La instalación de placas solares en comunidades de propietarios no requiere del acuerdo de todos los vecinos. e. c.

¿Cómo funciona el autoconsumo eléctrico en viviendas?

La eliminación en 2019 del 'impuesto al sol' ha hecho más atractiva la opción de instalar placas solares en casas unifamiliares o comunidades de vecinos

Lunes, 10 de mayo 2021, 09:06

El autoconsumo a través de paneles solares apenas supone el 4% de la potencia eléctrica renovable instalada en Euskadi. Pero cada vez son más los ciudadanos y empresas que muestran interés por esta fórmula para generar y consumir energía que, además de suponer un ahorro en la factura, tiene un impacto positivo en el medio ambiente al provenir de una fuente de electricidad limpia. El impulso a esta modalidad de consumo energético, aún con mucho potencial de desarrollo, está en la eliminación del llamado 'impuesto al sol'.

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Un término referido a los cargos y peajes que los usuarios de placas solares tenían que pagar por la electricidad consumida que ellos mismos producían. Un obstáculo que hacía difícilmente rentable el autoconsumo, y que fue eliminado hace dos años tras la aprobación del Real Decreto 244/2019. Pero, ¿cómo funciona esta modalidad de consumo eléctrico?¿Qué pasos hay que dar para colocar placas solares en una vivienda?¿Cuáles son sus ventajas e inconvenientes? Enrique Monasterio, director de Desarrollo e Innovación del Ente Vasco de la Energía (EVE), da respuesta a las principales dudas.

Autoconsumo para viviendas familiares

Los propietarios de una vivienda unifamiliar lo tienen más fácil que los de una comunidad de vecinos, ya que no tienen que pedir permiso a nadie para instalar las placas fotovoltaicas. «Tienen una cubierta y, en función de la orientación conseguirán mejor o peor rentabilidad», dice Monasterio. Porque algo que hay que tener en cuenta a la hora de poner paneles solares en el tejado es la orientación para aprovechar al máximo la luz.

Sabido es que en Euskadi luce menos el sol que en otras latitudes de la Península Ibérica. Pero eso no quiere decir que el autoconsumo no pueda ser rentable. «Evidentemente, cuando hay menos radiación baja la eficiencia de los paneles, pero produces electricidad de todas formas», advierte el experto del EVE. La clave está en la horas equivalentes, que son las que una instalación fotovoltaica puede producir al máximo rendimiento.

En Euskadi esta unidad de medida varía en función de la zona: en la costa es de entre 950 y 1.000 horas al año; en la zona intermedia (área central de la comunidad, 1.110-1.150 horas); en la zona interior, correspondiente a la más meridional (Rioja Alavesa), sobre las 1.350-1.400 horas). En el resto de horas con luz solar las placas rendirán a un porcentaje menor.

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El primer paso para colocar placas solares es solicitar presupuesto a alguna de las numerosas empresas que ofrecen instalaciones de este tipo. Un servicio que también suelen dar las propias compañías eléctricas. «En algunos casos ofrecen productos un poco más complejos, porque por ejemplo dan la oportunidad de financiar la instalación: ellos hacen la inversión y luego tú lo pagas mensualmente, por ejemplo», dice Monasterio.

Hay que tener en cuenta que el autoconsumo no implica quedarse sin suministro cuando no hay radiación solar: en esos momentos la vivienda se engancha a la red eléctrica convencional. También existe la posibilidad de comprar baterías que acumulen la energía producida y no consumida. Pero por el momento son muy caras y se 'comen' prácticamente todo el ahorro que supone en autoconsumo.

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¿Cuánto se ahorra con las placas solares? En primer lugar, conviene aclarar que ese ahorro viene de la parte de la energía consumida, ya que la referida a la potencia contratada hay que pagarla de todas formas. En cambio, los kilovatios producidos y consumidos son gratis: no se paga ni por el precio de la energía ni por los cargos y peajes que están incluidos en esta parte del recibo. «En la medida que consigas adaptar lo que generas a lo que consumes, en el mejor de los casos podrías dejar a cero esa parte de la energía», sostiene Monasterio. El tiempo de amortización de las instalaciones dependerá, además, de la inversión inicial, que en el caso de una vivienda unifamiliar de cuatro miembros puede oscilar entre los 4.000 y los 7.000 euros.

También influye si el consumidor suscribe o no un contrato con compensación de excedentes. La normativa que acabó con el 'impuesto al sol' introdujo además la posibilidad de compensar la electricidad generada, pero no consumida. Por ejemplo, en los momentos en los que no hay nadie en casa y, por tanto, apenas hay gasto eléctrico. El sistema de compensación implica que los consumidores pueden recibir un dinero por sus excedentes de producción. El precio será el establecido por la comercializadora. Al finalizar cada periodo de facturación se realiza una lectura del contador eléctrico bidireccional, y se descuentan los excedentes del importe de la energía consumida de la red.

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«También se pueden compartir con los vecinos, por ejemplo, de un chalet adosado. Es el autoconsumo colectivo o compartido: yo me quedo con un 80% de lo que genero, y el resto se lo queda mi vecino: le vendo esa electricidad bajo unas condiciones. O se puede compartir con más de un vecino. En estos casos la tramitación es mucho más compleja», advierte Monasterio.

Comunidades de vecino

La cosa se complica en estos casos porque, en primer lugar, los vecinos propietarios de un edificio han de llegar a un acuerdo. Pero no se necesita el consenso absoluto: puede ser sólo una parte los que quieran hacer la inversión. «Se suele llegar a un acuerdo con la comunidad para hacer uso de la cubierta», aclara el experto del EVE.

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El procedimiento de instalación de las placas fotovoltaicas es muy similar al de una vivienda unifamiliar. Se conecta en un único punto, normalmente a aquel que suministra la electricidad para los elementos comunes. «No hay que tirar cables por toda la vivienda», aclara Monasterio. No conviene olvidar, sin embargo, que la superficie utilizable para instalar paneles solares «no siempre es la que pensamos. Puede haber elementos, como la caja del ascensor, que reste espacio o proyecte sombras. También puede haber edificios colindantes que nos quiten luz… Es algo a estudiar».

Una vez instaladas las placas fotovoltaicas, la prioridad de consumo la tienen los elementos comunes, como la escalera, los ascensores y (no siempre) los garajes. El resto de la producción eléctrica se repartirá entre los vecinos según un porcentaje acordado, que podrá varias en función del uso de las viviendas. Por ejemplo, algunas pueden estar ocupadas por negocios, que no tienen los mismos hábitos ni horarios de consumo que los residentes.

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Ese reparto se comunica a la compañía distribuidora, que a su vez se lo traslada a la comercializadora (ambas pueden pertenecer a la misma compañía). A la hora de facturar la electricidad a cada vecino, del total consumido se descuenta el porcentaje de autoproducción que se le ha adjudicado. «Por ejemplo, si un vecino ha consumido en un mes 300 kilovatios a la hora, y la instalación ha producido para él 25 (lo que le corresponde), la comercializadora le facturará 275 kilovatios», explica Monasterio.

Normalmente todos los vecinos cuentan con un mismo porcentaje, una vez descontado el correspondiente a los elementos comunes. «Pero eso va a cambiar en los próximos meses con una nueva legislación, de forma que incluso se puede llegar a concretar cada hora de cada día el porcentaje de autoconsumo para cada vivienda o negocio del edificio: por ejemplo, que el día 20 de mayo de 2 a 3 de la tarde, se lo quedará el despacho de arquitectura de la primera planta», dice. «Pero creo que habrá una revisión para hacerlo más sencillo: por ejemplo, cómo se reparte el autoconsumo en agosto, o los sábados y domingos. Decisiones más fáciles», añade.

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Comunidades energéticas

Están pensadas para dar solución no sólo a una comunidad de vecinos, sino a todos los consumidores de un municipio que quieran formar parte de un proyecto de autoconsumo. «Son instalaciones de un megavatio de potencia, o más incluso. En primer lugar hay que tener un terreno en el que montar la instalación, algo más fácil en áreas rurales. Y luego constituir una cooperativa», explica Monasterio. El EVE, en colaboración con la Corporación Mondragon, ha puesto en marcha una, llamada Ekiola.

Subvenciones

El ente vasco ha impulsado un programa de ayudas a las instalaciones de autoconsumo, que suele subvencionar en torno al 25% de la inversión. La partida del programa es de 6 millones de euros, «pero aún hay disponibilidad de fondos». Además, está previsto que próximamente surjan nuevas iniciativas de ámbito estatal auspiciadas por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (Idae), al estilo del Moves para movilidad eléctrica o el PREE para la rehabilitación energética de edificios. «Va a haber dinero», sentencia Monasterio.

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