Navarra, más allá de San Fermín ¿Y después de la fiesta... qué?

La respuesta a la pregunta que se hace el título no tarda en llegar. Quedan solo unos días para decir adiós a las fiestas de San Fermín, no demasiadas horas para las amargas lágrimas tras el 'Pobre de mí'. Poco para introducir la ropa blanca en la lavadora y tratar de devolverle su pulcritud. Navarra ofrece muchos planes con los que dejar tranquilos un rato a los habitantes de su capital y partir en busca de naturaleza y cultura. Tras los desmanes en la dieta y la ingesta de alcohol, el cuerpo acogerá con gusto el aire puro y una buena dosis de ejercicio para quemar los excesos; la mente ese chute de actividad contemplativa que allana estreses.

Los amantes de las murallas lo adoran, imposible no sentirse abrumado ante la grandiosidad del complejo, por eso es una cita que nunca defrauda ni pone a la defensiva, aunque de defender se tratara al levantarlo.

Situado en la Zona Media de Navarra, suma nada menos que nueve torres cúbicas y almenadas, encargadas de vigilar y rechazar a los enemigos, aunque antiguamente eran catorce (las torres, no los enemigos). Entre sus muros viajarás a otra época, a una Edad Media plagada de intrigas cortesanas, luchas por el poder entre nobles y un pueblo llano carente de cualquier derecho. Transitas entre casonas, torres del homenaje y aljibes, entre bestorres y mucha historia. La de la gótica iglesia fortaleza de San Saturnino, levantada entre 1260 y 1300 por canónigos franceses. Con su tejado medieval capaz de recoger agua para su aprovechamiento posterior, al que acceder gracias a una escalera de caracol para admirar vistas sobre praderas y campos.

El recinto monumental vertebrado por el gran muro del siglo XII fue donado en 1084 a una comunidad de canónigos de Toulouse por el obispo de Pamplona. La prosperidad llamó pronto a su puerta y no lo abandonó hasta el siglo XVI, momento en el que se disolvía el priorato de Artajona. La muralla protegía el templo fortaleza utilizado como campanario y punto de vigía. El edificio nació en el siglo XIII sobre las ruinas de otro románico. Estaba protegido, pero también ayudaba a ese posible enfrentarse al contrario gracias a robustos muros y destacables contrafuertes. Sin embargo, no se olvidaron de ornar aquella iglesia, de ahí su portada gótica de finales del XIII con el martirio de San Saturnino compartiendo protagonismo junto a la reina Juana de Navarra y su esposo Felipe 'El Hermoso'.

Dentro merece atención el retablo gótico realizado entre 1505 y 1515, con la también gótica talla sedente de San Saturnino, la Virgen con el Niño y un calvario hispano-flamenco repleto de pinturas y abundantes tonos dorados. Curioso resulta el aljibe medieval. Su restauración se extendió nueve años y supuso el colofón a las labores de cuidado iniciadas en los años 70 para salvarlo de la ruina.

Acercarse al Pirineo navarro garantiza cambio de chip, renovación, ese cargar pilas que uno necesita tras días de actividad frenética. A la belleza del entorno natural se añade la de pueblitos empedrados vestidos con caseríos cuyas callejas aguardan adornadas con geranios. El pasado se hace presente en este entorno, en localidades con clara identidad como Isaba, Burgui o Roncal. También acompaña la gastronomía, sus famosas migas de pastor y el queso con denominación de origen.

Si alguien se anima a andar, la etapa primera del Camino Real discurre desde Isaba en dirección sur, siempre paralelo al río Esca, para recorrer las principales localidades del valle hasta Burgui. Suma 22,5 kilómetros con desnivel positivo de 480 metros y negativo de 671. Comienza afrontando un fuerte repecho cuesta arriba, pero a partir de ahí lo pone más fácil. Desciende a Urzainki y llanea por la orilla izquierda del torrente. En Roncal cruza a la margen derecha, que no abandona hasta alcanzar la carretera NA-137, a la altura del Puente Nuevo, exactamente en el momento de pisar el kilómetro 16,3. Pasa por la ermita de la Virgen del Camino y sigue hasta el puente medieval de nuestro objetivo, donde detener los pasos. Para menos andarines, hay otra ruta desde Isaba hasta Uztarroz con 7,2 kilómetros.

El Camino Real Roncalés encuentra su origen en una antigua vía romana. Durante siglos se erigió como principal vía de comunicación entre los pueblos del valle. Entraba desde tierras aragonesas por la Foz de Burgui y remontaba el valle en paralelo al rio Ezka, hasta pasar la frontera de Francia por el collado de Arrakogoiti.

Este camino de pozas cristalinas en pleno corazón del bosque es uno de los más pretendidos por los enamorados de entornos naturales, de ahí que sea necesario reservar hora para caminarlo. Nunca sale gratis contemplar un paisaje de aguas turquesas y verdes naturales, ni para la gente ni para el entorno. Con el objetivo de cuidarlo ante el posible aluvión de visitas, se implantó esta norma, así que toca obedecer y, por favor, allí donde se vaya, cuidar lo que se pueda. Cuesta cero no tirar basura a la tierra, preservar los seres vivos que nos rodean y entender que los humanos no somos el centro de la creación, aunque muchos lo piensen, que el planeta es un tesoro compartido, habitable solo si lo protegemos, y que el mismo derecho que tienes tú a existir lo tienen plantas y animales.

La naturaleza es un lujo. Allá donde un castillo pone una piedra labrada, ella regala otra sin labrar. Las aguas de este camino son tan elegantes como la más fina de las cristalerías de bohemia y las lágrimas que la Madre Tierra derrama si la maltratan, preciosos cristales Swarovski. Olmos y hayas acompañan la marcha. El ecosistema resulta frágil, de ahí que solo puedan disfrutarlo 500 personas al día.

Reserva tu hueco con antelación en la web https://urederra.amescoa.com y nutre tú conciencia, las joyas siguen siéndolo porque alguien se encarga de lustrarlas. Existe un aparcamiento habilitado junto a la caseta de entrada. La ruta que lleva al nacedero parte de la pequeña localidad de Baquedano, situada en el Valle de Améscoa, a solo media hora de Estella-Lizarra.

Los planes pueden ser también dirigidos, y hacer pueblo. Nos referimos al cuidado de la tradición, algo que estilan desde Kortariko Borda. La idea pasa por ver los intríngulis a la creación del Idiazabal, conocer pistas y secretillos gracias a los que acaba siendo una pieza de lujo. La visita guiada contempla el proceso artesanal de elaboración y la demostración del trabajo de los fieles perros pastor, sus empeños para manejar a las ovejas de las que luego surge el manjar.

No falta a la cita la degustación de variedades, cada cual con su propio rasgo y sabor, para irse contento. Todo envuelto dentro de un paisaje rural, de campos donde extender el mantel y disfrutar de un picnic en el que, por supuesto, no debería faltar este el deseado manjar que inspira la excursión.

Anota la fecha, 18 de julio al 3 de agosto. Entre esos días, obras de grandes dramaturgos resucitan y conviven con otras contemporáneas. Lo importante es que lo hacen ante los muros del impresionante Palacio Real de Olite, mejor escenario no podían haber encontrado. Habrá varias ubicaciones para convertir la vida en puro teatro, todas al aire libre. En la Cava, donde se escenifican las producciones mimadas, las top, las más importantes, vamos, el Palacio y diversas plazas. Y encuentros con otras tendencias escénicas como la circense y el teatro infantil. Puedes echar un ojo a las propuestas del programa en la web www.festivalteatroolite.es. «Queremos abrazar el mestizaje de disciplinas, la mediación y el encuentro como forma de resistir a un mundo que muchas veces nos aísla. Porque sabemos que las artes escénicas no solo reflejan el mundo, sino que lo transforman», explican desde la organización.

Por supuesto, la cita es una excusa para visitar la preciosa localidad con precioso Palacio Real y maravilloso casco histórico. Casonas solariegas hacen guardia frente al edificio principal de la localidad, adornadas con imponentes blasones en las fachadas. El turista encontrará también murallas romanas, arcadas góticas y preciosos templos. Tendrá que aprovechar para pasar bajo el portal de la Torre del Chapitel, entrar así a la plaza Carlos III. Detenerse ante el señorial edificio del ayuntamiento. Tendrá también que tomar un vino en cualquiera de las terrazas repletas de público, ver pasar a actores y actrices vestidos para la ocasión. Faltará todavía, encontrarse con los palacios renacentistas y barrocos, con la iglesia de San Pedro en la Rúa Mayor.

Unos días más tarde, del 8 al 10 de agosto, la localidad regresará a la Edad Media, contigo dentro si sigues allí o si vuelves para aprovechar otra de la actividades más buscadas de este verano. Las calles lucirán engalanadas, viajarán a aquel pasado en el que sirvió como residencia real. Protagonizarán desfiles medievales, representaciones históricas. Habrá música en directo, cuentacuentos que dejan a mayores y niños anonadados con sus historias, mercados de artesanía, talleres infantiles... Y visitas guiadas teatralizadas al Palacio Real, una gran forma de conocerlo que ayuda a ponerse en el lugar de quienes antaño habitaban el edificio.

Bares y restaurantes lanzarán menús temáticos y pintxos medievales, pensados especialmente para la ocasión. Todo sobre calles empedradas. Bajo las impresionantes torres que protegían a los moradores de lujosas estancias, usuarios de los jardines más frondosos que se podían cultivar. Entre mercaderes, artesanas, titiriteros, trovadoras, clérigos, arqueros, halconeros y malabaristas que durante ese fin de semana ocuparán el espacio.

Para enamorarse del palacio Monumento Nacional, antigua corte de los reyes navarros establecida en Olite, dentro de uno de los castillos medievales más lujosos de Europa. Construido sobre una fortaleza del siglo XIII que antes acogió restos arquitectónicos romanos. Con influencia francesa innegable, y decoración mudéjar. Fue el rey Carlos III 'el Noble' quien, en el siglo XV, ordenó a los artesanos que le acompañaran a Francia y Castilla para conocer los palacios más espléndidos del momento e inspirarse en ellos. Por eso visitar este conjunto extravagante resulta una aventura que combina torres, estancias, galerías, jardines y patios profusamente decorados.

Dicen que hablamos de una ruta perfecta para quienes repiten visita a Navarra, por aquello de cambiar un poco de paisajes respecto a los ya conocidos. Sale de Urdax para llegar a Arre y recorre una antigua vía que atraviesa los Pirineos Atlánticos por el Valle de Baztan. La usaban los caminantes desde Baiona, cuando se bajaban del barco, pero acabó olvidada. Hasta que los peregrinos volvieron a ponerla en el mapa, pues se trata de una opción con varias ventajas: es suave y bella.

Atraviesa pueblos y caseríos, paisajes verdes que dibujan ondas y bosques envueltos en misterio. Resuenan como el eco recuerdos de las brujas, de supuestas reuniones con el diablo presente y terribles leyendas. Para ayudarte a completarla sin extravíos, dispones de todos los tracks en Wikiloc: uno de Urdax a Amaiur, otro de allí a Maya, nuevo de Maya a Berroeta, opción desde ese lugar a Olagüe y la última de Olagüe a Pamplona. Por si pretendes completar los distintos tramos en diversas visitas a la provincia.

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