Nuria Espert: «Con las botas puestas es una buena forma de morir en el escenario»
La incombustible dama del teatro, que llega este viernes al Arriaga con 'La isla del aire', evita hablar de retirada definitiva. «Me tomaré un descanso»
Francisco Griñán
Miércoles, 25 de octubre 2023, 08:20
Mucho se ha hablado del adiós de Núria Espert (Hospitalet, 1935), después de que anunciara en abril pasado que no aceptaría «ningún proyecto más». Si algo queda claro en esta entrevista es que no quiere hablar de retirada, sino de «descanso» después de la gira de 'La isla del aire', la obra escrita por Alejandro Palomas y dirigida por Mario Gas que la trae desde el viernes al domingo al Teatro Arriaga. Sea o no su última entrevista en este periódico, la actriz se ha ganado el apelativo de 'La Espert' después de toda una vida subida a las tablas y de las que se resiste a bajar. Entre otras cosas porque le encanta su papel de matriarca en esta obra en la que hace reír al público, algo a lo que a sus 88 años confiesa no estar acostumbrada.
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– Se dijo que usted se iba a retirar, aunque después aclaró que le quedaba toda esta gira. ¿Podemos llamarla gira de despedida?
– La podemos llamar una gira exitosa, maravillosa y memorable, ya que hasta el final tengo por delante varias decenas de representaciones. Esa cosa de que yo iba a terminar con el teatro fue un malentendido. Yo quería explicar que tardaría mucho en dejar 'La isla del aire' porque su éxito nos empujaba y se iba a prolongar. Eso se interpretó como que no iba a actuar más y eso es una confusión porque pocas veces he estado tan ilusionada como con 'La isla del aire'.
– ¿Entonces aceptará más proyectos?
– Eso quiere decir que querré descansar y no me lanzaré como hago siempre de forma inmediata sobre algo nuevo cuanto estoy terminando el éxito anterior. Esto va a ser diferente porque la gira es también más larga de lo habitual. Me tomaré después un descanso.
– ¿Lo de morir con las botas puestas en el escenario pasa por su cabeza?
– Esa es una buena manera de morir. Con las botas puestas, con las zapatillas puestas o con el traje de luces. Todo es hermoso en esta vida cuando se ha trabajado mucho, has amado tu profesión, te has sacrificado y has recibido el cariño de la gente que te ha permitido estar muchos años en la vanguardia del teatro de calidad.
– ¿Se imagina su vida sin el escenario?
– No, porque para mí es un lugar de alegría, de tensión y, también, de temor. Cuando empiezas un espectáculo tardas unos días en saber si has conectado con la gente y que los espectadores vean la obra como suya. Eso que me ha pasado muchas veces en la vida es el escenario, una casa mágica.
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– ¿Cómo es Mencía, la matriarca de la familia en 'La isla del aire'?
– Es un personaje muy divertido y magnético que interpreto con ilusión. Es muy dulce escuchar las carcajadas, porque habitualmente mis papeles no crean esa reacción del público. Esta función me proporciona el premio de la risa y de la emoción que es muy fuerte. Me he encontrado con ese bombón que es un impulso para afrontar esta gira tan larga. Es un espectáculo divino y con un reparto extraordinario. La sociedad reacciona ante los problemas, pero también necesita que le ayudemos a vivir con alegría.
– ¿Ayudar a vivir es la función del teatro?
– Sí, además de otras funciones como la de entretener y reflexionar, pero la más importante es que estamos juntos y que la emoción pase directamente de la cara del actor al corazón del espectador.
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– ¿Qué le queda por hacer?
– Esto no se sabe nunca. No es algo que puedas programar y que suceda ipso facto. He tenido una carrera llena de flores y de espinas, de amistades que han forjado una gran familia que nos protegemos los unos a los otros. Siempre he querido conectar con el público. Pero antes de eso, en 'La isla del aire' lo primero ha sido conectar entre nosotras, entre las actrices. Ahí es donde se produce el primer milagro y, después si tienes suerte, continúa en el espectador.
– El cine y la televisión tienen una presencia testimonial en su carrera. ¿Qué diferencia al teatro?
– Desde que era niña he escuchado eso de que el teatro iba mal. Por el interés del público compiten ahora más aspirantes audiovisuales que son fuertes, pero el teatro se lleva el gato al agua cuando lo que se pone por delante es el ser humano al contarte una historia que no olvidarás, que te traerá recuerdos de tu propia vida, te llenará de esperanza y te mostrará las contradicciones de la sociedad. Ese mosaico solo lo tiene el teatro.
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– Entre sus muchos personajes ha encarnado a La Xirgú. ¿Qué le parece ya que se hable de usted como La Espert?
– Bueno, esto sí que es un elogio, compararme con Margarita Xirgú. Era muy joven cuando empezó a verme el público y hemos crecido juntos, por lo que me ha regalado el 'la' como si fuera de la familia. Me emociona lo de 'La Espert'. Ojalá me lo merezca.
– ¿Es tiempo de balance?
– No soy de mirar atrás. Ni nada nostálgica. Mis comienzos fueron muy duros y ahora con la distancia parecen tiernos. Lo que te puedo decir es que estoy feliz de haberlo vivido.
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– Tras esta gira, ¿qué pasará?
– ¿Quién sabe? No sé lo que pasará después de esta entrevista.
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