«Coincidimos los tres en el andamio y se vino abajo»

Su accidente, ocurrido el pasado lunes 27 de marzo al mediodía, tendrá afortunadamente la calificación de grave y no de mortal, pero no deja de ser un preocupante ejemplo de los riesgos de la construcción, el sector con mayor siniestralidad al superar los 71 accidentes por cada mil afiliados. También sirve para ilustrar la forma en la que se trabaja en la obra, donde predominan los inmigrantes contratados en pequeñas empresas o por autónomos.

Andrei y Mihai trabajan en la empresa de la hermana del primero. Se dedican a la construcción de tejados y la instalación de Velux - ventanas especiales para las cubiertas-. «Yo fui el primero en caer. Se supone que teníamos que ir al tejado de otro edificio, pero no estaba preparado para que entráramos y el encargado de la obra nos mandó otra tarea. Lo mío no ha sido nada grave en comparación con lo de los compañeros, pero el susto ha sido tremendo», relata Andrei, de 26 años. Cuenta casi con humor el error que se produjo cuando se le dio por muerto, pero se pone serio al hablar de lo ocurrido. «La plataforma del andamio no estaba bien enganchada», asegura.

Lo mismo dice su compañero Mihai, de 48 años. «Una parte se vino abajo y había hierros por todas partes». Él tiene varias costillas rotas y le duele la cadera. «No ando bien». Es la primera vez que termina en el hospital y ha quedado muy impresionado pese a llevar ya muchos años en el tajo. «Vine en 2003, buscando trabajo como todo el mundo. Tuve suerte porque empecé en la empresa de la hermana de Andrei y ahí sigo. No he estado ni un día en el paro», dice, tras señalar con orgullo que es oficial de primera de tejados y Velux.

Farid, de 49 años, trabaja para Said, un autónomo de la construcción asentado desde hace décadas en Lardero (La Rioja). «Estamos juntos desde hace años. Nos dedicamos a la perforación de hormigón y nos movemos de obra en obra. Farid ya está en casa pero tiene seis costillas rotas y el pulmón tocado. La plataforma del andamio se cayó», dice compungido.

El encargado de analizar lo ocurrido por parte de Osalan es el técnico José Antonio Otero, un ingeniero con gran experiencia en construcción que se desplazó al lugar del accidente en cuanto llegaron las alertas. «Examiné el andamio para determinar por qué había cedido. Nuestra labor consiste en estudiar las causas para que no se vuelva a repetir», explica.

El informe que elabora servirá de base a la Inspección para establecer las responsabilidades. Sin querer pronunciarse sobre ese expediente en concreto, aún abierto, la directora general de Osalan, Lourdes Iscar, recuerda el importante papel que debe desempeñar el coordinador de obra.

Otero, por su lado, advierte de que en la crisis inmobiliaria la construcción se vació de profesionales y la prevención quedó en un segundo plano. «Aunque en en los últimos años ha habido mejoras importantes y ya no te encuentras con barandillas de madera», dice. Pero siguen muriendo trabajadores en la obra.