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Escuchar y hablar a la vez: así se consigue dominar la traducción simultánea

El estreno de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados pone a los intérpretes en el centro de la actualidad. El Parlamento vasco cuenta con un equipo de 10 profesionales que se turnan en equipos de dos durante las intervenciones de la cámara

Sábado, 23 de septiembre 2023, 00:36

La multitarea es una capacidad inherente de los ordenadores y no tanto de los seres humanos, para quienes desarrollar de forma efectiva varias actividades simultáneamente es algo bastante más complicado. Pero siempre hay excepciones, algunas concienzudamente trabajadas a base de práctica. Es el caso de la labor del equipo de traducción del Parlamento vasco, ya que una de sus ocupaciones habituales, la interpretación simultánea, requiere llevar a cabo varios procesos paralelos.

«No hay magia, solo preparación y práctica. Cuando era estudiante recuerdo el momento en que mi cerebro hizo 'clac' y empecé a ser capaz de hacerlo todo a la vez. No es solo escuchar y hablar, también hay que procesar la información y escucharte a ti mismo para saber que estás vocalizando correctamente», explica Itziar Otegi, una de las 10 personas que conforman el equipo de intérpretes del Parlamento Vasco -13 en total en todo el departamento de Traducción e Interpretación- y se encargan de traducir al castellano las intervenciones en Euskera en los plenos y comisiones. Su labor es similar a la que desde esta semana llevan a cabo en el Congreso de los Diputados, también con el Catalán y el Gallego.

Cuestión de concentración

«Los plenos son la sesión estrella del Parlamento. Son más largos que las comisiones, por lo que venimos dos intérpretes para turnarnos y repartirnos las intervenciones», ilustra Iñaki Friera. Lleva 23 años trabajando como intérprete en el Parlamento Vasco. «Aquí trabajamos una o dos veces a la semana», cuenta desde la cabina de interpretación. Consta de una mesa estrecha con dos puestos con ordenador y un micrófono que corona una imponente cristalera con vistas al hemiciclo en el que se celebran las sesiones ordinarias y los plenos de control. A ambos lados hay otras dos cabinas individuales que apenas se utilizan, salvo para uso de la prensa que asiste a los plenos. Itziar e Iñaki revisan su documentación -un buen fajo de folios- y se ajustan los cascos frente al micrófono. Normalmente acuden a su puesto de trabajo con media hora de antelación, por si acaso.

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«Nosotros nos repartimos las intervenciones, aunque lo habitual en las cabinas es turnarse cada media hora o veinte minutos porque es el lapso de tiempo en el que la concentración se mantiene al máximo», señala Itziar.

-¿Tenéis asignados siempre los mismos parlamentarios?

- No, nos turnamos por intervenciones, en cada pleno es diferente.

Un pilotito rojo, similar al de los estudios de radio y televisión, se enciende en el exterior de la cabina, a un lateral de la puerta. Señal inequívoca de que su labor ha comenzado y no se debe molestar.

Horas antes

Pero la labor de Itziar e Iñaki comienza mucho antes de que se encienda ese piloto rojo. Haga aquí el lector un esfuerzo mental muy cinematográfico por rebobinar la imagen de la escena anterior, para situarnos horas, incluso días antes, hasta localizar a los intérpretes delante de un periódico.

«La mayoría de sesiones tratan sobre temas que están en la calle y en la prensa. Es importante hacer un seguimiento de la actualidad para estar al tanto de lo que está sucediendo, así podemos prever las intervenciones de cada grupo político e incluso preparar los términos que pueden salir y que no utilizamos habitualmente». En este sentido, Iñaki recuerda una sesión protagonizada por el hundimiento del Prestige, «Fue un reto. Se empleó una terminología que no había salido hasta el momento y tuve que prepararme con antelación, leer todo lo que se había publicado sobre el caso, las posturas de los partidos, las principales críticas…».

La labor de documentación es concienzuda. Se prevén los temas, se estudian, y se pide la documentación pertinente a los grupos políticos. A veces cuentan con los discursos escritos, pero siempre llegan en el último momento. Y luego está la pura improvisación. Porque aunque ellos intenten tenerlo todo bajo control, siempre hay sorpresas, o algún parlamentario creativo. Itziar ríe al recordar una ocasión en la que una parlamentaria «comenzó su intervención recitando un poema en Euskera de Mari Luz Esteban», e incluso confiesa que alguno se ha arrancado «a cantar bertsos». «Siempre hay un componente de incertidumbre que nunca vas a poner controlar», revela la intérprete.

La importancia de la palabra precisa

Este es otro de los puntos más importantes de su trabajo, inherente a esa labor previa de documentación, porque especialmente en el ámbito político la elección de una palabra u otra en la boca de un parlamentario puede cambiar por completo el sentido de un mensaje.

Iñaki lo ilustra con un caso real, un tema polémico, el uso de la palabra 'condenar'. Especialmente delicado en tiempos de fuertes críticas contra líderes de la izquierda abertzale por utilizar eufemismos para no condenar con rotundidad la violencia de ETA. «Se trata de un término con un trasfondo político muy importante en un momento determinado, y utilizar la palabra 'condenar' en la interpretación de algún parlamentario podía generar un titular que realmente no se había producido», apunta el intérprete.

Ocurre lo mismo con otro término, la palabra 'Euskal Herria', que «no se interpreta como País Vasco cuando interviene EH Bildu» porque es, en sí misma, una reivindicación política.

El uso de la palabra precisa también se aplica a su propia terminología. Siempre que la labor de traducción sea oral se denomina 'interpretación', lo que pone de manifiesto la importancia de transmitir con fidelidad el mensaje del interlocutor, el sentido real que a veces se esconde más allá de las palabras.

Pinganillos y micrófonos

Los pinganillos han sido uno de los protagonistas del estreno de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados. Un elemento fundamental para la labor de interpretación. «La interpretación simultánea depende completamente de los medios técnicos», afirma rotunda Itziar, «salvo que sea susurrada», apunta. Una función de traducción que consiste precisamente en eso, en sentarse al lado del cliente y susurrar al oído la interpretación.

Pero en el caso de la cámara legislativa vasca todo funciona con pinganillos. Los intérpretes reciben directamente las palabras del orador a través de unos cascos, aunque siempre tienen una oreja liberada para poder escuchar su propia voz. Con solo pulsar un botón abren y cierran los micrófonos en cada intervención y con el micrófono abierto su voz llega directamente hasta la oreja del cliente.

Confiesan que se cuidan siempre de apagar los micrófonos en cada turno y evitan conversar dentro de la cabina. No vaya a ser que ellos mismos sean víctimas de los 'micrófonos abiertos' que tantos quebraderos de cabeza han dado a algunos políticos

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