Sección crímenes

Al parecer, el jefe histórico de ETA aceptó la propuesta de Évole para aportar «una gota de agua» a la opinión pública española y contrarrestar «el bombardeo mediático iniciado en 1936 contra Euskal Herria». O algo así. Es que el discurso de Ternera es una sucesión semirrupestre de confusión y dogmas. Lo que explica no significa gran cosa, pero sí explica muchas cosas sobre él. Por eso ponerle una cámara delante solo puede ser un ejercicio de desmitificación. «Lo aborrecible mata», le dice el monje Tijon a Stavroguin en 'Los demonios'. «Te mataba un tipo como este», pensarán previsiblemente los espectadores del documental de Netflix. Desde el País Vasco podríamos añadir contexto. Y te señalaba para que te matasen otro tipo que después salía de la cárcel mostrando su último libro: 'Gure Ama-Lur feminista da'.

Por lo que vamos sabiendo, en el documental Josu Ternera repite clásicos de la ignominia como que los guardias civiles fueron responsables de los asesinatos de sus hijos. ¿Cuántas veces lo oímos? ¿Cuántas lo toleramos? Al final, no hay nada complejo o interesante detrás de alguien como Ternera. Solo hay desolación, estupidez y desperdicio. Preguntado por si su vida dedicada a ETA ha tenido sentido, Ternera responde que «sería monstruoso» decir que no lo ha tenido. Puede que al final esta sea la única originalidad del personaje: he aquí al único vasco que el condicional simple lo confunde con el presente de indicativo.

Tras revelar este periódico que la consejería de Educación adjudicó contratos a la empresa de uno de sus asesores en materia de contratación, el lehendakari pidió ayer explicaciones y la presidenta del Bizkai buru batzar recordó que la ética está antes que la ley. A ese respecto, el consejero Bildarratz garantizó en el Parlamento vasco que no se ha dado un solo paso sin tener pleno respaldo jurídico, lo que por supuesto hizo pensar en que de la asesoría legal se haya encargado también el asesor implicado. La oposición en general habló de escándalo mayúsculo mientras Carmelo Barrio en particular se puso shakesperiano en Vitoria y vislumbró «negros nubarrones» cerniéndose sobre el consejero Bildarratz. Lo hizo de un modo que de ningún modo podía pasar desapercibido. Al estar en la tribuna de oradores, tenía detrás a la presidenta del Parlamento, que está casada precisamente con el asesor involucrado en la tormenta.

El Ministerio de Igualdad advirtió ayer en un comunicado de la ilegalidad de no convocar a Jenni Hermoso tras su denuncia contra Rubiales. Probablemente, el ministerio establecerá pronto que la selección femenina juegue con dos puntas arriba y las extremos pegadas a banda. Cuando eso ocurra, ni siquiera será más increíble que lo que sucedió ayer: la Federación despidió también al responsable del departamento de Integridad. Por supuesto, en este caso lo extraordinario no es el despido sino la existencia del departamento. ¡Integridad!