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Entre las transigencias y contagios en convivencia, el caso de Franca Rame y Dario Fo es singular. Porque, ¿quién influyó en quién? Dario Fo (1926-2016) estudió pintura y arquitectura en el Centro Brera de Bellas Artes, de Milán y, aunque ya actor de commedia italiana, parecía preferir la plástica. Casado en 1954 con la actriz Franca Rame (1929-2013), el pintor de academia y la actriz de estirpe crearon en 1959 la compañía 'Dario Fo-Franca Rame' de teatro político, popular, comprometido en contraculturas y movimientos sociales. Fo iba a ser allí dramaturgo y actor, y Rame la actriz escritora y gestora pie a tierra. Luego fueron Nuova Scena, y por fin, La Comuna. Títulos como 'Misterio buffo' (1969), 'Muerte accidental de un anarquista' (1970) y 'Aquí no paga nadie' (1974), entre otros, fueron éxito político y comercial.
Les unía el activismo contra los poderes fácticos, la mafia, el integrismo vaticano. En marzo de 1978, las Brigadas Rojas secuestran y asesinan en Roma a Aldo Moro. El terrorismo se oponía al 'compromiso histórico' entre el partido Comunista y la Democracia Cristiana. Una 'Tragedia del Caso Moro' queda inédita pero Fo escribe: «El terrorismo no desestabiliza al poder, lo fortalece por desestabilizar a la oposición, hasta moderada, y la obliga a no ser equívoca tapadera terrorista, a apoyar e impulsar leyes represivas contra los trabajadores». Una nueva versión de 'Morte accidentale…' en 1972. añade la oscura muerte del político y editor Feltrinelli, de la que culpabilizará a los servicios policiales. Como contra-información, se estrena en 1972 'Pum! Pum! Chié? La Polizia!' sobre los años de la 'estrategia de la tensión'. El Estado les acusa de cómplices de las Brigadas Rojas y la inculpación coincide con el secuestro y violación de Franca Rame en marzo del 73 y el arresto de Fo.
En 1997 Fo recibió el Nobel de Literatura por su obra dramática y en la ceremonia hizo del discurso de rigor un guion con dibujos, que redimían al Fo bufón y artista plástico ante un público atónito que iba a otra cosa. No se derechizó quien era ya una gloria nacional. En 'L'anomalo bicefalo' (2003) Dario Fo era Berlusconi y Rame Verónica Lario, exactriz esposa del primer ministro, del que se divorciaría. Tras un atentado a Putin, al italiano le trasplantan cachos del cerebro del ruso. La trama recuerda casos judiciales y políticos del italiano que habla en ruso y decide abolir leyes de su Gobierno. «Berlusconi quiere dos cerebros, uno para las declaraciones y otro para desmentirlas».
Fo y Rame luchan a favor de la ley del aborto, firman al alimón temas de pareja, libertades, feminismo, progresismo… A pocos meses de la agresión a Franca llega 'La violación', terrible texto del que las crónicas dicen que provocó desmayos. Éxito de Rame: el feminicidio, insistía, «es cultural, el violador no nace, se hace».
'Yo, Ulrike, grito' es parte de los 'Discursos sobre terrorismo y represión'. Hacia 1975 entre otros textos de agitación, 'Casa, letto e iglesia', 'Sucedió mañana', 'Un suicidio imposible, la Moeller' o 'Una madre' y antes 'La mujer sola' donde una mujer electrodoméstica habla con la vecina. Marginada, reprimida, lleva un mes sin salir y desahoga sus porqués. Son mujeres italianas y, cómo no, españolas. 'Pareja abierta casi de par en par' es del 83 y satiriza la doble moral de progres que se ven liberales pero solo el macho es libre. El acoso, trabajo y maternidad, la libertad sexual, un radicalismo al alcance, que atrae invectivas de alguna vanguardia que etiquetaba a la pareja de «los Alfonso Paso de la izquierda» en doble puñalada a Paso y a Fo.
Su versión de 'Medea' es de un feminismo audaz. El sesgo griego se desplaza y Medea no es la esposa vengativa sino una contemporánea que toma conciencia de una lacra sistémica. Y clama: «¡fracasadas, no sois otra cosa!; lo que mejor ha hecho el hombre, en su beneficio, es instruirnos en su doctrina; ¡ustedes recitan la lección contentas, de rodillas están, no se rebelan! (...) pero más vale ser recordada como bestia feroz que olvidada como cabra mansa».
Tantas obras, siempre a dúo, merecieron el Nobel. Pero, vaya hombre, se lo dieron a él.
El teatro no siempre gana batallas.
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