El dueño de una armería eibarresa denuncia pintadas insultantes en su domicilio y en el colegio de sus hijas
Alex Aranzabal, socio de la armería y expresidente del Eibar, considera «insostenibles» las pintadas insultantes en su domicilio y el colegio de sus hijas
Jorge Sainz
Jueves, 15 de febrero 2024, 07:31
El dueño de la empresa eibarresa Mecanizados AYA, Alex Aranzabal, ha denunciado una campaña sostenida de «amenazas y coacciones anónimas», sobre todo con «pintadas» en su domicilio de Eibar y en los colegios de sus dos hijas, menores de edad, en la villa armera, en las que le acusan de «ladrón» a raíz de un conflicto laboral que mantiene a la compañía al borde del cierre. Aranzabal, que fue presidente de la Sociedad Deportiva Eibar de fútbol, señala a este periódico que «tras más de un año y medio de linchamiento» ha decidido hacer pública su situación, que ha sido ya denunciada varias veces ante la Ertzaintza, al considerarla «insostenible» y estar causando «un grave daño a mi familia», lamenta.
Publicidad
El empresario de AYA (Aguirre y Aranzabal), firma centenaria, la más antigua de Eibar y dedicada principalmente a la fabricación de escopetas deportivas, explica que la campaña de acoso que denuncia se debe a «motivos económicos», tras discrepancias sobre el funcionamiento de la firma, pero también «políticos» por el posicionamiento de la empresa como marca española de referencia en el sector a nivel internacional. Aranzabal es el poseedor de la mayoría del capital de la compañía, aunque tiene otros dos socios que también están sufriendo «pintadas y ataques a sus vehículos» de forma anónima.
El empresario eibarrés explica que tras un cambio en la organización de trabajo de AYA, firma que contaba con una treintena de empleados, con la creación de tres divisiones (mecanizado, caza y ropa), el pasado julio comenzó una «conflictividad alta» con los trabajadores y con la representación sindical de LAB. Muchos abandonaron la firma y los seis que quedaron plantearon una huelga aunque al final optaron por coger la baja, relata. Finalmente, fueron despedidos, aunque la empresa se quedó con la producción parada y sin poder atender pedidos ni facturación, y teniendo que pagar las nóminas de esas seis personas durante su periodo de baja. Ha estado sobreviviendo externalizando la producción, pero la empresa está ya «al borde del cierre», confiesa.
En todo este proceso Aranzabal ha sido objeto de constantes «amenazas y coacciones», también en Deba, donde suele pasar temporadas en verano. El empresario entiende que hay vías legales o judiciales para «protestar» por los conflictos laborales sin recurrir a la coacción. Hace más de un año ya sufrió otro incidente cuando un extrabajador, despedido tras ser acusado de robar un portátil de la empresa, le rajó las ruedas del coche y trató de intimidarle con un «objeto punzante», teniendo que intervenir la Ertzaintza, relata.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión