El Ayuntamiento de San Sebastián ha decidido cerrer el acceso a la isla de Santa Clara por el oleaje. Efe

La cola del huracán Erin pone en guardia las costas de Euskadi y Francia

El 'oleaje ciclónico' provocará olas de hasta 5 metros en Francia y de 2,5 metros en la costa vasca. «No es una situación en absoluto anormal», subrayan desde Euskalmet

Miércoles, 27 de agosto 2025, 00:11

La costa francesa, desde Bretaña hasta Aquitania, se encuentra desde este martes y durante todo el día de hoy en alerta por olas que podrían ... alcanzar los 5 metros de altura. Según precisaba ayer Meteo France, «se generará un oleaje enérgico con olas de 4 a 5 metros en las orillas del Atlántico y en la entrada del Canal de la Mancha, con una subida del nivel del mar que podría provocar sumersiones locales, especialmente durante la pleamar, es decir, por la mañana en Bretaña y por la tarde en Aquitania». Las autoridades galas advirtieron del riesgo de que los bañistas minusvaloraran el peligro al combinarse este fuerte oleaje con el buen tiempo imperante. En el País Vasco, Euskalmet activó para ayer y hoy el aviso amarillo por olas de hasta 2,5 metros, una situación «que probablemente se prolongue a los días 28 y 29», explica Santiago Gaztelumendi, director de Estrategia y Coordinación de la Agencia Vasca de Meteorología.

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La causa de esta alerta –y del cambio de tiempo que viene aparejado– es lo que los meteorólogos llaman 'oleaje ciclónico' y hay que buscarla a 2.000 kilómetros al noroeste de Gran Bretaña, donde se encuentran ubicados en estos momentos los restos del huracán Erin, cuyos vientos superiores a los 150 kilómetros por hora amenazaron la semana pasada la costa este de Estados Unidos. Convertido ahora en borrasca profunda, es el responsable del mencionado fenómeno.

«Erin se generó en la zona del Caribe. Los huracanes se alimentan del agua caliente. Cuanto más elevada es la temperatura del mar, mayor fuerza tienen», explica el especialista vasco. «Su trayectoria habitual es de sur a norte. Si tocan tierra, acaban perdiendo fuerza y desapareciendo. Si no lo hacen, continúan hacia el norte, por el Atlántico, y se debilitan por la temperatura más baja del agua y acaban convirtiéndose en borrascas», continúa. Este ha sido el caso del ya exhuracán, situado, como queda dicho, en las inmediaciones de las Islas Británicas, donde la inercia de sus vientos está generando el mencionado 'oleaje ciclónico'. «La expresión se refiere a la forma en que se genera este oleaje. Un anticiclón es un área de altas presiones con buen tiempo en general. Estas altas presiones empujan la superficie del mar, que queda plano. Un área ciclónica es lo contrario, una borrasca, una zona de bajas presiones que succionan el mar y generan viento alrededor, lo que hace que se ondule más».

Trayectoria hasta Euskadi

A Euskadi llega en forma de mar de fondo. «Podemos descomponer el oleaje entre mar de viento y mar de fondo. Salvo casos excepcionales como los maremotos, todo el oleaje que se genera en el océano es mar de viento. Lo genera el viento local y no suele tener ni grandes alturas ni periodos –el tiempo entre cresta y cresta– largos. Pero si el viento sopla de forma constante sobre una superficie de océano lo suficientemente grande, se genera un oleaje muy ordenado con grandes elevaciones y periodos largos, de más de 15 segundos.

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Una de sus características más importantes es que se propaga muy lejos de su fuente de origen y nos llega como mar de fondo, es decir, sin que haya viento local. Se podría comparar con los arietes medievales que se usaban para tirar las puertas de los castillos. Era importante tanto que el tronco pesara lo suficiente –la altura de ola– como la frecuencia con la que se golpeaba la puerta. Si se hacía de forma muy frecuente, no era efectivo. Tiene que tener un periodo determinado».

En el caso de Erin, «con 963 milibares puede generar olas de ocho y diez metros donde se encuentra. Allí empieza a generarse el oleaje que se traslada desde el noroeste de las Islas Británicas y acaba entrando en el Golfo de Vizcaya dejando en alta mar olas de 3,5 o 4 metros y de 2,5 en la zona costera, que es donde emitimos las alertas», afirma el representante de Euskalmet.

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¿Es habitual que la cola de un huracán alcance la costa vasca? «Sí, no es una situación en absoluto anormal. Los huracanes se acaban convirtiendo en bajas presiones más o menos profundas normalmente lo suficientemente lejos para que no nos preocupemos», responde Gaztelumendi, que subraya que «en esta misma situación en invierno ni siquiera se activaría el aviso. La diferencia viene por los usuarios de las playas y de la franja costera, que ahora en verano no están tan habituados como los arrantzales. En invierno el umbral para activarlo es a partir de los 3,5 metros. La preocupación será mucho mayor en las costas irlandesas o inglesas».

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