La final del talento y la veteranía
El Real Madrid y el Efes pelean por el título de la Euroliga como grandes exponentes de la genuina manera de entender el baloncesto en nuestro continente
No hay duda de que las experiencias conforman nuestra vida, como si de un sedimento se tratara. El paso de los años es testigo de ... ellas, mientras acumulamos aprendizajes, retos e incluso oportunidades que se nos presentan sin llamarlas a la puerta. Todo lo vivido no acaba en un punto y final, tratamos de que sea un continuo sin fin: «Quiero seguir, me gustaría que fuera así, quisiera repetirlo e incluso mejorarlo a pesar de que ni las condiciones ni los momentos sean los mismos».
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Anadolu Efes y Real Madrid vivirán una final de Euroliga precisamente en una temporada donde ambos equipos tuvieron un recorrido irregular. Tras un inicio extraordinario, los blancos sufrieron un bache que les afectó a nivel general y sembraron dudas, entre lesiones, bajos rendimientos y cuestiones disciplinarias. El cuadro turco pensó que con su titulo anterior sería relativamente sencillo transitar por una nueva temporada a poco que las cosas fueran similares y facilitar una cierta transición y rejuvenecimiento de su plantilla. No fue así, le costó remontar el estilo, su 'flow', sus victorias y fue uno de los beneficiarios de la salida de los equipos rusos para llegar al Top 8. A pesar de los problemas, de ser un año más veteranos y de que los pensamientos nos llevaran a expresar que sus ciclos llegaban a su fin, ambos equipos se enfrentan en la gran final.
Una final que debe ser bienvenida para quienes creemos que el baloncesto es un deporte donde el diferencial está en el ritmo, donde los equipos se convierten en sólidos por equilibrar su esfuerzo y compromiso colectivo en ambas partes del campo y donde creemos que el talento situado en el sitio correcto en el momento adecuado debe brillar por sí mismo. Ambos equipos representan esta manera de entender el baloncesto y son probablemente quienes mejor encarnen eso que nos gusta llamar 'baloncesto europeo', a diferencia de la NBA y por encima de las ligas nacionales.
Anadolu Efes, desde la llegada de Larkin y Micic, más el resto de extraordinarios complementos a su alrededor, ha mostrado una identidad muy atractiva para el espectador. Y también para ellos mismos. Velocidad de ejecución y de transición, espacios liberados en el campo para que brille la calidad individual, equipos jugando de cara al aro en cualquier espacio del ataque y rapidez y anticipación en defensa. Tiros de 3, pase extra, bloqueos directos para rotar al exterior, uso de las esquinas, rebote ofensivo; anticipación en defensa, rotaciones en defensa con cambios, físico para dominar desde el tapón y el rebote. Micic y Larkin, un año más juntos, saben más y se buscan más entre ellos para decidir cada partido, como en la semifinal. Dos estrellas de las de verdad.
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Y un Real Madrid que mantiene ese estilo tan reconocible que le ha llevado al éxito en estos últimos años. Un estilo que se perpetúa a pesar de que la plantilla envejece. Los años no parecen ser el mayor problema ya que esas experiencias les hacen mantener intacto su espíritu competitivo de la victoria. Cuanto más les cuesta el esfuerzo continuado, más trabajo táctico desde un banquillo firme, comprensible pero exigente liderado por Pablo Laso. No importan las lesiones, las bajas, estar renqueantes y cansados, siempre hay un plan debajo del brazo, claro y aprovechando cada rotación para el único beneficio que entienden: es siempre el equipo el conseguirá la victoria, esté quien esté en la pista.
Una final digna de ver, con dos equipos que en definitiva han buscado y peleado por lo que querían: ganar esta Euroliga. Una final de 'los veteranos' donde esfuerzo, talento, plan de partido y brillantez se sentarán en primera línea. Disfrutemos del baloncesto europeo.
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