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Vamos a ver lo que sucedió en realidad, nos avisan al comienzo de cada episodio de 'Project Blue Book'. La serie del canal History, que emite en nuestro país TNT, sigue las andanzas de Joseph Allen Hynek, un astrofísico que durante más de dos décadas asesoró a las Fuerza Aérea de Estados Unidos en la investigación de casos de ovnis. Del científico al que da vida Aidan Gillen, el Meñique de 'Juego de tronos', ya hemos hablado aquí, pero el personaje televisivo es muy diferente, una especie de Fox Mulder con credenciales académicas. Y lo que le pasa tampoco tiene mucho que ver con lo que sucedió en los casos que investiga (puede leer con tranquilidad las siguientes líneas, que no hay 'spoilers').
A los más jóvenes, 'Project Blue Book' les recordará a 'Expediente X'. La serie, producida por Robert Zemeckis, director de 'Forrest Gump (1994) y 'Contact' (1997), tiene mucho de la gran creación de Chris Carter de los años 90. En especial, todo lo que se refiere a la conspiración de fondo detrás del platillo volante de la semana. Los más veteranos encontrarán, además, similitudes con 'Investigación ovni' –'Project ufo', originalmente–, una serie de finales de los 70 protagonizada por dos miembros de la Fuerza Aérea que en cada episodio se enfrentaban a un caso ovni. Creo recordar –no la he vuelto a ver desde entonces– que, aunque los militares de 'Investigación ovni' explicaban los sucesos convencionalmente, en muchas ocasiones había una especie de epílogo intrigante. Algo parecido ocurre en 'Project Blue Book'.
«Cada caso que ves (en la serie), sucedió realmente», aseguraba Sean Jablonski, productor ejecutivo y guionista, en octubre pasado en la New York Comic Con. Sucedió, sí; pero no así. 'Project Blue Book' no recrea sucesos reales. Los reinventa, introduciendo en ellos elementos que los dotan de una inexplicabilidad y sobrenaturalidad de la que carecieron originalmente. Es el caso, en los dos primeros episodios, de las emisoras de números y los hombres de negro, los misteriosos individuos de terno negro y coches del mismo color que, según la mitología ovni, amedrentan a quienes llegan a saber demasiado del fenómeno.
Aunque podía haberse hecho una serie de ficción recreando el nacimiento del mito ovni y el interés que suscitó inmediatamente entre los militares, Zemeckis y sus colaboradores han optado por seguir la estela de 'Expediente X', lo que no está mal, pero no responde al 'basado en hechos reales' del inicio de cada episodio. «Se dedicaban a crear hechos alternativos. El Proyecto Libro Azul fueron las 'fake news' originales, y eso hace que la serie sea relevante hoy, porque está relacionada con lo que vemos en las noticias a diario», decía Jablonski en octubre, en el mercado televisivo de Cannes, intentando vender así mejor el producto y simplificando un episodio histórico complejo vinculado a la Guerra Fría.
Publicidad hollywoodiense al margen, el Proyecto Libro Azul, que se desarrolló entre 1952 y 1969, no fue un montaje gubernamental que creó «hechos alternativos» –al estilo de Donald Trump y los 'brexiters'– para ocultar 'la verdad'. Los investigadores de la Fuerza Aérea explicaron muchos casos de ovnis, pero dejaron un 6% de sucesos sin explicación, lo que se corresponde con el porcentaje de avistamientos no resueltos que tradicionalmente han manejado los ufólogos. Con alguna excepción, las explicaciones convencionales del Proyecto Libro Azul resultan lógicas y plausibles. Los dos primeros episodios de la serie están precisamente dedicados a sendos clásicos de la ufología despojados de todo misterio ya en su tiempo.
El primero es el caso de Gorman, ocurrido el 1 de octubre de 1948. Aquel día, pasadas las nueve de la noche, el joven subteniente George Gorman, veterano de la Segunda Guerra Mundial y piloto de la Guardia Nacional Aérea de Dakota del Norte, sobrevolaba en su P-51 Mustang el estadio de Fargo (Dakota del Norte), donde se celebraba un partido de fútbol americano, cuando vio una pequeña avioneta a 450 metros por debajo de él. Entonces, apareció en el cielo una «bola de fuego», visible también para el piloto de la avioneta, y el militar emprendió su persecución. El intento de caza del ovni, que siguieron desde la torre de control de Fargo con prismáticos, se prolongó 27 minutos durante los que el objeto estuvo una vez a punto de chocar con el avión de Gorman, cuya experiencia los guionistas 'enriquecen' con cosas que no pasaron.
«Estoy convencido de que había una inteligencia detrás de sus maniobras. También estoy convencido de que el objeto estaba regido por las leyes de la inercia porque su aceleración fue rápida, pero no inmediata y, aunque pudo girar bastante a una velocidad considerable, seguía una curva natural», dejó escrito el piloto en su declaración oficial. Los investigadores de la Fuerza Aérea concluyeron, sin embargo, que la única inteligencia involucrada en la persecución aérea fue la del propio Gorman. Determinaron que el objeto que inicialmente habían visto el militar y el piloto de la avioneta había sido un globo lanzado por el Servicio de Meteorología Aérea desde Fargo diez minutos antes de las nueve de la noche y que las increíbles maniobras del ovni eran ilusiones debidas a las propias maniobras de Gorman, que hubo momentos en los que confundió a Júpiter con el platillo volante. ¿Retorcido? No tanto.
En contra de lo que algunos ufólogos sostienen, los pilotos no son unos testigos infalibles. Ni mucho menos. Sean militares o civiles, son tan humanos como los demás y tan proclives a confundirse como los demás. El 7 de enero de 1948, diez meses antes de que el subteniente George Gorman tratara de dar caza a un ovni sobre Fargo, el capitán Thomas Mantell, de la Guardia Nacional Aérea de Kentucky, murió cuando perseguía en su P51 Mustang un platillo volante que la gente que lo vio desde tierra describió como «un helado de cucurucho con la parte superior de color rojo». «El objeto está delante y por encima de mí, moviéndose a la mitad de mi velocidad. Parece metálico o el reflejo de la luz del Sol en un objeto metálico, y es de un tamaño tremendo… Voy a seguir subiendo. Voy a intentar acercarme para verlo mejor», informó a la torre de control desde 4.500 metros de altura. Tras llegar a los 9.000 metros, el avión entró en pérdida y cayó en picado hasta estrellarse.
Mantell pasó a la posteridad como el primer mártir de la ufología, aunque los platillos volantes no tuvieron nada que ver con su muerte. Lo que persiguió en el cielo de Kentucky hasta desfallecer en el ascenso por falta de oxígeno fue un globo de 30 metros de diámetro del programa Skyhook de estudio de los rayos cósmicos, secreto en aquel momento y que fue desclasificado en 1952. En España, pilotos de líneas aéreas han tomado por objetos misteriosos las luces de sus propios aparatos reflejadas en las nubes y hasta las de una refinería costera, como ocurrió en el caso Manises el 11 de noviembre de 1979, cuando un avión de pasajeros que volaba de Mallorca a Canarias aterrizó de emergencia en el aeropuerto valenciano tras evitar una supuesta colisión con un ovni. En el caso Gorman, aunque hay ufólogos que rechazan la explicación de los militares de que se trató de un globo meteorológico, otros, como Jerome Clark, la consideran «plausible» y creen que, «después del incidente de Mantell, el avistamiento de Gorman puede ser el informe ovni más sobrevalorado en la historia temprana del fenómeno».
El caso Gorman, y este es un fallo de la serie, no fue objeto de análisis por los investigadores del Proyecto Libro Azul porque este no existía entonces. Fue estudiado por los técnicos del Proyecto Signo (1947-1949), del que tomó el testigo el Proyecto Rencor (1949-1951), al que sustituyó el Proyecto Libro Azul (1952-1969). Y Hynek no lo investigó en su momento porque su primer contrato como asesor de la Fuerza Aérea data del 16 de diciembre de 1948, dos meses y medio después del incidente de Fargo. Tampoco es cierto, como se deja caer, que el astrofísico, a quien vemos en este episodio más Mulder que Mulder, fuera el inventor de la expresión 'objeto volante no identificado' para sustituir a 'platillo volante' en los infomes oficiales ni que esta se usara en 1948. Los platillos volantes fueron platillos volantes hasta 1953, cuando el capitán Edward J. Ruppelt, primer director del Proyecto Libro Azul, acuñó el acrónimo OVNI para referirse de un modo más aséptico a los objetos que provocaban dolores de cabeza a un Pentágono que temía que se tratara de ingenios de una potencia enemiga.
Si en el primer episodio de 'Project Blue Book' ya se intuye el ambiente de 'Expediente X', en el segundo se confirma esa línea. El caso elegido, el del monstruo de Flatwoods, hubiera sido un caramelo para Fox Mulder de no haber ocurrido en 1952. Televisivamente, lo tiene todo para una serie dedicada a los ovnis: un objeto en el cielo, un extraño ser y un grupo de niños y una mujer aterrorizados. El 12 de septiembre de 1952, pasadas las siete de la tarde, tres niños vieron en Flatwoods (Virginia Occidental) una luz que cruzaba el cielo y parecía detenerse en la propiedad de un granjero. Tras informar a la madre de uno de los pequeños, esta, los tres niños, otros dos críos más y un joven soldado de la Guardia Nacional de Virginia Occidental emprendieron la búsqueda del objeto. Desde lo alto de una colina, vieron una luz roja pulsante, el soldado apuntó una linterna en esa dirección y apareció ante ellos, a unos 15 metros, una figura alta, «parecida a un hombre, con una cara redonda y roja rodeada por una forma puntiaguda, parecida a una capucha». El ser emitió una especie de silbido y el grupo huyo a la carrera. Hasta aquí la realidad, a la que los guionistas de 'Project Blue Book' añaden cosas que no pasaron, como que los lugareños armados rodearan después la casa de la mujer coprotagonista de los hechos.
Aunque en la serie Hynek se desplaza al lugar a investigar del suceso, no hay constancia de que lo hiciera ni de que este mereciera el mínimo crédito a los militares. En los archivos del Proyecto Libro Azul –públicos desde hace décadas–, las referencias al caso se limitan a dos páginas, un resumen de lo que supuestamente ocurrió y una ficha en la que se indica que el ovni fue un meteoro visible en todo el país, extremo que confirmaron varios astrónomos. Respecto al monstruo en sí –que, según la mujer, tenía «pequeñas manos, como garras»–, el investigador escéptico Joe Nickell cree que pudo ser una lechuza, algo que tampoco sería de extrañar dada la tensión a la que estaban sometidos los testigos. «Este caso parece ser el resultado de un bólido y la histeria provocada por los avistamientos de ovnis que fueron noticia de primera plana en todo el país, incluidos los impresionantes avistamientos de Washington, DC», coincide el ufólogo Kevin Randle, para quien, nerviosos, «cuando vieron algo en un árbol con ojos que brillaban a la luz de sus linternas, (los testigos) se convencieron de que habían visto una criatura alienígena».
Otro fenómeno paranormal muy popular en Virginia Occidental, el de las apariciones del llamado hombre polilla –que protagonizó en 2002 un largometraje cuyo reparto encabeza Richard Gere–, se atribuye a un búho. Y lo mismo pasa con el caso Kelly-Hopkinsville, ocurrido en 1955 en Kentucky y en el que una familia de gañanes se lio durante varias horas a tiros con un pareja de búhos cornudos que tomaron por seres extraterrestres.
'Project Blue Book' ofrece la explicación del búho para el caso del monstruo de Flatwoods, pero va más allá y presenta sus propios hechos alternativos. En este sentido, era más honesta con la audiencia la serie 'Investigación ovni' de 1978, cuyo aviso inicial decía: «Este programa es una dramatización inspirada en informes oficiales de investigaciones gubernamentales sobre denuncias de avistamientos de objetos volantes no identificados procedentes de los Archivos Naciones de Estados Unidos». La advertencia de que íbamos a ver una ficción no le quitaba interés a lo que sucedía en la pantalla, como el saber que hay mucha ficción no se lo quita a 'Project Blue Book'.
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