a reaccionar de forma más intensa e impulsiva ante situaciones estresantes), regulación emocional deficiente (incapacidad para controlar las respuestas emocionales) y afecto negativo (tendencia a experimentar emociones desagradables como tristeza, ansiedad, enojo, culpa, miedo…)».

En las conclusiones del estudio se advierte de que el hallazgo «enfatiza la importancia de considerar los impulsores emocionales del extremismo en futuras iniciativas contra este fenómeno, a la vez que ayuda a explicar el aumento del extremismo ideológico que observamos hoy en día».

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