Mercedes se juega hoy su futuro y el de 30.000 empleos indirectos en una votación decisiva

Más de 30.000 trabajadores indirectos y seiscientas empresas de toda España que proveen a la imponente planta automovilística de Vitoria contienen hoy la respiración a la espera del resultado de las urnas. Ya las huelgas dejaron sin actividad algunas de sus factorías (Lear es un ejemplo). Sin Mercedes a pleno rendimiento, poco se puede hacer.

A las cero horas de este lunes se activó la plataforma para el voto telemático a través de la aplicación multisoporte Appsamblea. 545 trabajadores, en torno al 11% de una plantilla que ronda los 5.000, se acreditaron el pasado viernes para emitir su opinión por esta vía. Podrán hacerlo hasta la medianoche de hoy. Pero, en lo que se refiere al voto presencial, la última urna no se cerrará hasta las 02.20 horas del martes. Abrirán a las diez y cuarto de la mañana y se establecen franjas para depositar la papeleta de dos horas y 45 minutos repartidas por los tres turnos laborales y las oficinas.

Una logística preparada por los sindicatos 'pactistas' y la empresa (que asume los costes) sin contar con la parte social nacionalista, que no se ha adherido al acuerdo. Y un procedimiento que ha sido duramente criticado desde ELA, LAB y ESK, que solicitaron acceso a los censos. De «vergonzante» llegaron a calificar esta consulta. Aunque legalmente sus promotores pueden prepararla por sí solos. De hecho, no existe marco regulatorio que obligue a realizarla. El acuerdo (logrado con la mayoría sindical) ya podría haberse hecho efectivo desde el mismo momento de la firma.

Ninguna pregunta figura en las papeletas que los trabajadores encontrarán en las mesas, a la entrada a la fábrica o en las cadenas de mando. Solo dos opciones: 'Acuerdo sí', 'Acuerdo no'. Tan claro como decisivo. En los últimos días, Mercedes-Benz Vitoria ha realizado sondeos entre la plantilla y a través de los jefes de grupo. Los primeros datos llevaron el viernes a Emilio Titos a inclinarse por una visión más optimista y asegurar que el 'no' al acuerdo de convenio ha dejado de figurar en la ecuación. «De acuerdo con la encuesta que tenemos, la plantilla habla de compromiso para con la empresa y yo cuento con eso», aseguraba.

La compañía viene defendiendo en privado que las condiciones pactadas con los cuatro sindicatos que suman mayoría (UGT, CC OO, Ekintza y PIM) supondrán un sobrecoste contable que rebasa sus previsiones. En el acta de la reunión de nueve horas del pasado martes, se admite «un coste mayor del esperado» para el grupo automovilístico. La cifra se mueve entre los ochenta y los cien millones de euros para el periodo 2021-26.

Un dato que, en todo caso, no es válido para los sindicatos que abanderan el 'no' en este referéndum. Mikel Lakuntza, secretario general de ELA, se apoyaba en los beneficios acumulados por la planta vitoriana desde 2016 (los cifraba en un total de 949 millones) para considerar injustificable que no haya considerado compensar las pérdidas de poder adquisitivo de los trabajadores por un IPC desbocado.

Es el punto de fricción clave para este bloque de sindicatos y la principal reivindicación con la que apuntalan las jornadas de huelga que han promovido en la empresa, que ha tenido que parar su producción nueve días y que se enfrentaría a tres jornadas de paros más esta semana (miércoles, jueves y viernes) si las urnas no respaldan el gran marco laboral de la empresa.

Porque lo seguro es que ninguno de los firmantes seguirá adelante con su actualización si el 'no' marca el desenlace. UGT fue el último en asegurar que aceptará el resultado de la votación y si se impone el 'no' (la mitad más uno basta para decantar la balanza hacia uno u otro lado) «no firmaremos ningún pacto de eficacia limitada». Una decisión que anunciaba echando en cara a ELA «la irresponsabilidad y demagogia de ciertos sindicatos que solo buscan llegar a las elecciones (sindicales de noviembre) sin tener alternativa para desbloquear el conflicto».