Ranieri vuelve a obrar un pequeño milagro
En su regreso a Cagliari 33 años después, el veterano entrenador italiano logra un nuevo ascenso, después de coger al equipo en el puesto 14 hace apenas seis meses
Iñigo Agiriano
Miércoles, 14 de junio 2023, 11:31
Tras una vida en los banquillos, Claudio Ranieri decidió a comienzos de este año volver a sus orígenes. Aunque sus primeras experiencias como entrenador fueron en el Vigor Lamezia y en el Puteloana, fue en Cerdeña donde el italiano comenzó a hacerse un nombre. Allí, entre los años 1988 y 1990, logró dos ascensos consecutivos, llevando al Cagliari desde la Serie C a la élite del fútbol italiano.
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Aquellos éxitos le dieron a Ranieri la posibilidad de dirigir en grandes del país, como el Nápoles y la Fiorentina, y los buenos resultados cosechados en ambos equipos elevaron su fama por todo el continente. En España dirigió al Valencia y al Atlético de Madrid, y posteriormente se marchó a Inglaterra, al Chelsea, al que dirigió durante cuatro temporadas y donde logró alcanzar las semifinales de la liga de campeones en el año 2004. Sus siguientes experiencias no fueron tan gratas.
Ranieri dirigió en la Juventus, el Inter y la Roma y aunque firmó varias temporadas de mérito su prestigio cayó y dejó de optar a los grandes banquillos europeos. Fue el Mónaco, en aquel momento en segunda división, quien se fijo en él y Ranieri volvió a demostrar en el principado su nivel como entrenador. Consiguió el ascenso al primer intento y al año siguiente dejó al equipo en segunda posición. A pesar de los éxitos Ranieri no fue renovado por el conjunto monegasco, una circunstancia repetida en su carrera, llega, logra un éxito y al año siguiente es despedido por un entrenador de mayor glamour. Su siguiente aventura le llevo a la Premier, al Leicester, y lo que allí sucedió es de sobra conocido. Con una plantilla muy limitada, exprimiendo al máximo los recursos de los que disponía, el técnico romano ganó la liga inglesa, una hazaña que no tiene parangón en el fútbol británico, al menos en la era Premier.
En una muestra de la falta de memoria que tiene el fútbol, Ranieri fue despedido al año siguiente debido a una mala racha de resultados. Lo cierto es que a pesar de su nivel como entrenador, el italiano ha carecido de las habilidades de marketing que otros entrenadores poseen; y quizás por ello sus siguientes experiencias tras la gesta con el Lester han sido en equipos modestos, como el Nantes, la Sampdoria y el Watford. De hecho, Ranieri comenzó esta temporada sin equipo, hasta que a finales de diciembre recibió la llamada del Cagliari y decidió, 33 años después, volver a Cerdeña.
Sistema play off diferente
El equipo marchaba entonces en una modesta 14º posición, lejos de las posiciones de ascenso y acababa de completar una primera vuelta mediocre, con seis victorias, siete empates y seis derrotas, La llegada del veterano entrenador tuvo un efecto inmediato; sumó siete puntos en sus tres primeros partidos y debido a la tremenda igualdad de la segunda división italiana se enganchó pronto a la pelea por el play-off. Al término de la fase regular, los números eran muy distintos, nueve victorias, ocho empates y tan solo dos derrotas desde la llegada de Ranieri permitieron al conjunto sardo terminar la liga en quinta posición.
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El sistema de play off en Italia es diferente al de otros países. En el país transalpino, los equipos entre el quinto y el octavo puesto juegan primero unos cuartos de final, y los dos clubes que superan esa primera ronda se enfrentan al tercer y cuarto clasificado. El Cagliari empató a puntos con el Parma, pero al tener perdido el gol average se vio obligado a recorrer el camino más largo. Primero derrotó al Venezia por 2-1 en la primera ronda, jugada a partido único. Después se enfrentó al Parma, al que venció por 3-2 en Cerdeña, en un partido épico que perdía por dos goles en el minuto 68. El empate a cero de la vuelta permitió a los sardos jugar la final ante el Bari.
En la ida, disputada en casa, el partido terminó con empate a uno. El partido de vuelta iba por los mismos derroteros y ningún equipo parecía capaz de romper la igualada hasta que apareció Luciano Pavoletti, ídolo local para anotar en el descuento un gol que vale un ascenso. Las lágrimas de Ranieri tras el pitido final son una muestra del profundo sentimiento que mueve al técnico romano y de la especial conexión que tiene con el equipo sardo. 33 años después de aquel ascenso, Ranieri llevaba de nuevo al Cagliari a la Serie A. Cuando la multitud de seguidores desplazada comenzó a reírse del Bari por su no ascenso, Ranieri se acercó a la grada y, visiblemente enfadado, ordenó a sus hinchas que cesaran las provocaciones. Un gesto que demuestra la altura moral del italiano, un hombre que nunca ha acaparado focos, que ha dedicado su carrera a apagar incendios a sabiendas de que cuando la situación se calmara el sería el primero en ser despedido, que ha alternado grandes equipos con clubes modestos, pero que siempre ha logrado mantener su esencia allá donde ha estado. La temporada que viene, le veremos de nuevo en la élite del fútbol italiano. El Calcio ya le echaba de menos.
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