La invasión de Ucrania ha transformado Europa en pocas semanas. Entre otras mutaciones, Polonia ha pasado de ser el Estado díscolo de la Unión Europea, ... junto con Hungría, a ser aplaudida por su buen hacer ante la crisis de refugiados. El Gobierno de Varsovia y el conjunto de la sociedad civil se han movilizado para acoger a los casi dos millones de personas que han huido de la guerra y han llegado a la frontera polaca. Ahí se les recibe y se organiza su alojamiento, una acogida en la que también participan cientos de ONG llegadas de mil lugares. Esta vez en Polonia no hay ningún rechazo al extranjero -sí lo ha habido, por desgracia, en otras situaciones de entrada de refugiados-. La proximidad de los dos idiomas y de los lazos históricos ayuda desde el primer momento.
Publicidad
Una vez activada la legislación europea de «protección temporal», los recién llegados, la mayoría mujeres y niños, tienen derecho a trabajar, los menores a ir al colegio y también pueden moverse por toda la UE. Las comunidades ucranianas que existían en Polonia antes del conflicto sirven como redes de asistencia social, mientras que muchos hombres ucranianos que llevan algunos años trabajando en los sectores de la agricultura o de la construcción vuelven a su país para luchar contra Rusia.
Bruselas no puede dejar de exigir el cumplimiento de los Tratados a todos sus Estados miembros
Estamos ante otro de los logros inversos de Vladímir Putin, que ha convertido a los polacos en los buenos europeos. No hay que olvidar que Polonia ha dado un gran salto adelante económico en sus casi veinte años de pertenencia a la Unión Europea. Este progreso imparable no les ha impedido elegir un Gobierno abiertamente euroescéptico, dispuesto a incumplir los principios y valores que guían la integración del continente. La falta de respeto a la independencia judicial, el hostigamiento de la oposición o los límites a la libertad de expresión son algunas manifestaciones de un comportamiento incompatible con la UE por parte del Ejecutivo polaco.
Por eso desde Bruselas se activó el prolijo mecanismo del artículo 7 para frenar y corregir dicha deriva antidemocrática. Posteriormente, se condicionó el desembolso del fondo de recuperación al respeto del Estado de Derecho, una medida mucho más eficaz. Con la invasión de Ucrania, parece que los incumplimientos quedan en agua de borrajas, porque los polacos están defendiendo con hechos los valores europeos. Pero iría en contra de la visión del mundo que la Unión defiende frente a la agresión de Putin si a partir de ahora las instituciones de Bruselas mirasen para otro lado y dejasen de exigir el cumplimiento de los Tratados a todos sus Estados miembros.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión