Jorge Maronna dirige los ensayos y compone, tanto para Les Luthiers como otras piezas musicales. efe
Jorge Maronna | Miembro fundador de Les Luthiers

«La terapia nos salvó como grupo y la recomiendo, pero tiene que ser buena»

En marzo traen a Bilbao su antología de medio siglo de trayectoria. «Vienen niños, hasta de cuatro años, y recitan nuestras obras»

Viernes, 25 de febrero 2022, 00:34

Jorge Maronna (Bahía Blanca, 1948) tiene grabada la fecha del 4 de septiembre de 1967, cuando cuatro jóvenes abandonaron el grupo I Musicisti, surgido en ... la Universidad de Buenos Aires, para crear Les Luthiers. Aquel «placer de aficionados» se convirtió en un fenómeno que ha recorrido 16 países con más de diez millones de espectadores y ha recibido premios como el Princesa de Asturias. Tras casi dos años de verse a través de pantallas, Maronna vuelve a dirigir los ensayos del sexteto con 'Viejos hazmerreíres', la antología que traen a Bilbao (Palacio Euskalduna, 7 y 8 de marzo). Busca el tono justo para acompasar sus voces, su humor atemporal y su orquesta de instrumentos casi imposibles. «La risa libera y es terapéutica», dice este músico y humorista que iba para médico.

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- Seleccionan las mejores obras en más de 50 años de trayectoria. ¿Han tenido que quitar muchas arrugas o siguen funcionando igual?

- Son obras con años de rodaje y durante todo ese tiempo hemos planchado y quitado arrugas a lo que ahora causa menos gracia, pero son detalles.

- Con la vorágine en la que estamos inmersos, ¿es sano distanciarse de los temas de actualidad?

- Ese es el material más común de los humoristas y sin duda tiene su gancho, pero desde el principio hemos intentado hacer un humor atemporal. Hay obras como 'La comisión', en la que unos politicos corruptos tratan de cambiar el himno de un país, que se hizo pensando en Argentina y en el presidente de ese momento, pero esa corrupción existe en todos los países que visitamos.

- La pandemia les sorprendió a punto de actuar en Bilbao. ¿Tardaron mucho en volver a casa?

- Llegamos justo antes de que se cerraran las fronteras, tuvimos suerte. Luego lo hemos llevado muy mal, como tanta gente del espectáculo. En diciembre nos reencontramos después de casi dos años sin vernos, aunque hacíamos un zoom todos los jueves. Las conversaciones giraban siempre en torno a la vacuna.

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- ¿Los dos miembros históricos son los que llevan la batuta?

- Claro, sí. Nos toca por nuesta edad avanzada el honor de conducir al grupo. Yo organizo y dirijo los ensayos desde hace muchos años. El nuevo espectáculo que estamos preparando lo escribimos Carlos (López Puccio) y yo y luego colaboran los compañeros.

- Van a verles familias enteras. ¿Los niños quieren ser como ustedes?

- Cada vez vienen más niños a vernos. Durante un tiempo nos acompañaba solo nuestra generación, hace diez años empezamos a ver jóvenes en la sala. Vienen niños pequeños, hasta de cuatro años, y nos recitan nuestas obras.

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- Sus castings son legendarios por su nivel de exigencia. ¿Qué requisitos debe reunir un buen 'luthier'?

- Ante todo sentido del humor, actuar razonablemente bien, tocar instrumentos (también nuevos y raros), cantar solo y con otras voces, tener mucha paciencia, ser muy trabajador...

- Siempre en masculino. ¿Incorporar mujeres cambiaría su esencia?

- No cambiaría la esencia, pero nunca nos planteamos esa posibilidad de manera estable. Sin embargo, hubo una mujer que formó parte de Les Luthiers en los inicios. Daniel Rabinovich se tomó un año para terminar Derecho y entró una violinista, Clara Rabinovich, que no era pariente. También actuamos con mujeres en espectáculos como 'Blancanieves y los siete pecados capitales'.

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Seguir sin Gerardo Masana

- Usted era el benjamín cuando empezaron, en una época convulsa. ¿Cómo sobrellevaron la dictadura?

- Empezamos con una dictadura, la del general Onganía, y luego vino la de Videla, peor todavía. Fue muy penoso. Lo nuestro no es humor político ni de actualidad y los militares nunca se molestaron por lo que hacíamos. Solo una vez nos dijeron que se había prohibido una mención al ministro de Cultura de un país dictatorial, el cabo primero Anastasio López.

- Hacen 'Lutherapia' y también han ido a terapia durante años para mantener la unidad del grupo. ¿Lo recomienda?

- Se nos hizo necesario cuando Gerardo Masana, nuestro líder, enfermó y falleció con 37 años. Era necesaria una ayuda si queríamos evitar que el grupo se disgregara. Había muchas tensiones, muchas peleas. No fue un psicoanálisis, sino una tarea de grupo. Fue muy útil, nos salvó de separarnos. Duró muchos años este trabajo con Fernando Ulloa. Aconsejamos la terapia a grupos en dificultades, pero tiene que ser buena. En Argentina estamos inmersos en ello.

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- Conservan la elegancia hasta en el baño, uno de sus temas favoritos.

- (Ríe). Es cierto, el número de 'Loa al cuarto de baño' no pierde la elegancia a pesar de estar ejecutado con una tapa de váter, un bidet, una ducha y un calentador. Es delicado y muy aplaudido.

- El humor, como la música, ¿es cuestión de ritmo?

- Totalmente. A veces, por milésimas de segundo se pasa de un efecto a otro.

- ¿Nunca se han metido en una polémica?

- Tratamos de evitarlo todo lo posible. Ahora uno ve en las redes polémicas por todo, grandes peleas, profundas y terribles, por tonterías. Nunca hemos deseado ni necesitado la polémica.

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- Como músico, ¿qué tal le suena la canción de Eurovisión?

- Lamentablemente, no la conozco.

Su orquesta de instrumentos informales

Violata

«En el show aparecen tres violatas, tres tubófonos, tres bocinetas hechas con embudos de cocina y tres tablas de lavar acompañadas por un piano tocado a seis manos. Así interpretamos una pieza de jazz».

Batería de cocina

«Es el nuevo instrumento y es de cuerda, aunque no se ven. La cuchara hace sonar la cuerda y la cacerola o sartén funciona como caja de resonancia. Es muy vistoso, pero muy difícil de afinar».

Bass-Pipe a vara

«Es histórico, el primer instrumento que hizo Gerardo. En este espectáculo no suena. Sale y se va, pero consigue una ovación. Un homenaje a Gerardo, de quien nos acordamos permanentemente».

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