Los pintxos se ponen de moda en la Barcelona más auténtica

El tradicional poteo, ese noble deporte vasco de ir de bar en bar con paradas breves y buen ritmo de bebida y comida, no se estila en Barcelona. Es importante tenerlo claro para entender que, aunque la cultura de pintxos ha mejorado notablemente en los últimos años, sigue siendo algo ajeno a las costumbres locales. Aquí el vermut, entendido como ese ritual de fin de semana alrededor de algo de beber y de picar, se estila más que las visitas rápidas de barra en barra.

Pese a ello, los pintxos son un reclamo evidente. A veces, sobre todo cuando se piensa en los visitantes, mezclado de aquella manera con tapas, montaditos, raciones, cazuelitas y puede que incluso sangría y paella. De hecho, una pista para evitar ciertos locales es fijarse en cuestiones gramaticales y salir corriendo si ni siquiera se molestan en escribir 'pintxos' como toca o, esto ya para nota, apuestan por todo tipo de combinaciones entre txakoli y chacolí.

Pero que no cunda el pánico porque la situación es mejor que hace unos años y algunas cadenas que reivindicaban el pintxo vasco con más marketing que criterio han desaparecido. Y también los supuestos restaurantes y tabernas vascas que se podían encontrar en Las Ramblas.

Así lo confirma Iñaki López de Viñaspre, responsable del Grupo Sagardi. Irati y la Euskal Etxea –parte del grupo, que también cuenta con diversos restaurantes– fueron, hace ya casi treinta años, pioneros en eso plantear en Barcelona una barra de pintxos al estilo donostiarra.

Algo más complejo de lo que podría parecer. «Tiene que haber mucha preparación previa si quieres una barra bonita y diversa, con variedad, rotación, pintxos acabados de hacer y también opciones calientes al momento», explica. En Euskadi todo el mundo lo sabe, pero en Barcelona costó unos años.

Irati (en el barrio Gótico) y la Euskal Etxea (Born) siguen siendo, muchos años después, referentes incuestionables cuando se habla de pintxos en Barcelona. El txoko de la Euskal Etxea, en la parte trasera, contaba con barra propia y hasta hace poco era uno de esos secretos de la comunidad vasca en la ciudad, pero recientemente cerró su bar.

Muy cerca, Golfo de Bizkaia, también en el mismo barrio, o los dos restaurantes Sagardi en la ciudad son buenas pistas cuando hay ganas de tomar buenos pintxos con un zurito, una sidra o un txakoli.

«Es algo que convive con el vermut –apunta López de Viñaspre– que comparte público y según el día apuesta por una cosa o la otra». De todos modos, igual que ocurre en el País Vasco, a veces no se trata de un aperitivo sino, sobre todo en el caso de turistas, de una comida entera a base de pintxos. De ahí que lo que hace unos años se tomaba casi como un chiste entre los vascos por Barcelona, cada vez se dé más: contar los palillos a la hora de hacer la cuenta.

Saltamos de barrio. La calle Blai de Poble Sec tiene fama de ser el epicentro del tapeo en la ciudad. Algo no necesariamente bueno, como un rápido repaso a la oferta permite comprobar. Precios de derribo, mucho queso de cabra con reducción de modena, chistorra de dudosa calidad sobre pan esperando a los clientes…

En esta misma calle Koska Taverna lleva muchos años haciéndolo bien y con unas de las mejores tortillas de la ciudad. Las preparan al momento y ya no las sirven en formato pintxo, nos cuenta Ekaitz Sáenz, aunque siguen teniendo en barra buenas gildas. El pintxo que, igual que en muchas otras ciudades, se ha vuelto omnipresente en Barcelona. En versión canónica, como aquí, o con mil variantes.

Buenos bocadillos, tortillas, gildas y cañas bien tiradas en vaso ancho suenan bien como plan, pero si la idea es una barra de pintxos Sáenz nos confiesa que su favorito en la ciudad es Taktika Berri. Otro clásico de Barcelona con más de 25 años de historia que no puede faltar en esta ruta y que, de hecho, también recomienda López de Viñaspre, sobre todo por sus pintxos calientes.

Este concepto de restaurante que también juega con una zona de barra en la que tomar y picar algo se repite en otro veterano: Maitea. Con decoración clásica al estilo sidrería o asador, la oferta va desde potxas, chuletón o merluza a la donostiarra a una oferta bastante amplia de pintxos fríos y calientes.

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