Aitor Elordi celebra uno de los tantos conseguidos contra Laso en el frontón Bizkaia. mireya lópez
Pelota | Cuatro y Medio

Aitor Elordi recoge los frutos

El vizcaíno ha explotado en el Cuatro y Medio tras seis años de maduración en los que ha sabido pulir sus defectos a base de constancia

JUAN PABLO MARTÍN

Viernes, 4 de noviembre 2022, 18:46

Debutó joven, lo que en pelota, salvo contadas excepciones, es sinónimo de verde. Pero las oportunidades que llegan desde las promotoras son contadas y no se pueden rechazar. Es de la quinta de Altuna III e Irribarria, pero ha necesitado seis temporadas para hacerse un hueco entre los mejores. Aitor Elordi ha llegado para quedarse. Lo dijo el campeón de Amezketa en la elección de material para la semifinal del Cuatro y Medio del domingo en la que se enfrentan en el frontón Bizkaia.

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El delantero de Mallabia es el claro ejemplo de que la constancia da sus frutos. Ha logrado crecer en los frontones a base de trabajo en un deporte en el que las prisas por parte de los que lo rigen mandan. Llegó a estar más fuera que dentro en los primeros años, pero un buen verano le salvó de la quema y, a pesar de la competencia que tiene en su empresa ha seguido centrado en su trabajo hasta obtener lo que buscaba.

No se ha rendido a pesar de las dificultades porque la pelota forma parte de su vida desde pequeño. Y aquel delantero que contaba con un gancho y una volea de serie, que en aficionados le sacaban de muchas dificultades, ha aprendido que en la pelota hacen falta bastantes más cosas para sobrevivir primero, y llegar arriba con el tiempo. La 'jaula', distancia que la va como anillo al dedo, ha sido su trampolín.

Atrás quedan los momentos delicados en los que le tocó seguir en la pelea para mejorar la defensa y el juego a bote que le daba tantos dolores de cabeza, y para conseguir un físico que le permitiera acabar los partidos con garantías. Porque hoy en día solo con técnica no se puede llegar muy lejos. Se ha curtido en la categoría de plata. Basta mirar su currículo para comprobar que, en las luchas individuales, sus últimos tres años han sido lo mejores. Campeón del acotado en 2020 y subcampeón del Manomanista esa misma temporada. Perdió aquella final en el Beotibar de Tolosa frente a Arteaga en la que partía como favorito porque le pudo la presión. De los reveses también se aprende.

Confianza

La campaña pasada se plantó por primera vez en la liguilla de cuartos en su estreno en la categoría. Ganó un partido, pero no terminó de creerse que podía plantar cara a los más grandes. Tuvo a Altuna III contra la cuerdas, pero una mala decisión le costó el partido. Sin embargo, aquel torneo le sirvió para darse cuenta que si se preparaba mejor y ganaba confianza podía estar ahí. Y siguió en ello. Junto a su preparador físico, Gontzal Urionabarrenetxea, trabajó fino para llegar con garantías al campeonato.

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En el frontón pulió otros aspectos como el resto de saque y su zurda, con la que cada vez imprime mayor velocidad a la pelota. Ahora tiene chispa en su golpe con ambas manos lo que le permite generarse más huecos porque saca a sus rivales hacia atrás. Su volea también es un buen arma para ahorrarle muchos metros y su movilidad a la hora de defender ha ganado enteros.

La victoria contra Jaka le dio la confianza que estaba buscando y le aseguró tres partidos, que era lo que necesitaba para crecer. Tenía a dos 'gallos' como Ezkurdia y Laso en su grupo y llegó de tapado, con la tranquilidad que eso conlleva a la hora de poder expresarse en el frontón. Se los llevó por delante. Al primero en un duelo sin excesivo peloteo que es lo que le conviene para que sus pulmones no se resientan. Contra el segundo demostró que ha aprendido a sufrir y que el cansancio no le nubla las ideas. El domingo llega Altuna III, el campeón de la distancia, la última gran piedra de toque para evaluar el crecimiento de Aitor Elordi.

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