El recorrido junto al mar depara bellas estampas. M.G.V.
GPS | Al monte

Vistas de postal a la Bahía de Santander

Pedreña (Cantabria) ·

Entre Pedreña y Pontejos discurre un agradable paseo de poco más de cinco kilómetros con una vista privilegiada de la capital cántabra

Marcos G. Vidart

Jueves, 23 de octubre 2025, 20:18

La bahía de Santander tiene fama de ser una de las más bonitas del mundo. Pero al sur de la bahía, hay una senda para ... contemplar la postal desde el otro lado. Un agradable y sencillísimo paseo, sin apenas desnivel, para disfrutar en silencio, flanqueado de prados y con la oportunidad de ver un buen número de aves muy de cerca. Es la senda entre Pedreña y Pontejos.

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O entre Pontejos y Pedreña, ya que en los dos pueblos se puede aparcar justo al inicio del camino. En Pedreña, la senda tiene varios 'comienzos', pero el más cómodo y fácil es el que se ubica en La Junquera, justo al lado del campo de golf. Si se opta por este camino, al segundo se puede apreciar que la dificultad es cero. En el primer recodo empieza el paisaje. Toda la bahía al alcance de la mano, con Santander al fondo. A nada que acompañe la suerte empieza el rosario de aves. Garcetas, gaviotas, zarapitos... Con algo más de fortuna, los imponentes cisnes que habitan también en la bahía.

  • Distancia: 5 kms.

  • Duración: 2 horas y media.

  • Dificultad: Fácil.

Ese recodo anticipa la única dificultad de la senda. Unos cuantos metros de suave subida que culmina en un alto en el que la cartelería lleva a la derecha, pero justo a pocos metros a la izquierda, en un tramo de carretera, hay en un prado un banco. Merece la pena sentarse porque la panorámica de la bahía de Santander, desde Astillero hasta el Palacio de La Magdalena, es imponente.

Un tramo de piedra suelta entre prados lleva hasta Elechas, donde hay que hacer un poco de asfalto. Es apenas medio kilómetro, siguiendo las señales que guían en todo momento. De vuelta a la senda, un pequeño descenso lleva a un pórtico formado por tuberías que conducen el gas a la cercana empresa Dynasol. Tras pasar por debajo, la senda se retoma a la derecha del cementerio de Elechas. Los pasos vuelven a transitar justo al lado de la mar.

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Dos naves industriales anticipan el último tramo del paseo. El que lleve a la zona de La Campanuca, en Pontejos. Árboles o plumeros se convierten en escondrijos perfectos desde los que contemplar a las aves sin ser visto. En ocasiones, otra gran 'ave' perturba toda la tranquilidad de la zona, porque el aeropuerto Seve Ballesteros ya está muy cerca.

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