Borrar
La Lotería Nacional de hoy sábado: comprobar resultados del 6 de diciembre
YVONNE ITURGAIZ
Fernado Cossío

De personas que son polvo de estrellas y esculturas creadas con moléculas

Viernes, 28 de mayo 2021

Un químico multidisciplinar, director científico de Ikerbasque

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Zaragoza (1982) y doctor por la UPV (1986), Fernando Cossío es director científico de Ikerbasque. Ha realizado estancias de investigación en EE UU y Francia. Entre sus áreas de trabajo figuran la química multidisciplinar y la síntesis de fármacos contra el cáncer. Reside en San Sebastián, donde hace unos días le dieron la noticia de que había recibido el Premio Euskadi de Investigación. Nació en 1960 en San Martín de Villafufre, pequeño municipio esencial de Cantabria que divide los valles donde mandan los ríos Pas y Pisueña. Allí las estrellas se veían cercanas, pero aún era pronto para que aquel niño supiera que un día estudiaría su origen.

Asimov y la serie 'Cosmos', del gran divulgador Carl Sagan, incentivaron su curiosidad por el Universo. Luego, un día, en el instituto de Monzón (Huesca), una profesora le enseñó a combinar dos líquidos transparentes y, eureka, surgió una materia sólida que brillaba como el oro. Fascinado, Fernando Cossío supo que su futuro estaba en la química. Dice sentir el «placer estético» del escultor cuando crea síntesis moleculares complejas. No es una frivolidad. Muchas de ellas le han convertido en un referente en la lucha contra los tumores. El catedrático y director científico de Ikerbasque tiene ahora la ocasión de fundir sus pasiones tras recibir la beca más prestigiosa del Consejo Europeo de Investigación para desarrollar, junto al también científico del Donostia International Physics Center Juan José Gómez Cadenas, un proyecto destinado a indagar en el colapso del Big Bang y los restos de materia que dieron origen al Universo. Al fin y al cabo, como dice Cossío, químicamente todos nosotros somos «polvo de estrellas».

El origen de todo. Si su padre no hubiera estado empleado en una fábrica de montajes de Bilbao, es posible que la familia tampoco hubiera acabado en la localidad oscense de Monzón empujada por las exigencias de su trabajo y que el joven Fernando no fuera hoy el científico Cossío, creador de esculturas moleculares e investigador de mundos. Pero la vida es una suerte de 'big bang' privado y él terminó sentado en una clase de química donde la profesora de COU enseñaba a sus alumnos a ser reyes Midas adolescentes. «Me gustaba el arte, la pintura, el dibujo, pero también la ciencia. Los profesores del instituto eran muy jóvenes y la de Químicas nos ponía a hacer experimentos antes de impartir la teoría para llamar nuestra atención. Así nos cautivaba. Un día hizo que mezcláramos dos líquidos parecidos al agua y surgió un sólido con el brillo del oro. Volviendo a casa, me dije que quería ser químico», recuerda el director científico de Ikerbasque, a quien aquella decisión le llevó a realizar estudios superiores en Zaragoza, doctorarse en la Universidad del País Vasco, dar la vuelta por diferentes estancias de investigación en Estados Unidos y Francia y terminar afincado en San Sebastián.

Pasiones moleculares. La tabla periódica de los elementos es como el poema de un maldito. O adoras la paulatina comprensión de sus enigmas interiores o te asfixia. Cossío es de los primeros. Profundiza en esa cosecha de partículas que guarda la memoria química y existencial de la Humanidad y talla figuras con ella. «Emociona crear cosas que antes no existían», dice con la pasión colgada de las palabras este científico «al que todo fascina un poco». Casi puede adivinarse el entusiasmo del alquímico que descubre a diario la piedra filosofal. Con las moléculas no fabrica oro, pero sí futuros mejores. Por ejemplo, vectores que luchan contra los tumores, una investigación donde él es uno de los grandes referentes internacionales.

«Si tienes buenos investigadores y excelentes científicos, lo probable es recibir financiación incluso de fondos muy competitivos»

Los beneficios de la excelencia

Lo suyo -solo parte de lo suyo- consiste en llegar a su particular Capilla Sixtina en la UPV y sintetizar elementos y estructuras que luego ayudarán a «salvar vidas». De todo eso se aprovecharán la bioinvestigación, las farmacéuticas o los exploradores del cosmos, aunque también servirá para atraer conocimiento e inversiones. «De cada euro que el contribuyente da a Ikerbasque, regresan dos», asevera, porque la actividad científica «genera 'spin-offs' (empresas surgidas de otras en funcionamiento), investigaciones con consecuencias prácticas y profesionales que captan fondos competitivos».

El fenómeno eureka. Admirador de la literatura de ciencia ficción -en especial, de Isaac Asimov- y de la serie 'Cosmos', «un fabuloso documental que despertó muchas vocaciones científicas», a Cossío le asombran la «racionalidad y las matemáticas» de los dibujos de Leonardo da Vinci sobre la figura humana. Es fácil descubrir en este químico geómetra la trastienda del creador. «La motivación de la química es práctica, pero también es la ciencia más parecida al arte y, así como se esculpe una estatua, nosotros creamos esculturas moleculares. Lo hacemos todos los días. Parece haber un cierto esnobismo en esto, pero no es así: hay fármacos que necesitan de una determinada estructura para ser efectivos».

Y eso le divierte y entusiasma a partes iguales. En su discurso Cossío utiliza un prolijo lenguaje científico, como si en el metro pudieras conversar tranquilamente sobre cationes de bario con el compañero de asiento. Lo curioso es que, pasados unos minutos, su vocación docente se hace notar. El catedrático consigue que su interlocutor perciba los iones iluminados y sienta esa misma «sensación indescriptible que te llena cuando en el laboratorio enciendes todos los detectores y una cadena de reacciones se cumple tal y como has previsto. No sé detallar ese sentimiento y ese placer de manera concreta, pero sí que te compensa de todos los intentos fallidos realizados anteriormente. Yo lo llamo fenómeno eureka».

«Disfruté mucho este verano leyendo 'Fortunata y Jacinta'. Ahora estoy con 'La tiranía del mérito' y un cómic sobre la génesis de la bomba atómica»

Un lector ecléctico

JOSE USOZ

De Monzón a las estrellas. Cuatro décadas después del ensayo de COU que provocó su primer fenómeno eureka y trazó su vida profesional, el director científico de Ikerbasque y exdecano de la Facultad de Químicas de la Universidad del País Vasco disfruta de un momento especialmente dulce. Acaba de recibir el Premio Euskadi de Investigación mientras prepara su viaje a las estrellas. Figuradamente, claro. Pero que nadie niegue que son dos sensaciones hiperfuertes. Junto con el investigador Juan José Gómez Cadenas y la profesora de Harvard Roxanne Guenette, ha sido receptor de la beca más importante -9,3 millones de euros- que el Consejo Científico Europeo concede para desarrollar un exquisito grupo de proyectos de alto riesgo, lo que él denomina «un viaje entre la ambición, el riesgo y la cordura».

El objetivo de la investigación consiste en descubrir si los elementos subatómicos llamados neutrinos son al mismo tiempo su propia antipartícula. Leído así, parece un enredo solo apto para tipos muy experimentados. Y lo es. Solo que cuando Cossío lo explica, se vuelve una gran adivinanza cósmica. «Raya con los límites de lo imposible, pero si sale bien aportaríamos un nuevo matiz al origen del Universo, analizar si la mayoría de la materia durante el 'Big Bang' se aniquiló con la antimateria y lo que sobró es lo que somos».

«'Cosmos', de Carl Sagan, supuso un impacto enorme. Me animó a hacer la tesina y la tesis. Todavía guardo la serie completa»

La influencia de Carl Sagan

- O sea, lo que usted llama «los escombros».

- Y en nuestro caso, polvo de estrellas. El carbono, el oxígeno, el fósforo y el nitrógeno surgieron de las explosiones de estrellas y nosotros estamos compuestos por esos elementos.

A dónde vamos. Capaz de salpicar su narración con frases como esa, u otras tan deliciosas del tipo de «una brizna de hierba puede contener algunas claves del Universo» o «cuando descansamos, los científicos soñamos», Cossío intenta contagiar el vértigo de la ciencia a sus estudiantes. Y eso si que es lidiar con neutrinos. «Sigue siendo un reto fomentar la vocación científica entre las chicas y chicos. Sin embargo, en Euskadi tenemos una cantera buena: Física, Matemáticas y Química no son las especialidades más solicitadas, pero sí tienen la matriculación suficiente para garantizar la transmisión del conocimiento a lo largo de las generaciones».

«La sociedad, pese al dolor que arrastra, seguirá avanzando»

«Toda mi vida he tenido un optimismo difuso. No sé qué aspectos concretos adquirirán las realidades económica, social y política en el futuro, pero estoy convencido de que no hemos llegado al punto a partir del cual no se puede avanzar más. La pandemia ha causado muchas tragedias. Lo que sucede desde hace un año es lamentable. Pero pensemos en las generaciones que vivieron las guerras mundiales o en las grandes plagas de la Edad Media, que desataban auténticas masacres. Y la sociedad, pese a todo y arrastrando todo ese dolor, ha seguido avanzando».

«En nuestro caso, creo que todavía seguiremos aprendiendo hasta nuevo aviso; en general y en particular en Euskadi, donde yo he encontrado muchos apoyos para la ciencia. Supongo que es algo vinculado a la cultura industrial del País Vasco, que combina la inquietud por hacer cosas nuevas con un carácter práctico».

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo De personas que son polvo de estrellas y esculturas creadas con moléculas

De personas que son polvo de estrellas y esculturas creadas con moléculas