Una ruta por las playas más curiosas desde Gipuzkoa a Asturias
Destacan no solo por su belleza y la relajación que propician, sino porque albergan cierta originalidad geológica, natural, deportiva... porque son diferentes y gusta esa diferencia
Playas hay muchas en nuestro norte, y eso que solo contaremos desde Gipuzkoa hasta Asturias. Algunas las conocemos bien, otras nos suenan, dominarlas todas resulta complicado. Extienden sobre el suelo su arena como un manto en el que recostarse, regalan su encanto estival, mundos asomados al mar que las lame. Recordar que están ahí en estas fechas nunca es mala idea, aunque aquí pondremos énfasis en lo que las distingue, eso que las hace especiales. Además de lo obvio, el rumor de las olas, la sensación de relax, el sol sobre el cuerpo, el aroma a crema sobre la piel… incluso el bocata de tortilla que sabe mejor cuando el Cantábrico arrulla y Lorenzo se pone intenso.
Deba Gipuzkoa
Playa de Sakoneta

Innegable la originalidad centrada, evidentemente, en su parte paisajística, en el tesoro geológico de flysch, las capas rocosas que forman líneas paralelas donde queda inscrito el pasado del mundo. Ideal para amantes de la geología y de la fotografía, se trata de una de las zonas más vistosas de este fenómeno, tanto si te fijas en su verticalidad como, sobre todo, en la horizontalidad, en esas líneas que caminan hacia el agua como una melena peinada por un cepillo. No es la típica playa para tumbarse, pero costará encontrar mejor foto que esta, siempre y cuando la marea esté baja. Y olvida las chancletas, aquí preferirás llevar zapatillas de senderismo.
Mutriku Gipuzkoa
Playa de Saturraran

Se integra también en el Geoparque de la Costa Vasca, pero lo más llamativo, en este caso, son los dos grandes peñascos envueltos en una leyenda. Hablamos, pues, de otro arenal muy fotogénico, con carácter mítico. Cuenta la leyenda que Satur y Aran eran dos jóvenes enamorados. Satur, marinero, partía a navegar todos los días y Aran esperaba su regreso en la playa. Un día, una tormenta rugió con fuerza, azotó el mar y él no volvió. Destrozada por la tristeza, ella acudió a la mar, pidió que se la llevara también. Aquel mismo día desaparecía la mujer y apareció la gran roca, que uniría a ambos amantes para siempre. Detrás de la playa, tras la famosa roca, aguardan pequeñas calas, sobre todo cuando baja la marea. Otra curiosidad la protagoniza el caserío Saturraran Zahar, edificio peculiar del siglo XVIII, pues se trata del único caserío marino de la provincia.
Ibarrangelu Bizkaia
Playa de Laga

Su situación es inmejorable, junto al cabo Ogoño, dentro de la reserva de Urdaibai, rodeada de verdes colinas y acantilados. Destacan, entre sus atractivos, las dunas naturales y haberse convertido en paraíso para los surfistas. Así que a ella se va para descansar y para lo contrario, hacer deporte. Si acudes con la tabla, recuerda que las olas son cortas e intensas, picos de izquierda y de derecha, por eso es famoso, más allá de nuestras fronteras, su rompiente izquierdo conocido como 'Mundaka Barrel'. El visitante puede sumar a las opciones el piragüismo, la vela, el parapente y las cometas. Resumiendo, no hay manera de aburrirse.
Getxo Bizkaia
Playa de Azkorri

Hay quien cree que es su desventaja, pero en realidad es una de sus mayores ventajas. Se encuentra algo más aislada, no mucho, pero lo suficiente para que no haya que pisar sin querer la toalla de la persona tumbada al lado ni para que los amantes del reguetón fastidien el descanso.
Además, cuenta con dos peculiaridades: combina hierba y arena, oscura, lo que la diferencia de otras playas; y allí se encuentra un 'Clavo de oro' que distingue lugares de especial singularidad y propiedades en el mundo de la estratigrafía. Por enfatizar el asunto, forma parte de los tesoros geológicos del País Vasco y es distinta visualmente.
Aguarda rodeada de abruptos acantilados y de hermosas dunas. Se trata de una las pocas que aún conserva el sistema dunar propio y un 'beach rock' de superficie dura. En la zona oeste, aparece la ola del Akanti, justo frente de la punta del acantilado, una ola izquierda muy técnica con distintas secciones, alguna de ellas tubera, que puede aguantar hasta tres metros y necesita un swell medio para funcionar. Esto de cara a los amantes del surf, que son muchos. En el centro hay olas interesantes que rompen sobre roca, una derecha intensa y una izquierda de más calidad.
Soto de la Marina Cantabria
Playa de Covachos

Lo más característico de la siguiente opción es su belleza y, sobre todo, su islote, el Castro de Covachos, unido a tierra siempre que haya bajamar. Cuando el agua se retira, una lengua de arena se extiende hasta el tómbolo, permitiendo el paseo por donde antes solo había mar. Es un momento mágico que muchos esperan, una conexión que regala el Cantábrico en sus momentos sosegados, mostrando un cuadro que crea una bandera de tonos azules, verdosos y dorados. Se encuentra en la costa próxima a Santander, a unos 3 kilómetros de Soto de la Marina, con un último tramo de acceso peatonal.
Ribamontán al Mar Cantabria
Playa de Langre 'La grande'

Aquí tienes las espaldas resguardas, te sientes protegido por un acantilado de casi 25 metros que imprime al paisaje un aire espectacular. Muy popular entre surfistas, muchos la distinguen como el arenal más bello de Cantabria, aunque en esto, como en todo, hay opiniones para todos los gustos. Cada cual es libre de creer lo que quiera, pero resulta innegable su despampanante belleza. Conste que también hay una playa de Langre 'La pequeña', así que nos referimos a dos hermanas. La menor surge también al pie del hermoso acantilado.'National Geographic' la describió como «anfiteatro natural», con vistas desde el mirador sobre la ensenada de Galizano, y acantilados calizos, antes de descender, «espectaculares», según la conocida revista.
Prellezo Cantabría
Playa de Berellín

Esta cala solo supone 740 metros, pero ya sabemos que el buen perfume se vende en frasco pequeño, y el aroma a llamativas formaciones rocosas cársticas aquí es intenso, ideal para los amantes de la exploración y las piedras. Aguarda en la costa occidental de Cantabria, y durante la marea baja permite acercarse a esas rocas que adoran adultos y niños, pues están llenas de recovecos. También la conocen como Playa de Barnejo o playa de Prellezo, localidad de la que dista solo un kilómetro. Y cuenta con bonito mirador junto al acceso. Destaca el color turquesa de sus aguas en contraste con la arena blanca, y esa forma semiescondida, como si alguien hubiese labrado la timidez del lugar con una entrada desde el mar que lo protege de miradas. Dicen, eso sí, que es uno de los secretos a voces mejores guardados, un entorno de postal enamorado de la línea del horizonte.
Somo Cantabria
Playa de El Puntal

Pocas lenguas de arena son tan sencillas de percibir como la que se adentra en la bahía de Santander por esta playa. Desde arriba es como una serpiente que avanza zigzagueando, una maravilla natural a cuyo final solo es posible acceder a pie o en barco, algo que la convierte en un lugar muy especial. Flecha arenosa, separa la desembocadura de la Ría de Cubas del mar abierto. Se agradecen las preciosas vistas sobre la ciudad y es un lujo disfrutarla sobre todo si caminas hasta su extremo, a la cabeza del reptil. La arena dorada rodea el saliente por ambos lados, ofrece su manto protector y disfruta de los barcos que navegan por el agua y las gaviotas que domina el cielo.
Llanes Asturias
Playa de Gulpiyuri

¿Qué tiene de original?, pues precisamente lo que no tiene: una salida directa al mar. ¿Y cómo es eso posible?, porque el agua accede a ella a través de una cueva subterránea desde el Cantábrico. Ya solo por eso, merece la pena ir. Catalogada Monumento Natural, no ver el mar es lo que la hace muy curiosa, cuando intuyes que el Cantábrico se bate a unos metros, pero no observas esos movimientos, solo los acantilados por debajo de los cuales se cuela el agua salada.
Desventaja del asunto, su pequeñez, se extiende solo sobre unos 40 metros de longitud y durante la pleamar casi no quedan granos donde posar el cuerpo. Cuando arranca la bajamar, tiene lugar el fenómeno denominado desagüe. El acceso puede hacerse tanto desde la playa de San Antolín como desde el pueblo de Naves, eso sí, solo permite entrar caminando. Sus características, ese estar rodeada de prados como un pozo, no facilita los servicios, pero la imagen que ofrece encandila.
Niembro Asturias
Playa de Torimbia

Si tuviéramos la capacidad de volar como los pájaros, contemplaríamos la hermosísima perspectiva que dibuja esta playa junto al resto de la costa. Asturias es bella, todos lo sabemos, pero cuando encuentras arenales como este, en forma de concha, vírgenes y con montañas que surgen de la tierra como flanes acabados en pico y volcados sobre la mesa, no queda otra que envidiar a las aves.
Es cuqui, solo medio kilómetro la nutre. Vive al resguardo de preciosos y verticales acantilados. Se accede a ella desde Torimbia, a través de un camino asfaltado que parte de Niembru, deja atrás Toranda y sube hasta el cabo Prieto. Para bajar a la arena hay una pista que desemboca en la parte oeste, también senderos agrestes en la ladera que acaba en la zona más oriental. Torimba es libre, dibuja un abanico que regala brisa a la costa. Tan libre que practica el nudismo, invita a despojarse de cualquier tela. Solo necesita un abrigo, el vegetal, que cunde y da al entorno su genial aspecto, privilegiado.
Cudillero Asturias
Playa del Silencio

Nos acercamos, en este caso a un semicírculo de altísimos acantilados que caen verticalmente sobre un mar de aguas cristalinas. Pequeño, solo de 500 metros, donde el rugir del Cantábrico se convierte en arrullo, de ahí su nombre. También denominada Gavieiro, se muestra como una cocha protegida por esas paredes rocosas, por islotes de diversos tamaños que frenan el mal carácter del mar y convierten este entorno en uno de los más bellos de Asturias.
Aquí se añaden escaleras para llegar, el acceso es algo cansado, lo advertimos porque no todo el mundo está dispuesto a bajar y subir escalones. La ensenada de cantos rodados de tonos claros tiene aún ese aspecto de lo virgen, lo no tocado, aunque se trate de un lugar al que no le faltan las visitas. Quizá ayude a conservar esa elegancia primigenia que no dispone de servicios.
Muros de Nalón Asturias
Playa de Aguilar

Es verde y poblada, le sale la vegetación por todas partes, no necesita crecepelo. A pesar de que el acceso se hace de manera fácil, por lo que acude a ella mucho público, si te concentras un poco y le echas imaginación, obviando al resto del mundo, el paisaje da la impresión de ser salvaje, repleto de rocas puntiagudas que sobresalen desde el fondo del mar. Por eso ha protagonizado muchas fotos artísticas y ha sido pintada en innumerables cuadros.
Se trata de la playa más importante del concejo de Muros de Nalón y comparte extremo occidental con la Playa de Campofrío, en el concejo de Cudillero. Proporciona un horizonte rocoso perfecto para fondear barcos de recreo y son muchos los que practican allí buceo y surf. Para los andarines, funciona como punto de partida de la Ruta de los Miradores, un paseo dotado de espectaculares vistas, de ahí la denominación.
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