pedro urresti
Furgón de cola

Quirófano y juzgado

El cierre del servicio de cirugía cardiaca de Basurto se paraliza por orden de una jueza

Martes, 8 de noviembre 2022, 00:07

Unificación, excelencia, nuevas tecnologías… La consejera Sagardui ha defendido siempre el cierre de la unidad de cirugía cardiaca de Basurto en términos entusiastas. A fuerza ... de oír lo de la modernidad, yo llegué a pensar que, tras la centralización del servicio en el hospital de Cruces, Osakidetza, además de arreglarte el corazón, aprovecharía para estirarte la cara como a esos famosos que de pronto parecen tener subido a la espalda un jockey invisible que quiere frenarles tirando mucho de las riendas. El problema es que el entusiasmo gubernamental sobre este asunto siempre pareció mayor que la explicación, la rotundidad mayor que la didáctica. Y los sanitarios salieron a manifestarse contra el desmantelamiento de una unidad exitosa y reconocida. Entre sus razones, el riesgo para los pacientes y el perjuicio para los médicos en formación.

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Que esas quejas terminaran en un juzgado explica que el cierre de la cirugía cardiaca de Basurto se pare ahora por orden de una jueza. Se trata de una medida cautelar que busca evitar el daño irreparable que se daría si se desmantela hoy la unidad quirúrgica y mañana los jueces se ponen del lado de los demandantes. Por desgracia, esa resolución final no llegará mañana. La jueza avisa de «la envergadura de la controversia». De modo que al Gobierno vasco le paralizan en un juzgado una importante reorganización hospitalaria no se sabe hasta cuándo. Se habla de la necesidad de que los jueces sean de los nuestros, pero sería mejor que los juzgados tuviesen medios y fuesen de los rápidos. Demostrando esa predilección suya por lo adjetivo sobre lo sustantivo, el Departamento de Salud se reconoce «sorprendido» y «desprotegido». ¿Pero cómo vas a estar desprotegido teniendo ejércitos jurídicos a tu disposición? Se preparan ahora montañas de alegaciones para demostrar que el cierre de la cirugía cardiaca de Basurto es conveniente y está perfectamente estudiado. La jueza anota en su auto que ni los profesionales ni la ciudadanía conocen los motivos por los que la Administración adopta la decisión. En términos de funcionamiento como país, algo debemos estar haciendo mal si la información sobre los quirófanos empieza a ser minuciosa, diáfana y convincente en los juzgados.

Iglesias

Con experiencia

Pablo Iglesias se ha dado cuenta de que en la Facultad de Políticas de la Complutense pasan cosas muy raras. Pero no porque en el campus ese de Somosaguas se dé un curiosísimo caso de apropiación cultural, la emulación mesetaria del gaztetxe de los ochenta, sino por los profesores. Concretamente, porque a él no le hacen profesor. El concurso al que se presentaba para profe asociado de Políticas ha quedado vacante. Y por supuesto Iglesias ha señalado en Twitter el escándalo y también al presidente del tribunal, que tiene un perfil muy sospechoso: es un profesor argentino teórico del peronismo. El episodio es desde luego increíble. A qué nivel de tejemaneje debe operarse en esa universidad. Porque hay que tener cuajo para tumbar en un concurso de méritos a un exvicepresidente del Gobierno que ha sido siete años secretario general del tercer partido del país por no acreditar experiencia en el análisis político.

Wagner

Inauguración

La compañía Wagner ha abierto sede a pie de calle en Moscú. La inauguración reunió a un montón de tipos enormes vestidos de camuflaje. Nadie se atrevería a decírselo, pero no estaban muy camuflados. Se veía que eran mercenarios. Wagner describe su local como «un entorno agradable para generar ideas que mejoren la defensa de Rusia». Qué horror. Suena a máquina de café, sofá chéster y vinilo en la pared: «¡Charlemos sobre matar!». El fundador de Wagner comenzó llevándole a Putin el catering. Ahora le lleva las carnicerías.

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