VÍDEO: Silvia Cantera | Foto: Maika salguero

La nueva vida de los puntistas de Dania que ahora llenan el frontón de Gernika

Cesta punta ·

Tres profesionales valoran su regreso a Euskadi tras el cierre del último frontón americano, y el fenómeno que ha supuesto el primer torneo de invierno que llena todos los lunes el Jai Alai de Gernika

Juan pablo martín

Domingo, 13 de marzo 2022, 00:26

El sueño americano de la cesta punta se truncó en un parque al lado del frontón de Dania. Fue a principios de septiembre de 2021. ... Los puntistas que habían jugado en verano en Euskadi acaban de regresar a Estados Unidos para comenzar una temporada de diez meses. En mayo habían firmado un contrato con la empresa hasta marzo de 2023, pero un mensaje de los representantes del cuadro convocándoles a una reunión de urgencia hizo saltar las alarmas. «Todos nos imaginamos lo peor», relatan Unai Lekerikabeaskoa, Xabi Barandika e Ibon Aldazabal. Así fue. Cuando llegaron vieron a Iñigo Arrieta, uno de los enlaces de los profesionales con la empresa, nervioso. «No podía ni respirar». Las noticias fueron malas. «El frontón ya no quería más Jai Alai».

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«No hubo muchas preguntas en el momento», rememora Barandika. Lo primero fue irse a casa para tratar de asimilar la situación y luego tratar de resolverla. «Sabíamos que una vez que se cumpliera el acuerdo firmado las cosas iban a cambiar mucho, pero costó bastante encajar el por qué la primera semana nada más llegar querían cerrar», lamenta.

El deporte más internacional de la pelota ya no era rentable para el casino Dania Beach, propietario del último frontón en Estados Unidos con un cuadro estable. Las apuestas habían caído de forma muy importante, y un cambio de legislación en Florida ya no les obligaba a tener vigente una licencia de Jai Alai que permitía las apuestas para poder funcionar.

El 28 de noviembre cesó su actividad. Una buena parte de los 28 puntistas del cuadro ya habían echado raíces allí. Otros tenían a sus mujeres trabajando y los niños en la escuela, por lo que, de momento, optaron por quedarse. Cerca de una tercera parte regresó a Euskadi. Tenían que volver a empezar. «No de cero, pero el cambio es radical», afirma Lekerikabeaskoa. «De ganar un buen sueldo, a la incertidumbre de qué hacer en Euskadi dónde solo se jugaba tres meses». Iniciar una nueva vida a 7.000 kilómetros de Dania.

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El entorno de este deporte comenzó a moverse. Era necesario revitalizar la modalidad para que recuperara la fuerza que tuvo antaño en Euskadi. Todos estaban en el mismo barco. ¿Sería posible prolongar la temporada a todo el año? La empresa Gernika Jai Alai, que había implantado un formato bastante más dinámico para la modalidad que funcionaba a la perfección en verano, apostó por ello.

A finales de enero echó a andar el Jai Alai Winter Series, el primer torneo de invierno desde hacía muchos años, en la villa foral. El trabajo para darle visibilidad fue inmenso. El mensaje caló. El frontón se llenó en todas las funciones, menos la que se disputó el primer lunes. El éxito ya ha suscitado el interés de otras localidades y el calendario se amplía. «El camino que se ha tomado es el correcto. Todavía falta mucho, pero si se sigue así llegará un día en el que los chavales podrán vivir de este deporte aquí», sentencia Aldazabal.

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Unai Lekerikabeaskoa | Puntista

«En septiembre veré si necesito buscar trabajo»

Unai Lekerikabeaskoa, en el frontón de Gernika. maika salguero

A sus 27 años, Unai Lekerikabeaskoa (Gernika, 1994) llevaba seis de profesional en el frontón de Dania. «Siendo joven todavía me quedaban muchos de cesta punta. Estaba contento con lo que había logrado, pero todavía tenía mucho que dar. Fue un palo muy duro». Así describe el vizcaíno su pesar cuando recibió la noticia de que la aventura americana se acababa. «Cada año se notaba más que estábamos en la últimas. Se estaban recortando pelotaris - de 36 cuando llegó, a 26 en la última temporada- y sueldos, y éramos conscientes de que mucho tampoco nos quedaba, pero teníamos un año más de contrato. Fue firmarlo y al de cuatro meses nos echaron a la calle».

«Se estaban recortando pelotaris y salarios, y éramos conscientes de que no nos quedaba mucho tiempo»

De vivir de este deporte con un buen salario a la incertidumbre. «Teníamos un sueldo base, el boleto por quiniela ganada, y un tanto por ciento de los beneficios del casino por las tragaperras». Volvió a sus raíces porque aquí están su familia y sus amigos, por no ser residente y carecer de la green card -tarjeta verde- para trabajar en Estados Unidos, «y porque tenía claro que si estaba allí era para jugar a cesta punta».

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Llegó a Gernika hace tres meses y le tocó «volver a situarse». El cambio de vida fue radical. En su cabeza estaba encontrar otro trabajo, aunque por cómo se han desarrollado los acontecimientos todavía no he empezado a buscar nada. La explosión en forma de llenazos del torneo Jai Alai Winter Series ha retrasado sus planes en este aspecto. «Ahora tengo torneos por delante, aunque vivir aquí de este deporte todavía no es posible. Hasta septiembre puedo tener bastantes partidos, luego veré si necesito encontrar otro empleo».

Ampliado el calendario

El éxito del torneo ha supuesto que surjan nuevas citas en el calendario. Hasta el mismo frontón de Dania que cerró se ha animado a organizar un campeonato entre finales de este mes y principios de abril. Luego están previstos otros en San Juan de Luz, San Sebastián, Markina...

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«A todos nos ha sorprendido la respuesta del público en Gernika. Es cierto que en verano funcionaba, pero nadie podía pensar que congregaran a 1.400 espectadores un lunes». La última vez que programó de forma habitual el primer día de la semana en la villa foral fue hace cerca de 15 años y el número de asistentes rondaba los setenta. «La cesta punta está evolucionando. Las cosas se están haciendo bien y ha quedado demostrado que la gente quiere este deporte». Cuando Unai Lekerikabeaskoa era un niño soñaba con ir a jugar a los frontones de Estados Unidos. Los jóvenes que practican este deporte hoy en día ya no tendrán esa oportunidad, «pero hay que lograr un circuito potente para que tengan una ilusión y mantener esta especialidad».

Xabier Barandika | Puntista

«El cierre y el regreso a casa me generó ansiedad»

Barandika, de 31 años, retomará sus estudios «poco a poco». M. salguero

Xabier Barandika (Gernika, 1990) tardó en asimilar el cierre del frontón de Dania. Lo que más le costó entender fue porqué lo hacían tan rápido si tenía un contrato firmado hasta 2023. Acababa de llegar a Estados Unidos el septiembre pasado tras jugar la temporada de verano en Euskadi. «Por qué no nos dijeron en agosto 'no vengáis'. 'Ahorraros las visas, los vuelos'...». Admite que el regreso a Euskadi le generó cierto vértigo. «Un punto de ansiedad». Había dejado los estudios a medias cuando decidió cruzar el charco, y al volver «no tenía mucha cosa». Tuvo que amoldarse a la nueva situación. A sus 31 años los retomará «poco a poco». «Si logró terminar, bien. En caso contrario cambiaré el chip e intentaré compaginar la cesta punta con algún trabajo».

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La aventura de los frontones americanos ya es pasado. De hecho, solo queda en activo el del Mayic City Casino, uno de 36 metros de cristal en el que han recalado algunos de sus excompañeros, «pero para jugar en él era necesario ser ciudadano americano, y yo no lo era».

«El torneo de Gernika es como volver a empezar. Un punto donde agarrarnos y hacer las cosas mejor que antes»

Ahora su mirada está centrada aquí. En que la cesta punta sea lo que fue antaño. Y el torneo organizado en Gernika para dar vida al invierno le ha dado esperanza. «Hace muchos años que no se programaba en esta época y para el profesional suele ser muy duro porque apenas hay partidos». El eslabón para un cambio parece que está surtiendo efecto. «Lo bonito sería que otras localidades se animen a organizar más y el público se mueva. El de Gernika se hizo con la esperanza de darle la vuelta a la situación de la cesta punta. El 30% de la gente que acude es de la localidad y el 70% de fuera».

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En poco tiempo se ha conseguido un fenómeno pocas veces visto. «Nosotros siempre hemos mantenido la esperanza, hasta cuando estábamos hundidos». Se ha dado con la tecla. El nuevo formato de los festivales con la introducción de elementos que les hace ganar atractivos funciona. «Las presentaciones son vistosas. Hay luces, música... Los puristas dirán que tener un animador no les gusta. Pero hace un trabajo extraordinario y provoca que el público esté más metido en los partidos».

Oportunidades

También se ha conseguido un relevo generacional en la grada, algo que resulta imprescindible para la supervivencia de la modalidad. «El precio de las entradas ha sido de cinco euros, y eso también lo criticará alguno. Pero si se hubiera cobrado una entrada normal también se hubiera llenado». Ahora lo que necesitan es una continuidad. «Es como volver a empezar. No de cero, porque ya estábamos aquí, pero el torneo tiene que ser un punto donde agarrarnos y hacer las cosas mejor de lo que se hacían antes». No solo para ellos. También para los que vienen de abajo. «En los futuros campeonatos hay que dar oportunidades siempre, y estaría bien que en festivales los se incluyeran a las promesas».

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Ibon Aldazabal | Puntista

«Los jóvenes podrán volver a vivir de este deporte»

Ibon Aldazabal jugó once años en el frontón de Dania. maika salguero

Al igual que la de sus compañeros, toda la vida de Ibon Aldazabal (Berriatua, 1987) en Estados Unidos giraba entorno a la cesta punta. Pero en su caso, tras once años como profesional, ya había empezado a plantearse el regreso cuando llegó la noticia del cierre. «El golpe para mí también fue duro, pero yo no era un joven que lleva poco tiempo y, de repente, te quitan la oportunidad de ganarte la vida con algo que amas». Él creció «como pelotari y como persona» en Dania. «He dejado muchos amigos americanos, latinos y vascos que serán mi familia para siempre».

Pero la estabilidad que tenía allí ha desaparecido. Toca empezar casi de cero. «Sé que es un proceso que lleva tiempo y no hay que apresurarse ni estresarse». De momento no tiene un trabajo fijo porque está en proceso de obtener la ciudadanía estadounidense. Comenzó hace dos años, pero todavía no se la han dado. «Y hasta que no lo hagan no puedo enfocar mi vida laboral porque tengo que ir varias veces allí en el momento que me llamen». Está en un proceso de reflexión, de mirar a qué puede dedicar su futuro tras los estudios cursados. «En ese sentido estoy bastante tranquilo».

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Era consciente de que con la cesta punta no se iba a jubilar, pero, al igual que el resto, le ha sorprendido el impacto que ha tenido el torneo de Gernika. «Un frontón con la capacidad que tiene el de la villa foral lleno en el que la gente se queda fuera son cosas que yo no he vivido nunca. Es algo muy grande que hay que aprovechar para seguir creciendo».

«No he vivido nunca lo que está ocurriendo en Gernika los lunes: el frontón lleno y gente que se queda fuera»

Valor añadido

Para Aldazabal ha quedado demostrado que «la cesta punta no solo funciona en verano». Cree que si el formato actual es bueno en Gernika también se pude trasladar a otros frontones. «No es el de toda la vida, y a la gente le gusta porque hay más emoción. Se pueden explorar cosas nuevas porque se ha visto que algunas funcionan».

Además de jugar a pelota, en Estados Unidos tenía una empresa de luces y sonido, por lo que sabe de lo habla. «Este tipo de complementos le dan un valor añadido a cualquier cosa que organizas. En este caso se está viendo. Se ha unido la espectacularidad del deporte a nuevas aportaciones, y el producto que ha salido es muy bueno y válido».

Ha enganchado a la gente joven con un espectáculo más dinámico. Y aunque todavía queda bastante trabajo por hacer, ha surgido una nueva esperanza para la cesta punta. «No sé cuánto tiempo hará falta, pero es posible que en un futuro los puntistas puedan vivir de esto. El camino que se ha tomado es el correcto. Y lo que se está creando aquí puede incitar a los jóvenes pelotaris a trabajar duro para llegar a profesionales y jugar torneos de este tipo».

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