Se descubre la trampa ocho años después

Aprovechando la evolución de la ciencia el Comité Olímpico Internacional está volviendo a revisar muestras recogidas en competiciones celebradas con anterioridad para tratar de destapar a infractores que no habían sido pillados por aquel entonces. Gracias a ello se siguen descubriendo engaños, como el de la atleta turca Gülcan Mingir, especialista de los 3.000 metros obstáculos, que participó en los Juegos de Londres, hace ocho años, después de haber consumido sustancias prohibidas.

Así lo acaba de asegurar el COI, que no ha dudado en suspenderla por dopaje, dejando además sin efecto los resultados obtenidos por la corredora en esa prueba. Pese a la ayuda extra, en la pista no tuvo su día ya que no logró ni de lejos pelear por las medallas, quedando en el puesto 27. Pero el premio a estar presente en esa cita, con la que todo deportista sueña, lo consiguió apenas un mes antes al proclamarse campeona de Europa de la especialidad en Helsinki, por lo que ese título ahora queda entredicho. Una competición, curiosamente, en la que también participó la española Marta Domínguez, sancionada por dopaje tres años más tarde, en 2015.

En el caso de Mingir, que por aquel entonces tenía 23 años y que el curso anteriores había logrado reinar en el Europeo junior, fue la presencia de la sustancia prohibida dehidroclorometiltestosterona, más conocida como turabinol, la que hizo saltar las alarmas en los reanálisis de las muestras recogidas en Londres. "No actuó de forma limpia, quebrando las normas del olimpismo", afirmó el COI, que aseguró que en su política de "tolerancia cero para combatir las trampas" y para hacer que cualquier persona responsable del uso o suministro de productos de dopaje rinda cuentas, seguirá efectuando los nuevos análisis hasta agosto de 2020, que es cuando prescriben las muestras guardadas en el laboratorio de Lausana.

Con este positivo son ya 126 el número de deportistas que se ha confirmado que compitieron en los Juegos de Londres dopados. De ellos 82 son atletas, y, casualidad o no, once son representantes de Turquía. Una de sus compañeras y compatriotas, Gamze Bulut, sufrió la retirada de todas las medallas recibidas entre 2011 y 2016 por irregularidades en el pasaporte biológico, entre ellas el oro que se colgó en las Olimpiadas de 2012 en los 1.500 metros, y el del Europeo de ese mismo año. Este último pasó a manos de la española Nuria Fernández, que había sido quinta, pero había sido la única de las cinco primeras que había corrido sin hacer trampas.

.