Borrar
Por qué la juventud vasca pasa de encerrarse en la lonja

Por qué la juventud vasca pasa de encerrarse en la lonja

El 'boom' y el ocaso de estos espacios juveniles permite analizar la curiosa metamorfosis que han sufrido los jóvenes en Euskadi en los últimos 30 años

Lunes, 14 de julio 2025, 02:18

Comenta

Un sofá viejo, una tele, la Play, un aparato de música y una nevera. Ya estaba equipada la lonja. El fenómeno de estos locales juveniles, que poblaron bajos comerciales en desuso, surgió a mediados de los años 90 como respuesta a la necesidad de los chavales de juntarse con otros sin gastar un dinero que, en aquella época de precariedad laboral, no tenían. Treinta años después, las lonjas son una anécdota, un recuerdo. Un recorrido desde su surgimiento, el 'boom' que experimentaron a principios de siglo y que engordó con la crisis económica y el declive tras la pandemia permiten analizar de manera paralela cómo ha cambiado la forma de socializar de la juventud vasca en estas tres décadas.

Hay una cuestión que sitúa el contexto juvenil de ese final de siglo: el alargamiento de la juventud. «El modelo tradicional de transición a la vida adulta describía unas fases que se sucedían según un orden preestablecido: acabo los estudios, encuentro trabajo, me caso y me compro un piso. Pero la precariedad juvenil de los 90 -el paro en Euskadi había escalado al 49,5% en el colectivo de entre 20 y 25 años- rompió con ese modelo y alargó el periodo de juventud, al verse obligados a vivir en la casa de los padres hasta más tarde», señala María Martínez, profesora titular de Sociología de la UNED y una de las autoras de 'El fenómeno de las lonjas juveniles. Nuevos espacios de ocio y socialidad en Vitoria-Gasteiz' (2012).

Esa cuestión converge con otra de carácter vital: «Más allá de la época, el ocio tiene un valor especial para la juventud, es una cuestión psicosocial. Los adolescentes empiezan a construir su personalidad a semejanza de sus amigos y el ocio es el tiempo y el espacio donde se produce esa conexión, donde prueban sus límites personales y los sociales sin la mirada del adulto», apunta Idurre Lazkano, investigadora en el Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto. En esos 90, además, «el ocio juvenil ya ocupa más espacio que antes». «Aunque se trata de «un ocio muy asociado al consumo y los precios, tras instaurarse la moneda única (2002), suben todavía más, de modo que se crea una nueva necesidad de buscar espacios juveniles que no estén tan vinculados a lo económico», completa María Martínez.

Año 1995

Abren las primeras lonjas en Euskadi

Ocupación media

18

personas

(14 chicos y 4 chicas)

15-25

años de edad media

Ocupación media

18

personas

(14 chicos y 4 chicas)

15-25

años de edad media

Ocupación media

18

personas

(14 chicos y 4 chicas)

15-25

años de edad media

Ocupación media

18

15-25

personas

años de edad media

(14 chicos y 4 chicas)

En 1994 se aprobó una reforma laboral que flexibilizó el mercado (contratos temporales, despido más barato…). El objetivo era facilitar la creación de empleo, pero estas nuevas condiciones acabaron por precarizar más la situación laboral de los jóvenes, convirtiéndose en un problema estructural en España. En ese incierto escenario económico, las lonjas permitieron a los jóvenes socializar y consumir sin necesidad de gastar tanto como en los bares, que constituían el modelo imperante de ocio juvenil. Sin embargo, fueron un fenómeno local: solo surgieron en Euskadi y, en menor medida, en Navarra. ¿Por qué?

En primer lugar, por la cuadrilla. «La institución social de la cuadrilla como importante sostén de la vida social es una característica cultural prototípica del País Vasco que ayuda a explicar el surgimiento de las lonjas», señala la doctora en Sociología. La otra cuestión que justifica la singularidad vasca es nuestra tradición de txokos y sociedades gastronómicas. «Aunque las lonjas son más precarias y no tienen esa dimensión de notoriedad social de los txokos, el paralelismo es claro y los elementos que sostienen a ambos (cuadrilla, socialidad y espacio) es similar». Un tercer aspecto que contribuye en parte a la localización del fenómeno es el clima. «Hace treinta años hacía más frío, llovía. No teníamos el clima que tenemos hoy, lo que invitaba más a buscar un sitio de cobijo alternativo al bar», añade Idurre Lazkano.

Año 2006

Normativas antibotellón locales

31,3%

de los jóvenes de 15 a 29 años declaraban un consumo excesivo de alcohol, en 2006

(más de 65 gramos de alcohol en un día tipo)

40,4%

se declaraba fumador habitual

9,6%

fumaba habitualmente cannabis cuatro días o más a la semana

31,3%

de los jóvenes de 15 a 29 años declaraban un consumo excesivo de alcohol

(más de 65 gramos de alcohol en un día tipo)

40,4%

se declaraba fumador habitual

9,6%

fumaba habitualmente cannabis cuatro días o más a la semana

40,4%

31,3%

de los jóvenes de 15 a 29 años declaraban un consumo excesivo de alcohol

se declaraba fumador habitual

9,6%

fumaba habitualmente cannabis cuatro días o más a la semana

(más de 65 gramos de alcohol en un día tipo)

40,4%

31,3%

9,6%

de los jóvenes de 15 a 29 años declaraban un consumo excesivo de alcohol

se declaraba fumador habitual

fumaba habitualmente cannabis cuatro días o más a la semana

(más de 65 gramos de alcohol en un día tipo)

En esos principios del nuevo siglo el fenómeno de las lonjas experimenta un 'boom' que se mantendrá casi dos décadas. Y fueron varios los factores que propiciaron este progresivo crecimiento.

En 2006 Bilbao aprobó su ordenanza antibotellón, que permitía a la Policía Municipal requisar las bebidas y establecía multas de hasta 3.000 euros -en Vitoria estaba vigente desde la década anterior-. Y otros municipios y ciudades de toda España aprobaron en esos años legislaciones similares (Madrid lo hizo en 2002) que pusieron los cimientos de la 'ley antibotellón' nacional de 2015. «Si no podían beber en la calle, pero tampoco entrar a los bares porque algunos no tenían 18 años y la mayoría no tenía dinero, ¿qué podían hacer?», se pregunta Maria Martínez.

«La lonja les permitía consumir de manera parecida a como lo hacían en los bares y, además, les aseguraba el resguardo, de modo que tenían un espacio 'cómodo' para el consumo de alcohol y otras drogas», se explica en el primer estudio que recoge el fenómeno de las lonjas en Euskadi: 'Los adolescente y el tiempo libre', con fecha de 2002 y firmado por Kontxesi Berrio-Otxoa, Jone Miren Hernández y Zesar Martínez (EHU).

Servían también de punto de encuentro porque, aunque algunos jóvenes ya tenían móvil, no existía la mensajería gratuita (WhatsApp llegó en 2009) ni estaba instaurada aún esa forma de relación online. Recuerda Idurre Lazkano que «los teléfonos de entonces eran de prepago, con lo que tenían que controlar mucho el gasto, y los chavales se comunicaban preferentemente por el fijo». O se veían en la lonja. «Igual no sabes qué hacer un día, pero vas a la lonja y seguro que hay gente», contaba un estudiante de Leioa en ese primer estudio publicado sobre lonjas y otros espacios de reunión juveniles.

«Es como un hogar», señalaba un segundo. «La lonja les permitía habitar un espacio identitario propio y diferente a la casa donde la autoridad vigente eran los padres. Les garantizaba unos márgenes de libertad que en otros ámbitos (escuela, hogar paterno, trabajo) no tenían. Y allí colectivizaban experiencias», señala Cristobal Torres, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid. En definitiva les facilitaba «una 'semi-independencia'» que, de otro modo, les estaba vedada porque no tenían dinero para comprar o alquilar un piso.

Año 2008

Crisis económica

200-400 €

precio medio de las lonjas

En 2011, el pago en solitario de la hipoteca

70,6%

del salario neto mensual de un joven

En 2013

86,6%

de la juventud vasca señalaba a la carestía de la vivienda como la cuestión que les impedía emanciparse

200-400 €

precio medio de las lonjas

En 2011, el pago en solitario de la hipoteca

70,6%

del salario neto mensual de un joven

En 2013

86,6%

de la juventud vasca señalaba a la carestía de la vivienda como la cuestión que les impedía emanciparse

200-400 €

precio medio de las lonjas

En 2011, el pago en solitario de la hipoteca

70,6%

del salario neto mensual de un joven

En 2013

86,6%

de la juventud vasca señalaba a la carestía de la vivienda como la cuestión que les impedía emanciparse

200-400 €

70,6%

En 2011, el pago en solitario de la hipoteca

precio medio de las lonjas

del salario neto mensual de un joven

86,6%

En 2013

de la juventud vasca señalaba a la

carestía de la vivienda como la

cuestión que les impedía emanciparse

La crisis económica de 2008 tuvo una afección importante en el modelo de pequeño negocio. «La crisis les arrolló y muchos locales se vieron obligados a cerrar», confirma José Manuel González Robles, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Bizkaia. Y es en ese paisaje de bajos cerrados con el cartel de 'Se alquila' o 'Se vende' donde habían encontrado su hueco las lonjas juveniles. Solo que ahora había mucho más dónde elegir.

«Tras varios años de tenerlos cerrados, los propietarios de los locales querían darles salida pero nadie les alquilaba ya la lonja por 800 o 1.000 euros. Así que algunos las acababan arrendando por 300 euros a grupos de chavales». Precio al que había que añadir «casi otros 100 euros entre la luz, el agua y el seguro», de manera que cada integrante acababa desembolsando «entre 20 y 25 euros». Cuando no eran suficientes, se juntaban con otra cuadrilla y compartían la lonja.

2010 a 2017

El 'boom' se mantiene y las edades se amplían

Ley antitabaco (2010)

Ley antibotellón (2015)

Pertenencia a una lonja de los jóvenes vascos

En 2012

En 2015

19,5%

20,2%

Tasa de paro juvenil

En 2010

En 2015

18,4%

29,5%

sobre 10 es la nota que los jóvenes ponen a su ocio

Ley antitabaco (2010)

Ley antibotellón (2015)

Pertenencia a una lonja de los jóvenes vascos

En 2012

En 2015

19,5%

20,2%

Tasa de paro juvenil

En 2010

En 2015

18,4%

29,5%

sobre 10 es la nota que los jóvenes ponen a su ocio

Ley antitabaco (2010)

Ley antibotellón (2015)

Tasa de paro juvenil

Pertenencia a una lonja de los jóvenes vascos

En 2010

En 2015

En 2012

En 2015

18,4%

29,5%

19,5%

20,2%

sobre 10 es la nota que los jóvenes ponen a su ocio

Ley antibotellón (2015)

Ley antitabaco (2010)

Tasa de paro juvenil

Pertenencia a una lonja de los jóvenes vascos

En 2010

En 2015

En 2012

En 2015

18,4%

29,5%

19,5%

20,2%

sobre 10 es la nota que los jóvenes ponen a su ocio

La ley antitabaco que prohibió definitivamente fumar en los bares desde 2011, la ley nacional contra el botellón (2015) y los estragos de la crisis -el paro juvenil en 2014 era del 29,5%, mientras que la media europea había bajado al 18,7%- engordaron más si cabe el fenómeno de las lonjas.

En 2016, un 20% de los jóvenes entre 15 y 29 años tenía lonja, según datos del Observatorio Vasco de la Juventud. No solo ellos. «La crisis económica empeoró la situación de los jóvenes, que cada vez se independizaban más tarde. De modo que el colectivo de mayores de 30 años, que tenía ya que haber accedido a un piso de compra o alquiler pero no podía y seguía en casa de sus padres, empezó también a alquilar lonjas. Así, este espacio que hasta 2010 era propio de adolescentes y gente de veintitantos años, se abrió a personas más mayores», apunta María Martínez. Pero la edad también se amplió por abajo. «Para esa época, las lonjas eran ya espacios muy populares, de moda, estaban muy enraizadas en la experiencia de ocio de la juventud. Y eso propició que adolescentes cada vez más jóvenes, de 14 años, accedieran a ellas», añade Idurre Lazkano.

2019

Normativa sobre lonjas y 'frenazo' al fenómeno

En 2019, el Gobierno Vasco aprobó la Ley de espectáculos públicos y actividades recreativas, que incluía la regulación de las lonjas juveniles, aunque algunos municipios habían empezado a regularlo unos años antes. Con la nueva legislación se prohibieron las cocinas, se obligaba a firmar un contrato de alquiler, se exigía disponer de baño, acceso a la calle, extintor… y eso supuso un frenazo al 'boom', que empezó a dibujar una tendencia a la baja. «Los municipios empezaron a hacer un registro de lonjas y ese fue el verdadero punto de inflexión. Además, muchos padres tenían que firmar el contrato de arrendamiento porque sus hijos eran menores, así que de vez en cuando los adultos se pasaban por la lonja. Ya empezaba a preguntarse qué hacían allí tantas horas, qué consumían… Las lonjas empezaron a sufrir un control que acabó con ellas», analiza la caída Idurre Lazkano.

Porque la buena fama que habían alcanzado a ojos de los jóvenes era todo lo contrario desde el prisma adulto. «Se creó una cierta alarma social», reconoce la investigadora de Deusto. Confirma este punto el agente inmobiliario José Manuel González Robles. «Había muchos problemas con las comunidades de vecinos, quejas por ruidos, denuncias... Y a los propietarios de los locales, que solo ganaban 300 euros, dejó de interesarles porque cada dos por tres tenían que estar mediando con la comunidad. Para ellos acabó siendo un quebradero de cabeza». Y para las inmobiliarias, dice, «un engorro». «Nunca fueron un producto muy atractivo porque normalmente cobramos una mensualidad y hacer toda la gestión por 200 o 300 euros no compensaba».

2020 a 2025

Declive de las lonjas

En 2021, pertenencia a una lonja de los jóvenes vascos

5,7%

sobre 10 es la nota que los jóvenes ponen a su ocio

En 2021, pertenencia a una lonja de los jóvenes vascos

5,7%

sobre 10 es la nota que los jóvenes ponen a su ocio

En 2021, pertenencia a una lonja de los jóvenes vascos

5,7%

sobre 10 es la nota que los jóvenes ponen a su ocio

En 2021, pertenencia a una lonja de los jóvenes vascos

5,7%

sobre 10 es la nota que los jóvenes ponen a su ocio

Las normativas que estrecharon el control, los problemas vecinales y la poca rentabilidad para los propietarios escribieron el principio del declive de las lonjas. Y la pandemia (2020), que obligó a su cierre durante meses, les dio la puntilla. «El covid cerró las lonjas y no se han vuelto a abrir», confirman las inmobiliarias. Y las pocas que quedan abiertas o abren responden a otro modelo: «Suele ser un local que el padre tiene vacío y se lo deja al hijo y a los amigos, que lo adecentan para juntarse».

Pero, ¿y después de la pandemia?, ¿por qué no han resurgido? Porque el momento social difiere en mucho del que regía hace 30 años. «No hay datos actualizados de lonjas, pero la percepción es que el fenómeno se ha acabado», apunta Idurre Lazkano, que atribuye el cerrojazo al cambio de hábitos juveniles. «El ocio se ha transformado. Antes, para estar 'conectados' con sus amigos tenían que reunirse en un sitio físico, pero hoy están conectados desde la habitación de la casa de sus padres». Un dato que avala esta tesis: el 71,7% de los chavales de entre 15 y 29 años tiene perfil en tres o más redes sociales, cuando eran solo el 33% hace diez años, según un informe del Observatorio Vasco de la Juventud.

Los jóvenes pasan cada vez más tiempo en casa pero, a la vez, «han conquistado de nuevo las calles», mantiene la investigadora de Deusto. «Hoy se ven cuadrillas muy jóvenes en las terrazas por la tarde, una estampa absolutamente inusual hace 15 o 20 años. En esto ha influido el clima, que es más cálido cada vez, y también que salen con menos intensidad por la noche».

Aunque la situación económica de los jóvenes sigue siendo precaria, «como no tienen que ahorrar pronto para un piso porque saben que no se lo pueden comprar, destinan más dinero al ocio», que se ha diversificado. «Hace tres décadas te ibas de viaje cuando acababas la carrera. Hoy se van en masa a Salou en cuanto acaban segundo de Bachillerato. Y viajan a precios asequibles gracias al 'low cost' que no existía antes». De modo que los chavales ya no necesitan (ni quieren) encerrarse en la lonja: «Estos espacios han perdido su valor».

Créditos

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Por qué la juventud vasca pasa de encerrarse en la lonja