Kenny Álvarez, fundador de Ecomagnet, junto a Lucía Prieto, ingeniera de proyectos de la 'startup'. josé ignacio unanue
B-Venture

La solución que puede convertir a Euskadi en proveedor de una materia prima muy deseada

La 'startup' Ecomagnet aspira a posicionar a Euskadi como proveedor de una nueva materia prima industrial, el polvo de imán

iratxe bernal

Viernes, 23 de septiembre 2022, 00:34

Desde motores eléctricos a discos duros pasando por móviles, televisores, audífonos o aparatos de resonancia magnética y luces fluorescentes. Amén de mucha maquinaria que permite producir otro sinfín de productos… Los imanes NdFeB tienen innumerables aplicaciones que los hacen imprescindibles para la industria. Es más, es una dependencia considerada crítica, porque tras ese acrónimo químico se esconden el neodimio, hierro y boro. Sin quitar mérito a los otros dos, el neodimio está incluido en la lista de los elementos que conforman las llamadas 'tierras raras' y cuyo mercado internacional está dominado en un 60% por China, que no tiene demasiados miramientos con los problemas medioambientales que genera su explotación y que, en cambio, sí impiden la puesta en marcha de proyectos en Europa. Resumiendo: su abastecimiento ya no depende sólo del precio -que ha aumentado casi un 250% desde el estallido de la pandemia-, sino que en él también entran en juego una serie de intereses geopolíticos que han propiciado que hoy sea más barato comprar los imanes en China que obtener el neodimio en otros mercados, por lo que en la actualidad el gigante asiático fabrica el 94% de los imanes NdFeB del mundo.

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Necesidad de reutilizar

Sumemos ahora a estos factores la creciente demanda y la necesidad generalizada de ser cada vez más sostenibles, y ya sólo hay conclusión posible: hay que buscar la forma de reutilizarlos. Algo en lo que la 'startup' donostiarra Ecomagnet podría tener mucho que decir gracias al desarrollo de una tecnología propia que permite transformarlos en polvo apto para la fabricación de nuevos imanes. Polvo serán, mas polvo imantado, que diría Quevedo al constatar que mantienen sus propiedades magnéticas.

Múltiples usos

Los imanes elaborados a partir del polvo no tienen la misma calidad, pero sí otras aplicaciones

La 'startup' surgió en 2021 en el seno del CEIT, en cuyo grupo de materiales magnéticos trabajaba su fundador, Kenny Álvarez, desde que finalizó su doctorado. «Decidimos crear la 'spin off' porque desde el propio centro tecnológico no podíamos explotar comercialmente una tecnología ya probada y para la que veíamos que era el momento. Los problemas logísticos estaban generando mucho interés por la búsqueda de opciones que permitan reaprovechar determinados elementos y componentes necesarios para la industria, y creíamos que esta solución podía permitir al País Vasco posicionarse como proveedor de una materia prima polvo de imán- que puede recolocar muchas cosas. Las empresas, que dependen tanto de China que incluso han decido montar allí sus propias fábricas de imanes, podrían trasladar su fabricación a Europa y librarse de las fluctuaciones de precios que, incluso fabricando allí, sufren continuamente», explica Álvarez.

La tecnología desarrollada por Ecomagnet permite convertir en polvo cualquier imán NdFeB sin importar en qué estado se encuentre. Una vez pulverizado, se pueden fabricar con él nuevos imanes que, si bien no van a tener los mismos usos que uno de 'estreno', resuelven el problema de la dependencia para muchas producciones. «Como trabajamos con material desechado la calidad no va ser la misma que la de la materia prima original, en la que a su vez también hay muchos rangos. La de nuestros imanes es inferior a la de uno nuevo, pero sigue siendo apta para muchos usos industriales y está por encima de la de imanes 'no NdFeB' que emplean empresas que, a un buen precio, podrían dar el salto y empezar a usarlos. Además, los diseños, por ejemplo, de un motor eléctrico, se pueden modificar para que en vez de un imán de una calidad determinada se use otro de una inferior pero también válida si el precio de éste compensa ese cambio de diseño», detalla Álvarez.

Mercado monopolizado

China fábrica el 94% de los imanes NdFeB que emplean industrias de todo el mundo

Actualmente, la firma está ultimando los planes para poner en marcha en 2023 su planta de producción piloto. Ese año lo destinará a presentar el producto y enviar muestras a posibles clientes con la esperanza de ir por delante de las dos 'startups' extranjeras que también han desarrollado ya su propia tecnología; y, finalmente, en 2024 espera estar operativa para alcanzar dos años después una producción de 150 toneladas de polvo de imán.

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Ya ha logrado 1,2 millones para empezar a cumplir esos objetivos y ahora busca otros dos, que espera captar gracias a su participación los próximos días 18 y 19 de octubre en B-Venture, el evento de 'startups' organizado en el Palacio Euskalduna por EL CORREO con el patrocinio del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, la agencia de desarrollo SPRI, la Diputación foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao. Y la colaboración de BStartup de Banco Sabadell, BBK, Laboral Kutxa, CaixaBank, BBVA y la Universidad de Deusto.

Ecomagnet

'Spin off' del centro tecnológico CEIT, que ha desarrollado su propia tecnología para devolver a la industria imanes NdFeB desechados.

Un mercado totalmente nuevo

Una de las peculiaridades de Ecomagnet es que parte tan de cero que ha de crear su propio mercado. Aún no cuenta con clientes ni con proveedores. La primera parte será la más sencilla, puesto que hay una serie de industrias que, hartas de sufrir por su dependencia, se han lanzado a la puesta en marcha de sus propias fábricas de imanes y que verán con buenos ojos una alternativa barata a la materia prima original. Lo más complicado ahora mismo es lo segundo: dónde obtener imanes desechados en cantidades suficientes para mantener una producción estable. «Los conseguiremos de gestoras de residuos y de las propias industrias que los emplean, que descartan mucho material, pero somos conscientes de que nunca vamos a poder vender lo que queramos, sino lo que vayamos fabricando en función del material que a su vez nos llegue a nosotros», explica Álvarez.

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