'Paticorto', el etarra más peligroso todavía en libertad
Este terrorista trabajó para el hampa internacional, condujo a subordinados a intentos de suicidio con sus interrogatorios y se cree que está escondido en Latinoamérica
óscar b. de otálora
Martes, 8 de mayo 2018, 00:59
En febrero de 2002, al año siguiente del 11-S, el Gobierno de Estados Unidos reactivó su fichero de 'Terroristas Mundiales Especialmente Destacados'. Allí estaba Osama Bin Laden y grupos como Hamas, pero también Eusebio Arzalluz Tapia, 'Paticorto'. Este etarra es uno de los pocos activistas de la banda que ha sobrevivido a operaciones policiales en Francia y en Latinoamericana; ha organizado purgas feroces dentro de ETA y tiene algunos de los vínculos más oscuros con el mundo del hampa. Es el único etarra de peso que continúa en libertad, junto con 'Josu Ternera', el terrorista que leyó uno de los comunicados de la disolución de la banda.
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Según fuentes de la lucha antiterrorista, a 'Paticorto' es muy probable que el fin de ETA le importe bastante poco. «Se sabe que vive escondido en Cuba o Venezuela y no se ha detectado que su nombre haya reaparecido recientemente. Pero no hay muchos más datos sobre él». Arzalluz, natural de Regil, fue detenido por primera vez en 1981 por su supuesta pertenencia al 'comando Txirrita'. En la misma operación fueron arrestados el hoy dirigente de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria -que quedó en libertad- y el sacerdote capuchino Fernando Arburua, que fue condenado y se convirtió en uno de los terroristas que más tiempo ha pasado en prisión. Arzalluz evitó la acción de la justicia y desapareció, aunque su nombre figuró en varios comandos de la banda.
Misteriosa explosión
'Paticorto' reapareció en Nicaragua. En 1979, el Frente Sandinista de Liberación Nacional había expulsado a la dictadura somocista del Gobierno y en 1984, sus principales líderes accedieron al poder tras unas elecciones. En ese momento, un número grupo de etarras se trasladó a Nicaragua para unirse a los terroristas de izquierdas que se desplazaron hasta el país caribeño para apoyar la causa de la revolución. Los activistas de la banda colaboraron con los sandinistas en el interrogatorio de campesinos. Además, formaron parte de un grupo de asesores a los servicios secretos del Ministerio de Interior, que dirigía el sandinista Tomás Borge.
En 1993 se produjo un hecho que dos décadas después sigue sin aclararse. El 27 de mayo, a las dos de la mañana, una explosión en un taller mecánico del barrio de Santa Rosa dejó al descubierto un arsenal enorme en la capital nicaraguense. Se trataba de un zulo en el que se escondían armas de la guerrilla salvadoreña -que había firmado la paz en su país- a cargo de Eusebio Arzalluz Tapia. El etarra para entonces tenía una nueva identidad Miguel Antonio Larios Moreno, obtenida después de que los sandinistas le hubieran otorgado la nacionalidad nicaraguense. Tomás Borge fue uno de las primeras personas en aparecer en el lugar de la explosión.
'Paticorto' huyó a a toda prisa y su camioneta apareció en la frontera con Costa Rica. El análisis de los documentos encontrados en Managua reveló que aquel taller mecánico estaba vinculado al terrorismo internacional. Se localizaron más de 300 pasaportes falsos y documentación para cometer secuestros en Colombia, México y Brasil. Algunos de las víctimas que aparecían en la documentación ya había sido retenida y extorsionada. Las autoridades norteamericanas alertaron además de que los sandinistas, antes de perder el poder en las elecciones de 1990, habían nacionalizado nicaraguenses a más de 900 terroristas que se habían ocultado en el país. Entre ellos se encontraba 'Paticorto'.
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El rastro de Arzalluz se perdió de nuevo pero reapareció tres años más tarde. En ese momento, la organización terrorista estaba sumergida en una crisis de operatividad inmensa. 'Paticorto' es nombrado jefe de la logística de ETA y se encarga de poner orden en las filas de la banda. Su crueldad no tiene límites. Esta rudeza se ha conocido gracias a las cartas que la Policía gala incautó a dos significados miembros de la banda: Juan María Insausti Mujika, 'Karpov', y Nieves Sánchez del Arco.
Sobredósis de barbitúricos
El primero de ellos intentó suicidarse con barbitúricos tras el interrogatorio al que le sometió Arzalluz, que le acusaba de haberse quedado con dinero de la organización. Sánchez del Arco escribió sobre el jefe etarra: «Maldigo la hora en la que entraste en nuestras vidas». Los textos de ambos terrorisas radiografían la vida interna de la banda como una dictadura del miedo, una tiranía violenta en la que deben acatar todas las órdenes de la cúpula -«si no estás de acuerdo con ellos estás hundido, como lo está mucha gente», escriben-. La mujer muestra su estado de ánimo con la siguiente afirmación: «¡Cuánto potencial humano, cuantas ilusiones destruidas, tiradas por los suelos! ¿Cuánto mal nos ha hecho esta organización? Sinceramente, creo que nos ha hecho mucho mal».
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Como ha sido habitual en toda la biografía de 'Paticorto', volvió a desaparecer. Entre otras cosas, había roto la norma de ETA de no disparar a la Policía en Francia. En julio de 1996 tiroteó a un aduanero que pretendía detenerle y la causó graves lesiones en el estómago.
En 2002 su nombre apareció en el listado norteamericano de terroristas más buscados pero esa decisión no aceleró su captura. Se le ubica en Latinoamérica y poco más. Que 'Josu Ternera' leyera el comunicado de disolución de ETA era previsible, puesto que se significaba que uno de los dirigentes más veteranos confirmara el fin de la organización que había ayudado a crear. Pero 'Paticorto' era otra cosa. Nadie le esperaba y, según la Policía, es muy probable que todavía esté vinculado a negocios turbios bajo alguna de las muchas identidades falsas de las que dispone.
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