Retos pendientes

Este año la noche de San Ambrosio, patrón de Milán y advocación religiosa y cultural para la temporada lírica en La Scala, tiene una importancia ... especial. Está en juego la revitalización de la ópera, la vuelta del público al gran templo de la lírica y el estreno de las reformas impuestas en la organización por Dominique Meyer, el experimentado intendente que acumula una notable experiencia previa a su llegada a Milán el pasado mes de marzo.

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Tiene a su favor el prestigio centenario de una marca comercial que es la segunda de Italia, tras Ferrari. También el apoyo del mecenazgo privado sustanciado en aportaciones superiores a los 35 millones de euros, una taquilla con el aforo completo vendido -con algunas entradas a 3.000 euros y con un 30% de extranjeros entre el público- y unas reformas tan visibles como la simplificación del organigrama, la auditoría interna y la puesta a disposición de tablets para seguir la ópera en ocho lenguas y ordenar las bebidas para el entreacto.

Además, el estreno promete con el 'Macbeth' de Verdi, con un cast que incluye a Luca Salsi -la pandemia impidió el pasado febrero su presencia en ABAO- y la Netrebko; y con Ricardo Chailly en la dirección musical y la regie de Davide Livermore -quien también ha trabajado en Bilbao-. Pero, a pesar de la espectacularidad y del éxito garantizado en la noche de San Ambrosio, los retos para la ópera en todo el mundo siguen siendo los mismos: La vuelta estable del público, el recambio generacional, la reducción de los costes y el abaratamiento de los precios, las producciones sobre los temas de actualidad, etc…

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