Geotermia, aerotermia, energía solar... así funciona un hogar autosuficiente

Con este escenario, más de 24.000 vascos se han enganchado en los dos últimos años a las energías renovables. Para 2024, se espera que el 20% del consumo de Euskadi proceda de energía verde, cuando 2021 se cerraba con el 16%. A día de hoy, uno de cada 6 euros de gasto proviene de fuentes 'limpias'.

Es un hecho, por tanto, que los consumidores están explorando nuevas vías y existe ya una clara tendencia a intentar aprovechar las oportunidades que nos brinda la propia naturaleza para calentar y hacer funcionar nuestras casas. Aparecen así en escena la geotermia, la aerotermia y la ya más conocida opción de los paneles solares. Cada caso tiene sus pros y sus contras y no siempre será posible acceder a estas fuentes, en ocasiones, incluso, será necesaria la combinación de varias de ellas. Pero cada vez más promociones de nuevos edificios, especialmente de viviendas unifamiliares, contemplan la instalación de 'fábrica' de paneles solares e incluso de geotermia y aerotermia, consiguiendo ahorros importantes. Un ejemplo: una vivienda unifamiliar que aúne paneles fotovoltaicos (que ofrezcan una cobertura anual del 85% del consumo eléctrico), con una bomba de calor geotérmica puede ahorrar más de 150 euros al mes en luz, agua sanitaria, calor y frío en comparación con una instalación convencional.

Veamos cómo funcionan:

La Estación Intermodal de Bilbao emplea geotermia para conseguir una temperatura estable todo el año y en la isla de Zorrozaurre se han cavado pozos hasta 150 metros de profundidad para aprovechar este modelo energético. Euskadi ya cuenta con más de 800 instalaciones geotérmicas, las de mayores dimensiones localizadas en edificios de las instituciones vascas, como en las oficinas municipales de San Martín, en Vitoria. Y luego están las más pequeñas y numerosas, las que dan servicio a viviendas unifamiliares.

Se utiliza para la generación de calor en invierno y de frío en verano. Esto es posible gracias al aprovechamiento de la temperatura constante del subsuelo, que se mantiene más caliente que la temperatura ambiente en invierno y más frío en verano. Si genera calor en invierno y frío en verano es una bomba 'inverter', pero si sólo permite calefacción es una bomba simple. Ambos tipos pueden incluir además el acumulador de agua caliente sanitaria (ACS).

La energía geotérmica se obtiene del interior de la tierra, aprovechando el calor que aumenta de intensidad según nos acercamos al núcleo del planeta. Esta subida de temperatura se conoce como gradiente geotérmico y va aumentando unos 25-30ºC por cada kilómetro de profundidad. Dependiendo de la temperatura que podamos alcanzar, nos servirá para un uso u otro. Para calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria (ACS), mediante bomba de calor, nos bastará con que esté a 'baja' temperatura, menos de 30ºC. Pero si ya se quiere para la generación de electricidad, entonces deberá ser superior a los 150ºC.

Si hablamos de darle un uso doméstico, son necesarias unas tuberías con líquido anticongelante para absorber el calor de la tierra y llevarlo hasta los hogares. Esos tubos de captación deberán estar conectados a una bomba de calor geotérmica para poder multiplicar el calor recogido del subsuelo. Y existen dos maneras de conseguir esta energía, la vertical y la horizontal.

En la vertical, los tubos en forma de 'U' se introducen perpendiculares al terreno hasta alcanzar una profundidad de entre 20 y 150 metros.

Para la horizontal basta con enterrar las tuberías de polietileno, por las que circula el anticongelante, a una profundidad de entre 1 y 2 metros a lo largo de un terreno. A esta profundidad, la gran parte del calor que contiene la tierra se debe a la conservación que esta hace de la energía procedente del sol.

La geotermia y la aerotermia se utilizan para dar suministro energético a la calefacción, el aire acondicionado y el ACS mediante el uso de una bomba de calor. Pero tanto las fuentes de donde proviene la energía como las bombas empleadas son distintas: ésta es de aire-agua para la aerotermia y de suelo-agua para la geotermia.

Mediante el uso de paneles solares, un consumidor residencial puede ahorrarse un 95% en la factura de la luz; en Euskadi hay más de 5.500 instalaciones de paneles, la mayoría en el sector residencial para cubrir las necesidades de agua caliente.

Los generadores de energía solar residencial llamados sistemas fotovoltaicos pueden estar conectados a la red (On-Grid), que son los más habituales, o no estarlo (Off-Grid). Estos sistemas están formados por un número variable de placas solares fijadas generalmente en los tejados de las casas. Existen varios modelos de placas en los que varía el tamaño, la calidad, las células... Hay ya más de 3.000 plantas de energía fotovoltaica en nuestra comunidad para el autoconsumo y para aportar electricidad a la red.

Captan la luz solar, la convierten en energía eléctrica y la distribuyen a todos los electrodomésticos. Aparte de los paneles propiamente dichos, hay una serie de dispositivos, cables y demás componentes necesarios para dotar a la casa de energía.

En el caso de la energía solar, habrá que variar en muchos casos los hábitos de consumo, como las horas a las que enchufar los electrodomésticos, e incluso recurrir a la ayuda de apps para controlar su utilización, por ejemplo, estar pendientes de cambiar de orientación las placas solares según el momento del día para aprovechar al máximo el calor del sol.

Solo una pequeña molestia en comparación con el beneficio para nuestro bolsillo: pese a los 7.000 euros de media que precisa la colocación de 8 paneles solares para obtener 3,6 kw de potencia, el ahorro obtenido es de un 40% en el consumo. Y la amortización de ese dinero, es decir, la recuperación de la inversión, se consigue ya en solo 4 años. Un dato significativo: desde que comenzó la guerra en Ucrania, las consultas en nuestro país para interesarse por este tipo de fuente de energía han crecido un 200%.