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Texturas muy diferentes se combinan en la mesa redonda que aborda la actualidad y el devenir de las artes plásticas, porque la disciplina es poliédrica y exhibe múltiples caras: museos, galerías de venta, coleccionistas, salas de exposición institucionales y también independientes, autogestionadas... pero sobre todo pintores, escultores, muralistas, performers, videoartistas, polifacéticos creadores... Con una selección de ellos hablamos sobre el asunto para celebrar el número 1.500 del suplemento 'Territorios'. Por la parte institucional, Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, y Beatriz Herráez, su homóloga en Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco-Artium Museoa (donde se organiza la charla). Representante de las galerías privadas es Ignacio Múgica, de CarrerasMugica; y como artistas participan Darío Urzay, Verónica Werckmeister, Ixone Sádaba y Miriam Isasi.
Se acuerda Zugaza de cuando, recién llegado al Bellas Artes después de ejercer la subdirección del Reina Sofía, en 1996, «nació 'Territorios'. Entonces no existían el Guggenheim, ni BilbaoArte, ni Artium, ni Azkuna Zentroa... y eso que llamábamos la escena vasca estaba muy definida. Luego me fui al Prado, estuve 15 años, y al regresar a Bilbao me encontré una escena mucho más abierta, rica y potente en todos los sentidos, con una estructura fundamentalmente de lo público pero también de lo privado o en coalición de ambos, con apoyo a la creación. Varias generaciones están pudiendo trabajar a nivel de la plataforma de instituciones que se ha creado». Si tiene que decir algo más cuestionable, considera que «resulta un poco centrípeta, endogámica, se ahoga en sí misma, necesita salir fuera». «Yo no hablaría de endogamia –opina Beatriz Herráez–, sino de un sentido de comunidad, de pertenencia a una forma de trabajar mantenida a lo largo de distintas generaciones».
El galerista Ignacio Múgica cuenta cómo a Manolo Borja-Villel, «siendo director del Reina Sofía, siempre le preguntaban '¿tú qué tienes que ver con los vascos que solo les expones a ellos?' Y Manolo contestaba: 'Es que son muy buenos, no es porque sean vascos'. Y la realidad es esa. Ha habido unas generaciones excepcionales que ya se van haciendo mayores, y yo no sé si hay una sustitución ahí como concepto de generación, pero me vienen a la cabeza nombres como June Crespo, entre otros, con un reconocimiento internacional. Ha habido y hay muchos».
La artista Miriam Isasi, que acaba de publicar un libro sobre su creación, considera que hay «una cobertura a la producción súper importante para seguir trabajando que no era tan amplia cuando empezamos. El formato residencia ayuda a salir fuera, refrescarnos, intercambiar y exportar lo que hacemos aquí, que va con un punto de identidad, que es lo que respiramos». Coincide con ella su colega Ixone Sádaba: «Creo que la práctica artística en el País Vasco es bastante fuerte y que es observada desde Madrid y Barcelona. Realmente hay un referente aquí. Aunque creo que últimamente se tiende a confundir la idea de empresa o de negocio más vinculada a la start-up o la innovación con la práctica artística, algo que hay que defender porque tiene una plusvalía que no tienen otros mercados».
Uno de los momentos que cambiaron el panorama de las artes plásticas en Euskadi fue la irrupción del Guggenheim. Para Zugaza, que coexistan en el mismo espacio este museo con el Artium y todo el resto, «cada uno ocupando una responsabilidad, es saludable». Ahora bien, considera «que el Guggenheim, el gran proyecto internacional de nuestro escenario, algo más podría hacer para esa labor de externalización, de apoyar los proyectos del arte y los artistas del País Vasco. En los comienzos incluso era un compromiso. En el acuerdo con el Guggenheim de Nueva York se hablaba de compartir proyectos de artistas, y se hizo con Oteiza, Cristina Iglesias... con varios. Y no digo que haya que repetir ese modelo, pero estaría bien que se involucrara más, sabiendo que es otra cosa, una aventura diferente y exitosa».
Artes Plásticas
Miguel Zugaza Director Bellas Artes
Subdirector del Reina Sofía (1994-1996), director del Prado (2002-2017) y del Bellas Artes (1996-2002) y desde 2017.
Beatriz Herráez Directora Artium
Historiadora del Arte. Fue conservadora jefe de Montehermoso, trabajó en el Reina Sofía y dirige Artium desde 2018.
Ixone Sádaba Artista
Licenciada en Bellas Artes, está especializada en fotografía, performances e instalaciones artísticas. Ahora mismo expone obra en Azkuna Zentroa.
Herráez cree que el Guggenheim responde a un momento «concreto, político y también de construcción de una serie de instituciones y de un entendimiento de lo que eran las artes visuales a finales de los años 90 y principios de los 2000. No se puede entender esa apuesta por esa infraestructura si no es en ese contexto de espacio-tiempo». Apunta a que en el año 1989 se inauguraron lugares como Arteleku, «fundamentales para entender las generaciones de artistas de las que hoy hablamos. Muchos de los que estáis aquí habéis pasado por allí. También Darío. Y las salas Rekalde y Amárica, que atienden a diferentes formas de la práctica artística o diferentes públicos, con la responsabilidad de acercar el arte contemporáneo. Todo eso permite que una estructura como el Guggenheim se asiente en el territorio y forme parte de ese sistema de museos del País Vasco que hoy es una seña, una forma de entender nuestro trabajo desde fuera».
Sobre si el público vasco está hoy más educado en el arte contemporáneo que hace unas décadas, Darío Urzay recuerda cuando a finales de los 70 se iban a Londres o Madrid a ver un Gerhard Richter «y algún compañero mío decía que aquello era una porquería. Creo que esto ha cambiado bastante en todo este tiempo». Dice que a lo largo de su extensa trayectoria ha visto muchos «volatines». «Hablamos de la escena de las artes plásticas, pero he visto tantos volatines en el arte... Y quizá ahora con la época de los 'influencers' vivimos una especie de presente continuo en que los significantes pueden cambiar en cualquier momento. Quizá ahora está de moda esto, luego estará no sé qué, y mañana no te acuerdas. ¿Tú sabes la cantidad de artistas que he visto yo pasar en todos estos años? Aparecer, desaparecer, subir, bajar... Todo eso tiene que ver mucho con las esferas de poder. Yo más que de escena hablaría de esfera. Y ahí, en las esferas, es donde se está manejando todo el cotarro internacional y nacional. Nunca se habla de las renuncias».
«Sería un proyecto precioso –apunta en ese momento Zugaza– que podríamos hacer con las vocaciones que quedaron por el camino, gente que se sabe que no ha llegado a prosperar. Sería una cosa fascinante y seguramente mucho más verdadera que algunas de las cosas que vemos». Señala que una consecuencia que puede tener un fenómeno como el Guggenheim es que «el éxito de nuestras instituciones dependa, digamos, de las audiencias, del número de visitantes, y tenemos que prevenirnos sobre eso». Asegura que lo que hacen muchas instituciones en torno al arte «tiene que ver más con la ecología que con el mercado, porque el arte es muy frágil, más que un jardín botánico. Lo ha dicho Darío, ahora se valora esto, luego se deja de valorar y la gente se retira. A pesar de todo, la sociedad respeta hoy más el arte y a los artistas».
Verónica Werckmeister, como muralista, se siente un poco al margen de esta escena de museos y artistas que exponen en ellos: «En algunos sitios empieza a llamar a la puerta el 'socially engaged art' (arte de compromiso social), y se organizan muchas exposiciones, pero hace 30 o 40 años no era así. Las instituciones empiezan a apostar por tener más muestras interactivas de este tipo de arte, que puede ser más o menos controvertido, pero es muy amplio. Desde yo, que hago murales en un barrio o donde sea, hasta Santiago Sierra, que estuvo aquí en el Artium. O Banksy».
¿Acaso ha notado Werckmeister que desde otras disciplinas se minusvalora la suya? «Yo admito la existencia de todas las formas de arte, pero sí, yo lo he sentido. Es como jugar en una liga completamente diferente. Aunque el arte comunitario no busque confrontación con el de los museos, sino colaboración con la sociedad, el arte como derecho humano, la expresión colectiva mas allá del consumo. Un mural no se puede comprar ni vender y una obra de arte con autoría compartida no es de nadie o es de todos. Eso sí, me parecería triste que cualquier expresión artística comunitaria dependiera de interlocutores de la 'primera división' para considerarse legítima».
El apoyo institucional al arte ha crecido mucho, pero... ¿existe el peligro de que con ello se coarte de algún modo la libertad del artista? Ixone Sádaba opina que «poder ser independiente te da cierta libertad, o mejor dicho, la libertad total, por eso es importante el tema de la profesionalización. El apoyo institucional es relevante y abre puertas, aunque también es muy importante que las instituciones sean conscientes de que no llegan a todos los lugares, o sea, que hay muchos niveles, como el de los espacios autogestionados, donde los artistas jóvenes puedan trabajar». «Pero, cuidado, la política cultural es un derecho que tenemos, como cualquier otro, con nuestros impuestos o lo que sea», defiende Werckmeister.
De juventud habla Múgica, al pedir un relevo generacional entre los galeristas para poder fomentar el coleccionismo entre otras generaciones. «Es que es una hecatombe, no hacen más que desaparecer galerías, y tienen que surgir iniciativas jóvenes en pequeños locales, gente con esfuerzo sin pretender tener megaespacios. Muchos no se meten en esto por los alquileres, quieren empezar a lo grande y no es posible, hay que comenzar pequeño, con artistas jóvenes y precios bajos, porque es una falacia que solo puedes comprar arte si tienes mucho dinero. Y si no logramos esto, el mercado quedará cojo».
Artes plásticas
Ignacio Múgica Galerista
Socio y codirector de la galería bilbaína CarrerasMugica, fundada en 1994.
Verónica Werckmeister Artista
Pintora, muralista y artista comercial. Licenciada en Historia y máster en arte social. Trabaja en estudio y en la calle.
Darío Urzay Artista
Licenciado en Bellas Artes, ha expuesto por todo el mundo y tiene obra en los museos españoles más importantes.
Mirari Isasi Artista y profesora
Lda. en Bellas Artes y dra. en Práctica y Teoría de la Pintura. Centra sus últimas obras en la memoria histórica y la guerra.
«Pero ¿cómo van a coleccionar los jóvenes si no tienen dónde colocarlo? –plantea Urzay–. Una de las cosas más difíciles hoy en día es la vivienda. No tiene nada que ver quién coleccionaba hace 40 años con quién colecciona hoy». «Bueno, también se puede coleccionar en formato vídeo –tercia Miriam Isasi–, lo llevas en un 'pendrive', lo proyectas con unos colegas y esa es tu pieza».
Para el final queda el último invitado en irrumpir en escena, la Inteligencia Artificial. Hoy centra una de las exposiciones estrella del Guggenheim, la de Refik Anadol, pero muchos la contemplan con temor. No es el caso de Isasi: «La IA es una herramienta más, no pienso en ella como una amenaza. Las conexiones que puede establecer el ser humano van por delante de la tecnología»
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