Imanol Pradales llegaba al Pleno de Política General con la sensación de los deberes hechos. Si una sesión de estas características se basa en la ... rendición de cuentas y los compromisos a futuro, el lehendakari pareció cumplir con su objetivo. La 'agenda vasca' que capitalizó y centró el interés del debate público durante las pasadas elecciones ha servido de hoja de ruta para su primer año de legislatura y fue el marco sobre el que construyó su intervención: pacto de salud y política industrial como señas de identidad de su primer año de gobierno. Las políticas de vivienda y de empleo se las dejó a su socio de gobierno, un PSE-EE consciente de que es ahí donde se asienta su responsabilidad durante la presente legislatura.
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La «crisis» del Estado del bienestar, la cohesión social, Europa, la relación con el Estado, el autogobierno, el contexto de incertidumbre y el estado de ánimo de la sociedad vasca fueron los otros elementos que vertebraron el discurso de Pradales.
Este último, sin duda, fue el elemento más novedoso de su discurso. Hablar de salud mental, de ansiedad, de soledad no deseada, de adicción a las pantallas y su impacto en nuestro día a día nos hablan de un discurso apegado a la sociedad de hoy y no tanto a la de ayer. Ahí, su discurso cobró un significado nuevo que intentaba huir de significados vacíos que suelen hablar más de la manera de hacer política, que de políticas en sí mismas.
Sabemos del malestar creciente en las sociedades contemporáneas, reflejo de una distancia entre las expectativas ciudadanas y las respuestas de las instituciones democráticas. Cuando las personas sienten que sus voces no son escuchadas, que la desigualdad persiste o que la política se reduce a disputas estériles, la confianza en la democracia se erosiona. Este debilitamiento no surge de un rechazo a la democracia en sí (aunque tengamos cada vez señales más preocupantes), sino de la percepción de que no cumple con su promesa fundamental: garantizar dignidad y oportunidades para todos. Reconstruir ese vínculo requiere fortalecer la rendición de cuentas y devolver a la política su sentido de servicio público.
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Pero, mentiríamos si dijésemos que la política solo ha de centrarse en resolver los problemas de la gente, también ha de crear las condiciones necesarias para que esta pueda llevarse a cabo. De ahí que el debate sobre cómo avanzar en el autogobierno o la necesidad de aprobar un nuevo Estatuto sea tan relevante. La sociedad en transformación de la que habló Pradales durante su discurso requiere de otro marco que permita acometer los retos del futuro bajo «un mismo suelo común». Y la característica más notable del Pleno de Política General, frente a la polarización y crispación que caracteriza nuestro entorno, alejados del ruido y el espectáculo, fue que los principales líderes políticos vascos parecen tener clara la importancia de definir ese suelo común que haga de esta legislatura la de un Estatuto que permita avanzar hacia políticas que hagan frente a los retos de esta época: cambio climático, vivienda, migraciones y cohesión social.
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