Josep Borrell comenzó su mandato como Alto Representante de la Unión Europea pidiendo que la organización «aprendiese el lenguaje del poder». Le preocupaba la fragmentación ... de las relaciones exteriores europeas, tan desarrolladas en el campo del comercio y tan poco en seguridad y defensa. Es un ámbito donde la falta de voluntad política, ilustrada por la vigencia de la regla de la unanimidad, que impide dotar a la Unión de estas capacidades. Con la guerra de Ucrania, el político español ha encontrado su momento: es el que más brilla en este trance oscuro y el que mejor explica qué debe hacer la Unión en las semanas próximas, un tiempo crucial.
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Justo antes de viajar a Kiev para reunirse con Volodímir Zelenski, Borrell puso el dedo en la llaga al señalar que la guerra no puede acabar de cualquier manera, en contra de la opinión de los que practican un 'realismo' poco meditado. El Alto Representante advirtió que es preciso conjurar el riesgo de que Ucrania logre una victoria moral, al mantenerse como país independiente, pero se recompense a Vladímir Putin por su agresión con impunidad, territorios, neutralidad de Ucrania y levantamiento de sanciones a Rusia.
En esta fase de la guerra, en la que el ejército invasor se concentra en la destrucción de la resistencia en el este del país, Borrell también subrayó la incoherencia europea. Desde el comienzo de la invasión, hemos pagado 35.000 millones de euros a Putin por la importación de gas y petróleo y solo hemos aportado 1.000 millones material bélico a Ucrania. (Esta mañana he podido preguntar a un amigo ucraniano en el frente qué necesitan por parte de los europeos. Tres cosas, me ha respondido: «armas, armas y armas»).
En el terreno de las sanciones, la UE ha decretado el embargo al carbón. Con el final del invierno, debe hacer más en este terreno, incluir a los demás combustibles fósiles, y hacerlo mucho más deprisa. Borrell señala que la Unión se encuentra en una situación histórica en la que puede avanzar a la vez tanto hacia sus objetivos prioritarios geopolíticos (la autonomía energética) como climáticos (la apuesta decidida por las renovables para cumplir los objetivos de descarbonización).
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No cree que podamos establecer una defensa europea solo con incrementar el gasto y considera igual de importante la coordinación y la visión de conjunto. Por último advierte sobre el riesgo de salir de este conflicto con un mundo dividido de manera peligrosa en democracias y autocracias (un bloque que lideraría China). Es la mirada lúcida de un político español convertido en un auténtico líder europeo.
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