'Cuento de Navidad' hasta el domingo en el Euskalduna

De jueves a domingo se representará en el Euskalduna el 'Cuento de Navidad' de Charles Dickens, publicado en 1843. En origen no se trataba de una obra proselitista del cristianismo, aunque indudablemente estaba imbuida de él, de la tradición religiosa europea. Una tradición que se resiste a desaparecer aunque sobre el tablado del palacio de congresos no se cita al elefante en la habitación, al Niño Jesús que nace el 25 de diciembre y que en el texto original se cita de modo tangencial e irónico.

La tarde del 24 arranca y el día 25 culmina esta adaptación que en su estreno enel Euskalduna, este jueves, congregó a 1.100 espectadores, muchos niños, en el auditorio principal, donde sólo se abrió la parte de abajo. Se supone que la asistencia se mantendrá o crecerá en los tres días que quedan.

Este jueves la función sólo duró 62 minutos («qué corto», se quejó una madre al acabar, con razón teniendo en cuenta que se anunciaba que la obra duraría 75 minutos), aunque se superaron todas las expectativas. La música llegó en playback (asumible), hubo siete números musicales (la narración cursa muy teatralizada), los nueve actores estuvieron muy bien (desde el protagonista, el señor Scrooge, personificado por Juan Fernández, hasta el niño Tim), el vestuario dio el pego, y el atrezzo mantuvo el tipo aunque pareció calculado para escenarios menos inmensos que el del Euskalduna, y a la salida los niños del patio de butacas se veían contentos.

Ya conocen la historia. El señor Scrooge, un personaje hosco y egoísta, es hermético a la bonhomía que se respira en Navidad. Es un 'hater' de libro, algo excepcional antaño, en la época victoriana, y cada vez más frecuente hogaño, en plena decadencia irremediable de Europa. Y a Scrooge se le aparecen en Nochebuena tres fantasmas, los espíritus de la Navidad pasada (chilló un poco la actriz, la única pega que se nos ocurre), presente y futura, que le hacen cambiar de visión vital.

Todo adornado por esos siete números musicales, entre las baladas y el swing, con números corales ('Santa Claus llegó a la ciudad', un fugaz 'Jingle bells', el adiós con '¿Cómo será la estrella que brilla por mí?') o más reducidos en su formato (el dúo materno-filial a lo Bob Fosse '¿Oyes lo que oigo?' o el tema de Scrooge en solitario en el que cambia su cosmovisión).

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