Martín Villa reconoce que pudo «ser responsable político y penal» del Tres de Marzo, pero niega un «plan sistemático»
El exministro acusa a la jueza María Servini de mentir en su auto al acusar a los primeros gobiernos de la Transición de incurrir un delito de lesa humanidad para eliminar contrincantes políticos
El exministro Rodolfo Martín Villa admitió ayer que pudo «ser responsable político y penal» de la matanza por parte de la Policía Armada de cinco ... obreros el 3 de marzo de 1976 en la iglesia de San Francisco de Vitoria o el asesinato de Germán Rodríguez en los Sanfermines de 1978. Sin embargo, descartó que hubiese existido «un plan sistemático, deliberado y generalizado» que pudiese elevar los delitos a la categoría de lesa humanidad y por lo que no habría prescrito, como sostenía la jueza argentina María Servini.
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Con la tranquilidad que le aporta la revocación por parte de la Corte de Apelación de Buenos Aires del auto de instrucción, el antiguo titular de Relaciones Sindicales y Gobernación quiso dar la cara tras mantener silencio público en los siete años que ha durado el procesamiento y, de paso, quiso erigirse como defensor de la Transición española. «Podía libre y legítimamente haberme amparado en la Ley de Amnistía o en la prescripción de los delitos. Era una manera de defender mi honorabilidad atacada y la de los míos. Pero si tocaba a la Transición, yo entendía que como miembro, sobre todo de aquel primer gobierno de Adolfo Suárez, tenía la obligación moral y personal de hacerle frente», señaló
«Yo pude ser el responsable político y también incluso responsable penal de aquellas muertes», reconoció Martín Villa, no sólo sobre la brutal actuación de la Policía Armada en Vitoria sino también en referencia al asesinato de Germán Rodríguez en los Sanfermines de 1978 y cinco muertes más en la semana 'proamnistía' de mayo de 1977. «Hubiera sido posible que en un rapto de locura hubiera podido ser el autor material de aquellas muertes», ironizó con pasmosa tranquilidad. «Lo que no era posible es que yo formara parte de unos gobiernos, en concreto en la Transición, que urdieron un plan sistemático, deliberado, generalizado y planificado para aterrorizar a españoles partidarios de un Gobierno democrático, como dice la acusación», subrayó.
El exministro, de 87 años, afirmó que el auto de Servini que le consideraba penalmente responsable del Tres de Marzo es «lisa y llanamente falta a la verdad». Lejos de explicar cuál fue su papel concreto en aquellos luctuosos sucesos, se presentó ante las autoridades que acudieron al desayuno informativo como un defensor del proceso político que hubo entre la dictadura y la democracia. «Como miembro de aquellos primeros gobiernos tenía la obligación moral de hacer frente a la acusación», sostuvo.
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«Más que un juicio, desde aquí se ha montado un verdadero espectáculo kafkiano. Estaré pendiente por si hay un recurso ante el Tribunal Supremo de Argentina. No me extrañarían nuevas acusaciones. Si no he perdido ni un minuto de sueño en estos años, con la reciente decisión de la Cámara de Apelación puedo estar tranquilo», desdeñó Martín Villa, mientras a la puerta del hotel se concentraban miembros del colectivo de víctimas del franquismo La Comuna que le recibieron al grito de «asesino».
A su juicio, «decir» que los dirigentes de los primeros gobiernos de la democracia se dedicaron a eliminar a «las personas más representativas de aquella etapa» -como indica el auto de Servini- es una «mentira que tiene las patas muy cortas». «No tiene sentido que se use en la querella esa palabra cuando, si la Transición tuvo un enemigo, fue el terrorismo. La actuación de la policía podía ser errónea pero enfrente tenía a criminales», añadió el exministro, aunque no aclaró a quiénes se refería concretamente. «Creíamos ingenuamente que enfrente teníamos a luchadores por la independencia, pero eran terroristas», ahondó.
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El exministro bajo gobiernos de Carlos Arias Navarro y Adolfo Suárez hizo un ejercicio de memoria tras haber permanecido en silencio desde que en noviembre de 2014 se le acusó de delitos de genocidio y lesa humanidad. La conferencia titulada 'La Transición, mi memoria y la querella argentina' llevaba lista desde hace tiempo, pero -reconoció- había esperado hasta que lo ha tumbado la Cámara de Apelación, y sirvió para dibujar un idílico paso de la dictadura a la democracia. «Es un recuerdo parcial, como es lógico, de alguien que con otras 19 personas (en referencia a los ministros) y fundamentalmente con lo que se vinieron a llamar los jóvenes reformistas tuvimos la fortuna y el riesgo de participar en primera fila», indicó con Adolfo Suárez Illana, hijo del difunto presidente, en una de las mesas principales.
Su intervención terminó agradeciendo el respaldo que recibió durante la instrucción en Argentina por parte de los expresidentes Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy, pero también de antiguos dirigentes sindicales como Nicolás Redondo, Antonio Gutiérrez, José María Fidalgo o Cándido Méndez. Ni siquiera dudó en afirmar que que si siguiesen vivos todos los 'padres' de la Constitución (sólo lo están Miguel Herrero de Miñón y Miquel Roca) o Marcelino Camacho, fundador de CC OO, hubiesen declarado a su favor.
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